El escenario político francés se encuentra en un estado de agitación y desorden tras las recientes elecciones europeas, con la derecha tradicional francesa profundamente fracturada y en desacuerdo sobre su futuro. Emmanuel Macron, quien convocó elecciones legislativas anticipadas el domingo tras su revés en las elecciones europeas, ha dejado a la derecha francesa en un estado de desorientación y conflicto interno.
Eric Ciotti, el presidente de Los Republicanos (LR), ha desatado una ola de indignación y rebelión dentro del partido al proponer una alianza con el partido de extrema derecha de Marine Le Pen. Esta propuesta ha provocado que los altos cargos del partido conservador anuncien su destitución. La decisión se tomó por unanimidad durante una reunión de la dirección, que tuvo lugar en un edificio distinto al de la sede del partido, cerrada con llave por Ciotti, quien se encuentra aislado y rechaza dimitir.
La propuesta de Ciotti de unirse a la extrema derecha ha sido condenada por los líderes del partido. Annie Genevard, la secretaria general y número dos del partido, quien asumirá la presidencia interina junto a François-Xavier Bellamy, ha declarado que Ciotti está en «ruptura total» con los estatutos y la línea adoptada por Los Republicanos.
El conflicto ha llevado a una situación surrealista en la que Ciotti, a pesar de su aislamiento y destitución, insiste en que sigue siendo el presidente de LR y se niega a dimitir. Ha acusado a los líderes del partido de violar los estatutos del partido y ha amenazado con «consecuencias penales».
La idea de una alianza con el partido ultraconservador ha provocado una reacción enérgica de los miembros del partido de derecha moderada, que ven en ella una traición a sus principios. Además, temen que este paso rompa el cordón sanitario contra los ultraconservadores que ha estado en vigor durante décadas.
Ciotti, que fue elegido al frente del partido en 2022, justificó su propuesta de alianza argumentando que Francia se enfrenta a un peligro tanto del bloque centrista del presidente Macron como de una alianza de izquierdas. Sin embargo, sus palabras han provocado una reacción de indignación en las filas del partido, que se considera heredero del RPR y la UMP de los presidentes Jacques Chirac y Nicolas Sarkozy, y descendiente del gaullismo, movimiento inspirado por el general Charles de Gaulle.
El Partido Socialista, el Partido Comunista, y otras agrupaciones de izquierdas también han comenzado a planificar sus candidaturas para las próximas elecciones, presentando candidatos en cientos de circunscripciones electorales.
La situación en Los Republicanos se ha vuelto cada vez más caótica, con reuniones llevadas a cabo en lugares insólitos y declaraciones de los altos cargos del partido denunciando a Ciotti como un traidor. También ha habido llamamientos para que se celebre una votación de los militantes antes de tomar decisiones tan importantes.
Mientras tanto, el partido ultraconservador de Le Pen ha aplaudido la propuesta de Ciotti, con su presidente, Jordan Bardella, elogiando su «valor» y calificándolo como el «único legítimo» tras una elección interna.
Las tensiones no se limitan a la derecha francesa. También hay desacuerdos en el flanco ultraderechista, con Marion Maréchal, la número dos del partido ultraderechista Reconquista y sobrina de Le Pen, rompiendo con el presidente de su partido, Éric Zemmour, y pidiendo apoyo a los candidatos de la alianza entre los ultraderechistas de RN y la derecha tradicional de LR.
En resumen, el panorama político francés se encuentra en un estado de caos y desorden, con la derecha tradicional fracturada y en desacuerdo sobre su futuro. La propuesta de una alianza con la extrema derecha ha causado una profunda división y ha dejado al partido en un estado de incertidumbre y conflicto.