Noelia Ferruz, la química que creará una inteligencia artificial con un poder “sobrenatural”


En el mundo de la tecnología y la inteligencia artificial, los avances están a la orden del día. Sin embargo, hay nombres que destacan por su contribución excepcional en este campo. Uno de esos nombres es el de Noelia Ferruz, una química que se encuentra en el epicentro de un proyecto revolucionario que promete cambiar nuestra percepción de lo que la inteligencia artificial puede lograr. Su trabajo se centra en la creación de una inteligencia artificial con capacidades que muchos han calificado como «sobrenaturales».



Un viaje académico y profesional destacado


La trayectoria de Noelia Ferruz no es menos impresionante. Con una sólida formación en química, Ferruz ha dedicado gran parte de su carrera a la investigación y la innovación. Su enfoque multidisciplinario le ha permitido combinar sus conocimientos en química con el campo emergente de la inteligencia artificial, una fusión que está produciendo resultados asombrosos.



Ferruz ha trabajado en algunas de las instituciones más prestigiosas del mundo, donde ha colaborado con expertos en diversas disciplinas. Su capacidad para integrar conceptos complejos y aplicarlos a problemas reales ha sido una de las claves de su éxito. Este enfoque le ha permitido explorar nuevas fronteras en la inteligencia artificial, llevando la tecnología más allá de sus límites tradicionales.



El proyecto revolucionario


El proyecto en el que Ferruz está trabajando actualmente tiene como objetivo desarrollar una inteligencia artificial con capacidades que van más allá de lo que hemos visto hasta ahora. Según Ferruz, esta nueva IA tendrá la capacidad de aprender y adaptarse de manera autónoma, lo que le permitirá realizar tareas complejas con una precisión y eficiencia sin precedentes.



Una de las características más destacadas de esta inteligencia artificial es su capacidad para procesar y analizar grandes cantidades de datos en tiempo real. Esto no solo aumentará su eficiencia, sino que también le permitirá tomar decisiones informadas y precisas en cuestión de segundos. Ferruz y su equipo están utilizando técnicas avanzadas de machine learning y deep learning para entrenar a la IA, lo que le permitirá mejorar continuamente su rendimiento.



Aplicaciones en el mundo real


Las aplicaciones potenciales de esta inteligencia artificial son vastas y variadas. En el campo de la medicina, por ejemplo, podría utilizarse para analizar imágenes médicas y detectar enfermedades en sus etapas más tempranas, lo que podría salvar innumerables vidas. En la industria, podría optimizar procesos de producción, reducir costos y mejorar la calidad de los productos. También se están explorando aplicaciones en áreas como la seguridad, la educación y el transporte.



Ferruz y su equipo están colaborando con expertos en estos campos para asegurarse de que la inteligencia artificial se desarrolle de manera ética y responsable. Están comprometidos con la creación de una tecnología que no solo sea poderosa, sino que también tenga un impacto positivo en la sociedad.



El futuro de la inteligencia artificial


El trabajo de Noelia Ferruz es un recordatorio de que el futuro de la inteligencia artificial es prometedor. A medida que continuamos explorando las posibilidades de esta tecnología, es esencial que sigamos apoyando a los investigadores y científicos que están en la vanguardia de la innovación. Con líderes como Ferruz, estamos un paso más cerca de un futuro donde la inteligencia artificial no solo complementa nuestras capacidades humanas, sino que también nos ayuda a alcanzar nuevas alturas.



En resumen, Noelia Ferruz está a punto de cambiar el panorama de la inteligencia artificial con su proyecto revolucionario. Su dedicación, experiencia y enfoque multidisciplinario la han colocado en una posición única para desarrollar una inteligencia artificial con capacidades «sobrenaturales». Este avance no solo tiene el potencial de transformar diversas industrias, sino que también podría tener un impacto positivo en la sociedad en general. Sin duda, Ferruz es una de las figuras más emocionantes y prometedoras en el mundo de la inteligencia artificial hoy en día.



EL PAÍS

La Revolución de la Inteligencia Artificial en la Evolución de Proteínas

En 1970, el biólogo británico John Maynard Smith ideó un sencillo juego de palabras que describe uno de los problemas más complejos que existen. La evolución de las proteínas, las máquinas moleculares que realizan todas las funciones de la vida, sería comparable a la distancia entre dos palabras de cuatro letras, cambiando una sola letra cada vez. Por ejemplo: para llegar de mito a rayo en el mínimo número de pasos, se pasa por rito y rato; dejando de lado palabros como raho, que serían desechados por la mejora evolutiva.

De esta forma, todas las proteínas de interés estarían conectadas a mayor o menor distancia en un espacio continuo. El alfabeto tiene 27 letras, y las proteínas, 20 unidades básicas, los aminoácidos. En 2010, la ingeniera estadounidense Frances Arnold se dio cuenta de que aquel sencillo juego resumía un espacio inabarcable: el número de posibles variantes para crear una sola proteína pequeña, de 100 unidades, es 20 elevado a 100, más que todos los átomos del universo.

La naturaleza ha explorado solo una ínfima parte de todo el universo de proteínas posibles durante miles de millones de años de evolución. Hay un sinfín de ellas por descubrir, y “solo podemos soñar con la inmensidad de sus capacidades”, razonó Arnold, que ganó el Nobel de Química en 2018 por su trabajo en la evolución dirigida de estas moléculas.

La Inteligencia Artificial y las Proteínas

Por primera vez, la inteligencia artificial (IA) hace posible explorar todo ese universo. Su creciente poder de cálculo ya ha descrito la forma tridimensional de todas las proteínas que la naturaleza ha inventado —unos 200 millones— e incluso predicho sus interacciones, un logro anunciado hace apenas tres meses por una empresa vinculada a Google.

Es inquietante que los razonamientos de esta inteligencia artificial —o el de cualquier otra— son inaccesibles para los humanos. La máquina da la respuesta correcta, pero no detalla cómo lo ha conseguido. Sus creadores tampoco consiguen averiguarlo; y el resto de científicos están vetados, pues la empresa tecnológica no desvela el código base de su máquina. La IA es una caja negra.

Esto no solo sucede con las preguntas inmensas de la ciencia, sino también con un coche autónomo que se salta una señal y acaba matando a un transeúnte, o una IA financiera que deniega una hipoteca a un prometedor candidato por su color de piel.

Un Proyecto Pionero: Athena

Noelia Ferruz, química especialista en bioinformática nacida en Zaragoza hace 36 años, acaba de ser elegida por el prestigioso Consejo Europeo de Investigación (ERC) para solucionar este problema creando una inteligencia artificial pública, abierta y capaz de explicarse a sí misma. Se llamará Athena.

“En la actualidad, la inteligencia artificial está ya al nivel de un doctorado en química”, explica la científica, que dirige su propio grupo de investigación en el Centro de Regulación Genómica (CRG), en Barcelona. Pero gracias a su capacidad de idear y estudiar compuestos que la naturaleza no ha inventado, pronto va a tener un poder “sobrenatural”, porque excederá los términos de la naturaleza.

La investigadora es hija de un ama de casa y un mecánico que tuvieron que ponerse a trabajar sin haber acabado el instituto. Ferruz acaba de recibir 1,5 millones de euros para desarrollar este sistema en cinco años. Será un “agente inteligente”, una nueva modalidad de IA capaz de analizar diferentes clases de información: el texto de la secuencia de una proteína, la imagen tridimensional de la molécula resultante, el vídeo de sus diferentes partes en movimiento. Junto a Ferruz, un equipo de tres bioinformáticos entrenará a la IA y dos biólogos moleculares probarán en el laboratorio las nuevas moléculas que diseñe. Los investigadores informarán al sistema si los experimentos han funcionado, de forma que aprenderá de sus errores. Es un paso más hacia una inteligencia más parecida a la humana.

El objetivo es diseñar proteínas nuevas que tengan una función determinada, sobre todo salvar vidas si se usan como fármaco, por ejemplo anticuerpos contra el cáncer más eficaces. Ferruz quiere centrarse en las enzimas, proteínas pequeñas que aceleran reacciones bioquímicas. “Un 25% de los medicamentos actuales presenta enlaces carbono-flúor, cuya síntesis es costosa y contaminante, lo que contribuye a que algunos cuesten 60.000 euros la dosis”, razona la investigadora. “Las enzimas tienen la capacidad de hacer ese enlace también, pero no se usan para este fin aún”. Otra posibilidad es crear una enzima que se una al bisfenol A, un compuesto del plástico que interfiere en la reproducción humana y animal, y lo neutralice.

Desafíos y Esperanzas

Lo más difícil del proyecto no será crear este agente, sino entenderle. Los modelos de lenguaje actuales como ChatGPT están hechos de capas de neuronas artificiales. “Cada una hace una operación y se la pasa a la siguiente. Al final tenemos hasta un billón de neuronas en las últimas versiones. Nosotros vemos una constelación de neuronas activándose, pero no entendemos por qué; y el modelo no sabe explicárnoslo”, detalla Ferruz.

Su objetivo es entender cómo llega a su resultado, lo que en el campo se llama IA explicativa. “Es bastante laborioso, pero podemos ir abriendo capa a capa, ver qué neuronas se están activando ante ciertos estímulos, que nos enseñe qué ha aprendido y entender cómo genera secuencias de proteínas mejor que un humano”, expone. La investigación tiene un paralelismo sorprendente con el estudio del cerebro —100.000 millones de neuronas que establecen 100 billones de conexiones—, con la paradoja añadida de que, en este caso, esta inteligencia la hemos creado nosotros.

Sentada en un despacho acristalado, a pocos pasos de la orilla del Mediterráneo, Ferruz cuenta con una sonrisa que quería llamar a este sistema Pandora. Algún compañero le recordó que de esa caja salieron todos los males que azotan a la humanidad, según el mito. “Le pregunté a ChatGPT y me sugirió Athena [Atenea en inglés]. “Es la diosa griega de la sabiduría, así que pega bastante, aunque también es de la guerra”.

El ERC es el organismo de ciencia más prestigioso y exigente de la Unión Europea. Cada año, selecciona proyectos emergentes de investigadores jóvenes, que pueden luego continuar su trayectoria con nuevas rondas de financiación. El de Ferruz es uno de los 33 seleccionados en España, entre un total de 494.

Puedes seguir a EL PAÍS Tecnología en Facebook y X o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Deja una respuesta