Reescribiendo el Título: Un Desafío para Kamala Harris: Certificar la Victoria de Trump el 6 de Enero


En el contexto de las elecciones en Estados Unidos, el 6 de enero se ha convertido en una fecha clave que suscita gran atención. Este día, en el que el Congreso debe certificar los resultados de las elecciones presidenciales, se ha visto envuelto en controversia y tensión política. En este artículo, exploraremos el desafío que afronta Kamala Harris en su papel como vicepresidenta al tener que certificar una hipotética victoria de Donald Trump, y analizaremos el contexto político y las implicaciones de este proceso.

El Rol de Kamala Harris


Kamala Harris, como vicepresidenta de Estados Unidos, tiene la responsabilidad constitucional de presidir la sesión conjunta del Congreso en la que se certifican los resultados de las elecciones presidenciales. Este rol, aunque principalmente ceremonial, se vuelve crucial en situaciones donde los resultados electorales son disputados o generan controversia. En este escenario hipotético, Harris se enfrentaría a la difícil tarea de gestionar un proceso que podría estar acompañado de protestas y desacuerdos políticos, todo bajo la mirada atenta de la nación y el mundo.

La Importancia del 6 de Enero


El 6 de enero marca el final del proceso electoral en Estados Unidos. Es el día en que el Congreso debe certificar los votos del Colegio Electoral, confirmando así al ganador de las elecciones presidenciales. Aunque este procedimiento es generalmente una formalidad, se convierte en un evento de alta tensión cuando los resultados son impugnados. La posibilidad de que Donald Trump vuelva a postularse y gane las elecciones añade una capa adicional de complejidad, dado su historial de disputas sobre la legitimidad electoral.

Tensión Política y Social


La política estadounidense ha estado marcada por una polarización creciente, y la figura de Trump ha sido central en este fenómeno. Su hipotética victoria en unas elecciones futuras podría intensificar aún más las divisiones. Para Kamala Harris, certificar estos resultados no solo sería un desafío político, sino también un acto que podría tener repercusiones en su imagen pública y en su relación con los votantes demócratas y republicanos.

El Proceso de Certificación


El proceso de certificación de los resultados electorales es un evento protocolar donde los votos del Colegio Electoral son contados y validados. Sin embargo, si hay objeciones por parte de congresistas a los resultados de algún estado, se puede abrir un debate en ambas cámaras del Congreso. En este contexto, el papel de Kamala Harris sería crucial para mantener el orden y asegurar que el proceso se desarrolle de acuerdo con la Constitución.

Implicaciones para el Futuro


La certificación de una victoria de Trump por parte de Kamala Harris podría tener implicaciones significativas para el futuro político del país. Podría influir en las dinámicas internas del Partido Demócrata, así como en la manera en que los estadounidenses perciben el sistema electoral y la democracia en general. Además, podría afectar las futuras relaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo.

Reflexiones Finales


El escenario en el que Kamala Harris se ve obligada a certificar una victoria de Donald Trump es, sin duda, un reto de gran magnitud. Este evento no solo pondría a prueba su capacidad de liderazgo y neutralidad, sino también la resiliencia del sistema democrático estadounidense. En un contexto de creciente desconfianza hacia las instituciones, el manejo de este proceso podría tener un impacto duradero en la política y la sociedad de Estados Unidos.

En conclusión, el potencial desafío que Kamala Harris enfrentaría el 6 de enero en la certificación de una victoria de Trump es un reflejo de las complejidades y tensiones inherentes al actual panorama político estadounidense. Este evento, aunque hipotético, sirve como un recordatorio de la importancia de los procesos democráticos y de la necesidad de un liderazgo que pueda navegarlos con integridad y compromiso hacia la unidad nacional.

EL PAÍS

La Certificación Presidencial y el Tenso Recuerdo del Capitolio

Para proceder a la **certificación del nuevo presidente** en los Estados Unidos, el **Código Estadounidense** estipula de manera clara en su sección decimoquinta del capítulo tercero del libro primero: “El Congreso se reunirá el sexto día del mes de enero siguiente a la reunión de los electores. El Senado y la Cámara de Representantes lo harán en el Salón de la Cámara de Representantes a la una de la tarde de ese día, y el presidente del Senado será el funcionario que los presida”. Estos electores son los encargados de representar a cada Estado, y su función es atestiguar el resultado de las elecciones presidenciales. Esta semana, el candidato republicano **Donald Trump** ha asegurado un segundo billete a la Casa Blanca, una victoria que sucede cuatro años después de haber incitado un asalto al **Capitolio** mientras se certificaba el triunfo de **Joe Biden** en 2020.

El rol de presidente del Senado, según la ley, recae en el vicepresidente, o en este caso, la **vicepresidenta**. Así que, el próximo 6 de enero, que marcará el **cuarto aniversario del ataque al Capitolio**, la vicepresidenta **Kamala Harris** se enfrentará a un reto nada envidiable: certificar la victoria electoral de su oponente. No es común que un vicepresidente, que además es candidato en una elección, tenga que presidir un evento que simboliza su propia derrota política. Esta situación ya la vivieron **Al Gore**, vicepresidente de **Bill Clinton**, cuando perdió en 2000 frente a **George Bush** hijo, y **Richard Nixon** en 1961 tras su derrota contra **John F. Kennedy**. Nixon tuvo al menos la satisfacción de certificar su propia victoria el 6 de enero de 1969, circunstancia que **Hubert Humphrey** prefirió evitar por completo.

En ninguno de estos casos, el vencedor había sido presidente anteriormente, y desde luego, ninguno de ellos tuvo que afrontar el **escenario** de certificar su victoria en el aniversario de un día tan caótico como el 6 de enero de 2021. Ese día, tras negarse a aceptar su derrota durante semanas, Donald Trump convocó a miles de sus seguidores a un mitin en Washington, después del cual marcharon hacia el Capitolio y lo allanaron con violencia. El resultado fue trágico: al menos **140 agentes** heridos, un policía y tres atacantes muertos, mientras Trump permanecía en la Casa Blanca observando los acontecimientos por televisión sin intervenir.

Kamala Harris, en aquellos días senadora por California y vicepresidenta electa, estaba en el Capitolio el día del ataque por la mañana, participando en una comisión del **Comité de Inteligencia** del Senado, antes de marcharse. En el primer aniversario de esa jornada, Harris rememoró el día como un momento oscuro para la democracia de Estados Unidos, destacando el sentimiento de vulnerabilidad y el caos que reinó en el Capitolio: “El 6 de enero, todos vimos cómo sería nuestra nación si las fuerzas que buscan desmantelar nuestra democracia triunfan. La **anarquía**, la violencia y el caos”.

“¡Colguemos a Mike Pence!”

Uno de los mitines más importantes de la campaña de Harris fue en el mismo lugar donde Trump había azuzado a sus seguidores con mensajes incendiarios que culminaron en el asalto al Capitolio. La turba tenía como objetivo detener la certificación de Biden y en su lista de blancos estaba el entonces vicepresidente **Mike Pence**, a quien Trump presionó para que interviniera en el recuento de votos electorales. “Espero que te plantes, por el bien de nuestra **Constitución** y por el bien de nuestro país”, le dijo Trump, pese a que legalmente no estaba en sus manos detener el proceso. La multitud avanzó hacia el Congreso al grito de “¡Colguemos a Mike Pence!”.

El suceso fue objeto de una exhaustiva investigación realizada por una comisión bipartidista de la Cámara de Representantes, compuesta por siete demócratas y dos republicanos. Durante 18 meses, la comisión realizó más de 1.000 entrevistas, revisó un millón de documentos y citó a unos 100 testigos. El informe concluyó de manera contundente: «La causa última del 6 de enero fue un solo hombre, el expresidente Trump, al que muchos otros siguieron. Nada de lo que pasó en aquella jornada habría sucedido de no haber sido por él».

Dentro de la transición pacífica del poder, que tanto Harris como Biden han prometido facilitar, el 6 de enero se certificarán los 312 votos electorales para un candidato cuya inhabilitación muchos demócratas votaron a favor en febrero de 2021, durante su segundo **impeachment**. Entre las voces destacadas se encuentra **Hakeem Jeffries**, líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, quien solía referirse a Trump como “insurrecto en jefe”. Muchos de estos políticos también defendieron la teoría jurídica de que la decimocuarta enmienda de la **Constitución** descalificaba a Trump para postularse nuevamente debido a su rol en el ataque al Capitolio, aunque el Tribunal Supremo rechazó esta interpretación.

Otro personaje clave el 6 de enero de 2025 será **Mitch McConnell**, líder de la minoría republicana en el Senado. Anunció que dejará su puesto de liderazgo en enero, aunque mantendrá su cargo de senador hasta 2027. Tras el asalto al Capitolio, McConnell fue claro al describirlo como una “insurrección violenta” provocada por Trump y otros líderes que alimentaron a las masas con falsedades sobre el fraude electoral. Sin embargo, McConnell votó en contra del impeachment. Su opinión personal sobre Trump quedó reflejada en un libro reciente del periodista **Michael Tackett**, donde McConnell describe a Trump como “estúpido y malhumorado”, un “ser humano despreciable” y un “narcisista”. Tras la reciente victoria de Trump, McConnell calificó las noticias como “un día ciertamente feliz para el **Partido Republicano**”.

artículo original de: https://elpais.com/internacional/elecciones-usa/2024-11-08/el-peor-trago-de-kamala-harris-certificar-la-victoria-de-trump-el-6-de-enero.html

Deja una respuesta