La reciente reunión en la sede de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya, Países Bajos, entre Venezuela y Guyana, marca un nuevo capítulo en la larga controversia territorial que ambos países tienen en torno a la Guayana Esequiba. Este territorio en disputa, que abarca casi 160 000 kilómetros cuadrados ricos en petróleo y minerales, se ha convertido en el centro de un conflicto que data de la era colonial.
Samuel Moncada, el representante permanente de Venezuela ante la ONU, estuvo presente en la reunión. Sin embargo, Moncada enfatizó que la participación de Venezuela en esta reunión no constituye un reconocimiento de la jurisdicción de la CIJ en el caso. Este punto es de especial relevancia ya que el diplomático venezolano ha denunciado la decisión de Guyana de llevar el caso a la Corte como una transgresión del Acuerdo de Ginebra y la legalidad internacional.
El mencionado Acuerdo de Ginebra, suscrito en 1966, es considerado por Venezuela como la solución al conflicto. Moncada instó a Guyana a retomar las negociaciones para encontrar una solución a la disputa por medio de este acuerdo. La postura de Venezuela es clara y se mantiene invariable a pesar del paso del tiempo y las acciones tomadas por Guyana.
El pueblo venezolano ha mostrado su apoyo a esta postura. En diciembre de 2023, la mayoría de los venezolanos votaron a favor de defender los derechos del país en este conflicto. Ese voto incluía la idea de anexar al mapa de Venezuela la zona de disputa con Guyana. Moncada ratificó su compromiso de defender la soberanía del país y aseguró que el gobierno está siguiendo el mandato popular en esta cuestión.
La historia de esta disputa fronteriza se remonta a la época colonial. El territorio de la Guayana Esequiba fue reclamado por las potencias coloniales de entonces, con España en el caso de Venezuela, y los Países Bajos y el Reino Unido en el caso de Guyana. Con el paso del tiempo, la herencia de estas reclamaciones coloniales ha dado lugar a una compleja controversia territorial que todavía se resiente en las relaciones entre ambos países.
El caso de la Guayana Esequiba es un ejemplo de cómo las herencias coloniales pueden afectar a las relaciones internacionales contemporáneas. A pesar de los esfuerzos por resolver la situación a través de acuerdos como el de Ginebra, la disputa persiste. Mientras tanto, el territorio en cuestión, rico en petróleo y minerales, sigue siendo un punto de tensión entre Venezuela y Guyana.
En este contexto, la reciente reunión en la Corte Internacional de Justicia se presenta como un nuevo intento por avanzar en la resolución de este conflicto. A pesar de la posición de Venezuela de no reconocer la jurisdicción de la CIJ en el caso, la presencia de ambos países en la reunión indica una voluntad de seguir buscando una solución pacífica y justa a la disputa territorial.
La continuidad de este conflicto y su eventual resolución tendrán un impacto significativo en las relaciones entre Venezuela y Guyana, y podrían tener repercusiones en toda la región. Por lo tanto, es crucial seguir de cerca los desarrollos en torno a la disputa por la Guayana Esequiba.