El terror de las armas visita de nuevo una escuela en Estados Unidos
Un chico de 14 años abrió fuego este miércoles en un pasillo del instituto Apalachee, en el condado de Barrow, unos 80 kilómetros al noreste de Atlanta (Georgia), según las autoridades. Al menos cuatro personas murieron y otras nueve fueron hospitalizadas. El director de la Oficina de Investigación de Georgia (GBI), Chris Hosey, identificó al supuesto autor de la matanza como Colt Gray, un adolescente de 14 años, que se entregó al llegar la policía. Se desconoce el móvil del tiroteo. Dos de las víctimas mortales son profesores y otras dos, alumnos del instituto.
La investigación continúa en marcha. Hosey explicó que la oficina del sheriff recibió llamadas alertando de un tirador activo en la escuela alrededor de las 10.20 de la mañana, hora local. Las fuerzas del orden llegaron al lugar “en cuestión de minutos”, dijo. Al llegar, los agentes se encontraron inmediatamente con Gray, solo unos minutos después de recibir las alertas. El sospechoso se entregó inmediatamente y fue detenido. Gray será acusado de asesinato y tratado como un adulto, ha dicho el director del GBI en una rueda de prensa ante el centro educativo.
El suceso es el episodio de violencia escolar más mortífero en la historia de Atlanta. El Apalachee es un instituto con unos 1.900 alumnos situado en Winder, una localidad de unos 20.000 habitantes. Los disparos desataron el pánico entre los estudiantes, algunos de los cuales se atrincheraron en las aulas para protegerse. Luego fueron reunidos en el exterior, en el estadio de fútbol del instituto, donde los padres fueron acudiendo a su encuentro. Las escuelas del condado de Barrow permanecerán cerradas el resto de la semana, según Dallas LeDuff, superintendente del condado.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, emitió un comunicado de pésame y condena de lo ocurrido: “Jill [Biden, la primera dama] y yo estamos de luto por la muerte de las personas cuyas vidas se vieron truncadas por la violencia armada sin sentido y pensamos en todos los supervivientes cuyas vidas han cambiado para siempre. Lo que debería haber sido una alegre vuelta al colegio en Winder, Georgia, se ha convertido ahora en otro horrible recordatorio de cómo la violencia armada sigue destrozando nuestras comunidades. Los estudiantes de todo el país están aprendiendo a agacharse y cubrirse en lugar de aprender a leer y escribir. No podemos seguir aceptando esto como algo normal”, ha dicho en un mensaje difundido por la Casa Blanca. “Acabar con esta epidemia de violencia armada es algo personal para mí”, añadió, reclamando un endurecimiento de la legislación sobre armas.
Una tragedia sin sentido
La vicepresidenta y candidata demócrata a la presidencia, Kamala Harris, aseguró que se trata de una “tragedia sin sentido detrás de tantas tragedias sin sentido”. “Es simplemente indignante que todos los días en nuestro país, en los Estados Unidos de América, los padres tengan que enviar a sus hijos a la escuela preocupados por si su hijo volverá o no a casa con vida. No tiene sentido. Tenemos que pararlo, y tenemos que acabar con esta epidemia de violencia armada en nuestro país. No tiene por qué ser así”, dijo en un mitin en North Hampton, New Hampshire.
El del Instituto Apalachee es el décimo tiroteo masivo que se produce en los primeros cuatro días de septiembre en Estados Unidos, considerando como tales los que provocan al menos cuatro muertos o heridos.
En la escuela se produjo un fuerte despliegue de vehículos de policía y ambulancias mientras los estudiantes se reunían en el estadio de fútbol americano del instituto. Erin Clark, de 42 años, madre de uno de los alumnos, recibió un mensaje de texto de su hijo Ethan, estudiante de último año en la escuela secundaria, en el que le aseguraba que había un tirador, según relató a la agencia Associated Press. Dejó su trabajo en un almacén de Amazon para ir al instituto. Los dos se enviaron un mensaje de “te quiero”, y Clark dijo que rezó por su hijo mientras conducía hacia el instituto.
Con la carretera principal a la escuela bloqueada, Clark aparcó y corrió con otros padres, que fueron dirigidos al campo de fútbol. En medio del caos, la madre encontró a su hijo sentado en las gradas. Ella dijo que Ethan estaba escribiendo una redacción en clase cuando oyó los primeros disparos y que entonces él y sus compañeros atrancaron la puerta y se escondieron. “Estoy muy orgullosa de él por haber hecho eso”, dijo. “Fue muy valiente”.
Jacob King, jugador de fútbol de segundo año, dijo también a AP que se había quedado dormido en su clase de Historia Universal después de un entrenamiento matutino cuando oyó unos 10 disparos. King dijo que no creyó que el tiroteo fuera real hasta que oyó a un agente gritar a alguien que bajara el arma. Añadió que cuando salieron de su clase, vio a los agentes protegiendo a lo que parecía ser un estudiante herido.
“He dirigido todos los recursos estatales disponibles para responder al incidente en el Insituto Apalachee e insto a todos los georgianos a unirse a mi familia en la oración por la seguridad de los que están en nuestras aulas, tanto en el condado de Barrow como en todo el Estado”, tuiteó el gobernador de Georgia, Brian Kemp. “Seguiremos trabajando con socios locales, estatales y federales mientras recopilamos información y seguimos respondiendo a esta situación, añadió en otro tuit, sin facilitar detalles de lo ocurrido.
A través de la misma red social, la oficina del FBI en Atlanta señaló, también sin dar mucha información: “El FBI de Atlanta es consciente de la situación actual en Instituto Apalachee en el condado de Barrow. Nuestros agentes están en el lugar coordinando y apoyando a las fuerzas del orden locales”.
El fiscal general, Merrick Garland, se declaró “devastado por las familias que se han visto afectadas por esta terrible tragedia”. “El Departamento de Justicia está dispuesto a proporcionar cualquier recurso o apoyo que la comunidad de Winder necesite en los próximos días”, ha añadido.
El otro suceso más grave de estos días fue el asesinato de cuatro pasajeros en el metro de Chicago. Las autoridades alegan que el autor, luego detenido, disparó a quemarropa a las cuatro personas mientras dormían en los vagones a primera hora del lunes, sin motivo aparente alguno.