El impacto de DeepSeek en la inteligencia artificial
Una pequeña empresa china ha logrado derrumbar el castillo de naipes de la inteligencia artificial (IA) generativa que tan cuidadosamente habían edificado un puñado de gigantes tecnológicos. Hasta hace una semana, la única duda que pendía en torno a esta industria era si habría suficientes contratistas para construir todos los centros de datos y las plantas energéticas necesarias para alimentar su constante crecimiento. Pero la irrupción de DeepSeek lo ha puesto todo patas arriba. Su modelo R1 parece ser igual o superior que la última versión de ChatGPT, pero se ha desarrollado con muchos menos recursos. La herramienta es gratuita y de código abierto, lo cual supone una amenaza comercial para las grandes corporaciones que hasta ahora dominaban el mercado y abre la puerta a la proliferación de nuevos desarrolladores. Y, no menos importante, ha surgido en China, a pesar del embargo a las exportaciones de chips que EE UU impuso sobre ese país precisamente para evitar que le gane en la carrera de la IA. DeepSeek es solo la punta de lanza: Qwen 2.5 Max, del gigante chino Alibaba, también se ha colocado estos días entre los modelos más potentes del mercado. Silicon Valley ya no tiene el monopolio intelectual de la IA.
Implicaciones geopolíticas y comerciales
El momento de la aparición de DeepSeek, solo una semana después de la toma de posesión de Trump, está cargado de simbolismo por varios motivos. La competición EE UU-China por la hegemonía está llamada a ser la gran rivalidad geopolítica del siglo XXI. Es un golpe para el orgullo estadounidense y la idea de la recuperación de la grandeza que el líder republicano ha tomado por bandera. Silicon Valley, como visibilizó la presencia de los jefes de las mayores tecnológicas en la investidura de Trump, se ha convertido en aliada del nuevo Ejecutivo, pero ni siquiera esa poderosa corte de multimillonarios que encabeza Elon Musk parece suficiente para garantizarle la primacía en la IA frente a China. Y sucede justo cuando crecen el caos y la confusión por los aranceles aplicados a México, Canadá y China, que ya han prometido respuesta, en lo que puede ser el inicio de una nueva guerra comercial a gran escala.
El desafío de las sanciones y la resistencia china
China no solo ha sido capaz de crear un modelo más eficiente, sino que lo ha hecho bajo unas estrictas sanciones. Agathe Demarais, experta en Geoeconomía del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR), un think tank paneuropeo, suele comparar las sanciones con los antibióticos: si se abusa de ellos, generan resistencias en quienes las sufren y pierden su efectividad. “DeepSeek es un ejemplo de cómo las políticas estadounidenses para restringir el acceso de China a su tecnología punta pueden resultar contraproducentes, al empujar a las empresas chinas a encontrar formas ingeniosas de eludir las medidas”, señala por correo electrónico. Autora de Backfire, un libro donde analiza cómo la política de sanciones se está volviendo contra EE UU como un bumerán, no cree que Washington vaya a rectificar. “Es poco probable que los avances de DeepSeek impulsen a Estados Unidos a cambiar de estrategia en los controles de exportación a China”.
Reacciones del mercado y el sector tecnológico
Seguir la pista del dinero suele ser una buena forma de medir la dimensión de un fenómeno. Y el efecto DeepSeek ha traqueteado con fuerza los mercados. La compañía no cotiza en Bolsa, por lo que su valor es desconocido. Pero mientras las redes sociales empezaban la semana echando humo comentando la repentina aparición de una misteriosa firma china que se había colocado de la noche a la mañana como la aplicación más descargada de EE UU y tomado asiento en el elitista banquete de la IA, la sesión de Wall Street del lunes fue toda una carnicería para las tecnológicas. El Nasdaq se desplomó un 3%, las pérdidas rondaron el billón y medio de dólares, el equivalente al PIB de España, y Nvidia, la empresa más valiosa del mundo por su dominio indiscutible de la producción de procesadores GPU (los usados para entrenar modelos de IA), se vio rebasada por Apple y Microsoft tras hundirse un 17% y volatilizar 569.000 millones de euros, la mayor destrucción de valor en un día de la historia de la Bolsa. Las réplicas del seísmo afectaron también a empresas proveedoras de energía e infraestructuras de centros de datos.
El futuro de la inteligencia artificial: ¿democratización o crisis?
Desde entonces, se ha desatado una batalla entre dos visiones: quienes defienden que la llegada de DeepSeek abre una vía de agua insalvable para el modelo de negocio de grandes inversiones en capacidad de cómputo —del que se beneficiaban hasta ahora Nvidia, Broadcom y otras tecnológicas—, y quienes creen que la democratización de la IA beneficiará a todo el sector. Los analistas del banco suizo UBS respaldan la segunda tesis. En un reciente informe apuntan que DeepSeek no viene a sustituir, sino a complementar. Que hay espacio para todos. Algo así como una IA a dos velocidades, la low cost y la premium de los modelos más complejos. “La experiencia de la industria del móvil muestra que la introducción de teléfonos inteligentes más baratos supuso una adopción más amplia a nivel mundial, mientras que los líderes de la industria han seguido dominando el segmento de alta gama”. iPhones y Xiaomis.
El reto energético
El dinero recaudado por OpenAI (unos 18.000 millones de dólares) se dedica básicamente a pagar procesadores de última generación y la electricidad que consumen al estar funcionando día y noche durante las fases de entrenamiento e inferencia de los modelos. Como estos se construyen con bases de datos cada vez más extensas, la capacidad de cálculo necesaria para completar el proceso también crece. Eso, sumado al creciente número de usuarios, ha hecho que se necesiten más centros de datos, lo que a su vez está poniendo en aprietos la red energética de EE UU, incapaz de asumir el aumento de la demanda asociado a la infraestructura de la IA. La respuesta del presidente de EE UU, Donald Trump, ha sido la alianza Stargate, que presentó en su segundo día en el cargo y que implica la inversión de hasta 500.000 millones de dólares en cuatro años.
Misma partida, nuevos jugadores
¿Cómo se reorganizará el sector tras la irrupción de DeepSeek? ¿Corre peligro la posición de dominio de la media docena de empresas estadounidenses que han controlado hasta ahora este mercado? Pat Gelsinger, consejero delegado de Intel hasta hace dos meses, opina que no. En una publicación en LinkedIn, desveló que ha estado llevando la contraria al mercado y comprando acciones de Nvidia, aprovechando su caída para acumular a un precio más barato. “Hacer que los recursos informáticos estén ampliamente disponibles a precios radicalmente más bajos impulsará una expansión explosiva, no una contracción del mercado”, augura. Como todo cambio en el statu quo que llega sin avisar, las reacciones han oscilado entre la fascinación, el desconcierto, la desconfianza, e incluso el menosprecio.
“Deepseek R1 es uno de los avances más asombrosos e impresionantes que he visto nunca y, al ser de código abierto, un profundo regalo para el mundo”. Así lo ve el tecnomillonario (y mecenas de la campaña de Trump) Marc Andreessen, cofundador de Netscape y uno de los inversores más influyentes de Silicon Valley. Olivier Blanchard, execonomista jefe del FMI y profesor del MIT, también está en el grupo de los deslumbrados. Su primera reacción a DeepSeek fue decir que se trata del mayor shock positivo para la productividad de la historia. Preguntado por este diario, desarrolla ese comentario: “En el pasado hubo muchas invenciones con efectos importantes en la productividad, como la electricidad, los automóviles o la fusión nuclear. Pero lo que podían hacer fue en gran medida gradual, aprendido con el tiempo. En este caso, sucedió en un día: el descubrimiento de que el coste de una tecnología determinada, de uso general, era mucho menor de lo que pensamos, tendrá un impacto importante en muchos sectores de la economía”.
artículo original de: https://elpais.com/economia/2025-02-02/china-inaugura-una-nueva-era-de-la-inteligencia-artificial.html