El Rey identificó a un responsable en el caos: la desinformación

EL PAÍS

La Desinformación en Tiempos de Crisis: Un Fenómeno que Amenaza la Cohesión Social

En un contexto de caos y confusión generalizada, la reciente visita de las autoridades a Paiporta se ha convertido en un reflejo de los desafíos que enfrenta la sociedad actual. Mientras el presidente y la reina enfrentaban momentos de tensión en un ambiente cargado de barro y tensiones, un episodio menos visible pero igualmente significativo surgió entre la multitud. Un grupo de jóvenes, presas de la emoción, clamaba al Rey Felipe VI que asumiera el control de la situación, criticando abiertamente el estado de la democracia actual. En medio de este tumulto, el Rey, con determinación, advirtió sobre los peligros de la intoxicación informativa: “No hagáis caso a todo lo que se publica porque hay mucha intoxicación informativa. Hay personas interesadas en que el enfado crezca, ¿para qué? Para que haya caos. Hay mucha gente interesada en esto”.

Esta interacción, captada por los equipos de Antena 3, posee un simbolismo profundo. En medio de los desafíos que presenta una crisis de tal magnitud, el jefe del Estado subrayó la amenaza que representa la desinformación en la actualidad. Es evidente que el Rey percibe el impacto significativo de la intoxicación informativa en el tejido social, hasta el punto de compartir esta preocupación con aquellos que han sufrido pérdidas personales directas. Mientras la población enfrenta el dolor de la pérdida y el agotamiento tras días de abandono, emerge un patrón preocupante: la proliferación de narrativas tóxicas que buscan explotar estas tragedias.

En un momento en que el clamor popular exige respuestas y explicaciones, es crucial reconocer la existencia de una maquinaria perfectamente coordinada que busca incendiar el descontento social. Esta estrategia de desinformación no se limita a difundir fake news, sino que se extiende a la propagación de bulos, medias verdades y falsedades diseñadas para confundir y exacerbar las tensiones preexistentes. Al señalar la importancia de los diseminadores de veneno, el Rey no minimiza la realidad del desastre administrativo, sino que llama la atención sobre la manipulación de las emociones colectivas.

En este contexto, la industria del odio y el bulo encuentra un terreno fértil. Trabajando incansablemente para convertir el dolor real en protestas y, finalmente, en caos, estos actores aprovechan las crisis para fomentar la discordia social. Ejemplos recientes, como los disturbios en el Reino Unido y los intentos de incitar a la violencia en Mocejón, ilustran este patrón. En ambos casos, las tragedias reales fueron explotadas con fines divisivos, utilizando la desinformación para avivar el odio.

En Paiporta, los rumores de infiltración de grupos ultras de extrema derecha subrayan la importancia de abordar esta instrumentalización de la tragedia. La intoxicación informativa que menciona el Rey va más allá de las noticias falsas; es un esfuerzo concertado por distorsionar la realidad y polarizar la opinión pública. Este fenómeno se manifiesta en la difusión masiva de vídeos emotivos empaquetados con mensajes de odio, culpando a diversos grupos y entidades por la crisis actual.

La estrategia subyacente es clara: cambiar continuamente el foco de atención para sembrar el miedo y la desconfianza. Las plataformas digitales, como Telegram, X e Instagram, se convierten en vehículos para esta campaña de desinformación, inundando las redes con contenido que crispa los nervios y alimenta el caos. Esta táctica no solo busca manipular la percepción pública, sino también socavar la cohesión social en un momento crítico.

El informe de la Estrategia de Seguridad Nacional de 2021 destaca la gravedad de estas campañas de desinformación. A diferencia de las fake news o la información errónea, estas campañas buscan distorsionar la realidad de manera coordinada, utilizando múltiples medios para alcanzar audiencias amplias con contenido manipulado. Su objetivo es sembrar la confusión y erosionar la cohesión social, representando una amenaza directa a la Seguridad Nacional.

En un mundo donde la desinformación se ha convertido en una amenaza de primer orden, es esencial que figuras públicas como el Rey Felipe VI aborden esta problemática. Su intervención en Paiporta no solo pone de manifiesto la gravedad de la situación, sino que también subraya la necesidad de desmantelar la maquinaria que fabrica y distribuye estas narrativas tóxicas. Enfrentar este desafío requiere un esfuerzo colectivo para reconocer y contrarrestar la influencia perniciosa de la industria de la desinformación, un elefante en la habitación que amenaza con socavar los cimientos de nuestra sociedad.

artículo original de: https://elpais.com/tecnologia/2024-11-04/el-rey-senalo-un-culpable-en-medio-del-lodazal-la-desinformacion.html

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