Conmemoración y desafíos de la izquierda chilena
Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 9/2024. La conmemoración del golpe de Estado del martes 11 de septiembre de 1973 siempre le trae a la izquierda remembranzas y debates. También se vuelven a abrir polémicas y reflexiones sobre si el proyecto de la Unidad Popular tiene algo de vigencia y cómo se actualizan ideas programáticas y de proyecto-país, más allá de las coyunturas que vive este sector político.
Hace un tiempo, el presidente del Partido Comunista, Lautaro Carmona, indicó que “el postulado, el proyecto de la Unidad Popular, fue una propuesta de marca mayor en tanto representó respuestas a las demandas populares y, por tanto, tuvo inmensa raigambre social. Conocimos y se recordarán las 40 medidas que fueron sustento, valor, aporte y que tienen vigencia, como lo tiene aquel proyecto que lideró Salvador Allende, si se tienen en cuenta factores que están presentes hoy en las necesidades del pueblo”.
Parece claro que las necesidades y demandas de la población en ámbitos cruciales como salud, educación, vivienda, cultura, salarios y empleos, derechos de pueblos originarios y de las mujeres, persisten dadas las condiciones deficitarias que afectan a millones de personas, aunque con características distintas. Cómo responder a eso continúa siendo un desafío para los sectores transformadores.
En el actual período, las fuerzas de la izquierda chilena están compelidas al menos a dos grandes tareas y objetivos: concretar/cumplir el programa del Gobierno del Presidente Gabriel Boric, y obtener resultados satisfactorios -quien sabe si espectaculares- en las elecciones municipales, regionales, legislativas y presidencial de este año y el próximo.
Al mismo tiempo, subyace otro desafío que tiene un alcance mayor y que adquiere un carácter estratégico, dinamizador y de identidad. Cuáles serán las propuestas de fondo en el proyecto-país para al menos la década que viene, cómo se autocaracteriza la izquierda (en su diversidad), cómo compone o recompone su base social y electoral, cómo adquiere un perfil nítido con un contenido programático de proyección, evitando forcejear/moverse en función sólo de vaivenes coyunturales.
Son cuestiones que, por ejemplo, discutió y sigue discutiendo el nuevo partido Frente Amplio (FA) que aglutina a diversas expresiones ideológicas y colectivos políticos, son cuestiones que están en la discusión de miles de comunistas que desarrollan en estos meses su Congreso donde deberían definir nuevas categorías y contenidos de su programa y de su línea política, y son asuntos presentes en colectivos de izquierda extrainstitucional.
Una dirigenta del FA comentó que “en estas semanas debemos apoyar las iniciativas del Gobierno sobre el CAE (Crédito con Aval del Estado) y la eutanasia, seguir trabajando por la reforma de pensiones y otros proyectos, pero al mismo tiempo tenemos el desafío de la perspectiva de nuestros proyectos y nuestros relatos”.
Un dirigente del PC señaló que “nuestro debate en el Congreso no debe estar acotado por los objetivos del Gobierno de Boric, que es nuestro Gobierno, porque vamos a discutir y diseñar un programa que va más allá de este año y medio que le queda” a la actual administración.
Los economistas Roberto Pizarro y Luis Herrera, en un artículo titulado “La izquierda necesaria”, publicado en Le Monde Diplomatique Chile, sostuvieron que “en momentos de crisis ideológica y política del socialismo en el mundo, y particularmente en Chile, resulta indispensable reflexionar sobre el futuro de la izquierda chilena”. Algo que comparten muchos en el campo de fuerzas transformadoras.
Ligado a este nuevo aniversario del derrocamiento del Gobierno de la UP y la vigencia de ese proyecto, Pizarrro y Herrera indicaron que “para ello un referente ineludible es el presidente Salvador Allende, porque fue un promotor incansable de transformaciones profundas en favor de la igualdad económica y social; pero, al mismo tiempo, un defensor inclaudicable del pluralismo político y las libertades públicas. Es la izquierda que necesita la sociedad”.
Daniel Jadue, exalcalde de Recoleta y dirigente del PC, desafío en un seminario a una perspectiva estratégica y que está latente en sectores de la izquierda. “Hoy debemos volver a dar el debate de si seguimos convencidos de que tenemos que superar el neoliberalismo y el capitalismo para seguir intentando la construcción del socialismo y no contentarnos sólo con humanizar el capitalismo cambiando algunas leyes y haciendo unas mejoras, porque es lo que venimos haciendo hace 30 años. Y lo único que hemos conseguido es que la riqueza se siga acumulando y los pueblos del mundo sigan siendo cada día más pobres”.
Planteamientos que van mucho más allá de polémicas contingentes, disputas mediáticas, dimes y diretes tangenciales y puramente electorales e incluso rencillas entre personajes y en torno de casos muy puntuales, y que superen agendas individuales.
En un escenario donde de improviso parece irresistible salirse de la contingencia para entrar en debates más robustos que apunten a definiciones de fondo que definan los procesos y la coyunturas.
Característica y camino de la izquierda
En entrevista con ElSiglo.cl, el excandidato presidencial, Jorge Arrate, miembro del Frente Amplio, dijo que el nuevo partido “se declara democrático, socialista, latinoamericanista y feminista, entre otras definiciones, y hace suya la herencia de Recabarren, Allende, Blest, Caffarena y otros luchadores y luchadoras populares”.
Desde el Partido Comunista hace rato que se planteó que la contradicción principal que existe en la sociedad chilena es entre neoliberalismo y democracia, y por eso se apunta a un cambio en el marco institucional y modelo económico que rige al país. De ahí se sostienen posturas que apuntan a una democracia participativa, a un nuevo modelo de desarrollo, a la soberanía y el latinoamericanismo/internacionalismo, a garantizar derechos sociales, a promover los derechos de pueblos originarios, el feminismo, la promoción y defensa de los derechos humanos, el acceso masiva a la cultura, entre otras cuestiones.
Son muchos los textos del último tiempo elaborados y difundidos entre y por orgánicas de la izquierda chilena, tanto la institucional como la extrainstitucional, donde hay elementos centrales/estratégicos como continuar sosteniendo la necesidad de que en Chile exista “un Estado social y democrático de derechos” y un “nuevo modelo de desarrollo sustentable, no extractivista” y que garantice la equidad económica.
Están a la vista otros planteamientos como avanzar en una reforma al sistema político, ver la manera de encarar los desequilibrios en el sistema de medios, impulsar el desarrollo de organizaciones sociales, sindicales, territoriales, abordar los retos medioambientales y de cambio climático, la generación de nuevas energías, reformas al funcionamiento del Estado, el papel de las Fuerzas Armadas y Carabineros, la descentralización de las regiones, entre otros.
En el ámbito político, desde las representaciones de izquierda se apunta a la necesidad de “generar las correlaciones de fuerzas necesarias para posibilitar los avances”, que no es otra cosa que lograr acuerdos/consensos con sectores socialdemócratas, progresistas, democristianos e incluso liberales progresistas.
Marcos Barraza, exconvencional constitucional y miembro de la dirección nacional del PC sostuvo en una columna que un desafío “para la izquierda y el progresismo, es concretar la unidad real a partir de propósitos conjuntos y prepararse para acometer grandes transformaciones, en un proceso permanente y sustantivo, que permita recomponer la confianza del pueblo en el sentido de la política para la vida en sociedad”.
En ese marco, Camila Miranda, dirigenta del Frente Amplio y presidenta de Nodo XXI, sostuvo en una anterior entrevista con ElSiglo.cl, que falta una perspectiva “más estratégica que permita que el planteamiento de la izquierda no dependa de los planteamientos o la cancha que nos establece la ultraderecha, sino que permita plantear ideas claras a la ciudadanía”.
Agregó que “establecer que somos una fuerza que busca establecer un orden social justo y que no es inestabilidad e incertezas. Decir que los caminos que nos han llevado a las precariedades en materia laboral, seguridad, derechos sociales, son los que hay que revisar y tengamos la capacidad de decir que hay otros caminos por donde sí podemos salir de esas precariedades”.
Camila Miranda enfatizó que eso “tiene que ver con clarificar un planteamiento estratégico y volver a invitar a la sociedad a una visión de sociedad que encarna la izquierda. Por eso creo que es un momento profundamente ideológico, porque estamos enfrentando de otro lado otra visión de sociedad, más autoritaria, que incluso tiene metida a la derecha en un debate de volver a las cuestiones más clásicas del liberalismo, como lo ‘libertario’ de (Javier) Milei o más neoconservador de otros sectores”.
En un discurso con motivo de los 30 años del Gobierno de la Unidad Popular, la líder comunista Gladys Marín, hizo un balance de ese período donde, entre otras cosas, sostuvo que “nada ni nadie puede justificar el golpe fascista, por errores cometidos bajo el Gobierno Popular. Errores sí, tuvimos y muchos. Pero la experiencia no era inviable, ni estaba destinada al fracaso como dicen los golpistas y en el círculo de los arrepentidos”.
Y señaló a caminos de la izquierda que parecen vigentes. Apuntó a “seguir construyendo ( ) una izquierda diversa, plural, contra el neoliberalismo que busca y se encuentra con infinidad de formas de expresión” y habló de construir “un gran movimiento político y social cuyo eje son los trabajadores”. Indicó la necesidad de una izquierda “que lucha por el medio ambiente, la diversidad sexual, los pueblos originarios, que toma el sentido liberador de las ideas religiosas. Que asume todas las nuevas contradicciones, los nuevos dolores, anhelos. Que levanta no sólo un proyecto económico, social, cultural, sino también un proyecto de una nueva forma de vida, sencilla, con respeto por la naturaleza, que cuide el sentido de humanidad planetaria. Que rescate el sentido y acción de la política como acción inherente a la inteligencia humana, como rechazo al espectáculo, a Parlamentos ilegítimos por su sistema de elección y el peso del dinero, y donde la mayoría de los electos actúan y sobreactúan como casta, como clase especial”.
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