Björn Höcke, el hombre más temido de la política alemana que quiere llevar a los ultras a un gobierno regional



En el actual panorama político alemán, pocos nombres generan tanto temor y controversia como el de Björn Höcke. Este político, conocido por su retórica incendiaria y sus posturas extremistas, ha logrado posicionarse como una figura clave dentro del partido Alternativa para Alemania (AfD), una formación de extrema derecha que ha ganado terreno en los últimos años. La ambición de Höcke es clara: llevar a los ultras a un gobierno regional y, eventualmente, ampliar su influencia en toda Alemania.

Un Ascenso Meteorico



Björn Höcke no siempre estuvo en el centro de la política alemana. Su carrera comenzó como profesor de historia, un trasfondo que algunos consideran irónico dadas sus actuales posturas políticas. Sin embargo, fue precisamente su conocimiento de la historia lo que le permitió construir un discurso que resuena con una parte significativa del electorado alemán. Desde su entrada en la AfD, Höcke ha sido una figura polarizadora, ganando tanto fervientes seguidores como acérrimos detractores.

El ascenso de Höcke dentro de la AfD ha sido meteórico. En apenas unos años, pasó de ser un miembro más del partido a convertirse en uno de sus líderes más visibles y controvertidos. Su retórica, que a menudo incluye referencias nacionalistas y críticas a la inmigración, ha encontrado un eco entre aquellos que se sienten desilusionados con la política tradicional. Este apoyo le ha permitido consolidar su posición y aspirar a cargos de mayor relevancia.

El Discurso de Höcke



El discurso de Björn Höcke se caracteriza por su tono provocador y su capacidad para tocar temas sensibles. A menudo, sus declaraciones son vistas como una forma de desafiar el status quo y de ofrecer una alternativa radical a la política tradicional. Esto ha sido tanto su mayor fortaleza como su mayor debilidad. Mientras que algunos lo ven como un líder audaz que dice lo que otros no se atreven, muchos lo consideran una amenaza para la democracia y la cohesión social en Alemania.

Uno de los aspectos más controvertidos del discurso de Höcke es su postura sobre la inmigración. Ha sido un crítico feroz de las políticas de acogida de refugiados, argumentando que estas ponen en peligro la identidad y la seguridad de Alemania. Sus comentarios en este sentido han sido calificados de xenófobos y racistas por muchos, lo que ha alimentado aún más la polarización en torno a su figura.

La Estrategia Política



La estrategia política de Höcke ha sido clara desde el principio: consolidar su base de apoyo y utilizarla como plataforma para alcanzar mayores metas. En este sentido, su objetivo más inmediato es llevar a la AfD a un gobierno regional, una hazaña que podría tener profundas implicaciones para la política alemana. Lograr esto no solo le daría a la AfD una mayor legitimidad, sino que también podría servir como un trampolín para futuras ambiciones a nivel nacional.

Para alcanzar este objetivo, Höcke ha trabajado incansablemente en la construcción de alianzas y en la movilización de su base de seguidores. Ha llevado a cabo una campaña intensa, utilizando tanto los medios tradicionales como las redes sociales para difundir su mensaje. Además, ha sido hábil en capitalizar sobre los errores y las debilidades de sus oponentes, presentándose como una alternativa viable en tiempos de incertidumbre.

Reacciones y Controversias



La figura de Björn Höcke ha generado reacciones mixtas tanto dentro como fuera de Alemania. Mientras que sus seguidores lo ven como un líder valiente y necesario, muchas voces en la política y la sociedad civil lo consideran una amenaza. Organizaciones de derechos humanos y grupos antirracistas han sido particularmente críticos, argumentando que su retórica incita al odio y la división.

En el ámbito internacional, la figura de Höcke también ha sido objeto de escrutinio. Muchos observadores ven su ascenso como parte de una tendencia más amplia hacia el populismo y la extrema derecha en Europa. Esta preocupación no es infundada, ya que otros países del continente han experimentado fenómenos similares, con partidos de extrema derecha ganando terreno en Francia, Italia y otros lugares.

El Futuro de Höcke y la AfD



El futuro de Björn Höcke y la AfD es incierto, pero una cosa es clara: su influencia en la política alemana no puede ser ignorada. Si logra llevar a su partido a un gobierno regional, podría marcar el comienzo de una nueva era en la política del país. Sin embargo, también enfrentará numerosos desafíos, tanto internos como externos. La cohesión dentro de la AfD, la respuesta de los partidos tradicionales y la reacción de la sociedad civil serán factores cruciales en determinar su éxito a largo plazo.

En conclusión, Björn Höcke representa una figura polarizadora en la política alemana. Su ambición de llevar a los ultras a un gobierno regional es un objetivo audaz que podría tener profundas implicaciones para Alemania y más allá. Mientras algunos lo ven como un líder necesario en tiempos de cambio, otros lo consideran una amenaza para los valores democráticos y la cohesión social. Lo que es innegable es que su influencia y su presencia seguirán siendo un tema de debate y análisis en los años venideros.

EL PAÍS

Con sus poco más de dos millones de habitantes, Turingia es uno de los Estados más pequeños de Alemania. Pese a su tamaño, este land oriental podría convertirse este domingo en el epicentro de un terremoto con potencial para llevarse por delante al Gobierno en Berlín. Un carismático político de 52 años, antiguo profesor de instituto, es ahora mismo el hombre más temido del país. Se llama Björn Höcke, es el representante más radical de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) y quiere ser el próximo primer ministro de Turingia.

Si las encuestas no se equivocan, será el candidato más votado. Su partido tiene un 30% de intención de voto, por delante de los democristianos de la CDU, con alrededor del 22%. Höcke lidera al partido en Turingia, que, como en Sajonia ―el otro land de la antigua República Democrática alemana que renueva su parlamento este domingo―, está clasificado oficialmente como “extremista de derechas” por la Oficina Federal para la Protección de la Constitución, el servicio de inteligencia interno alemán.

Höcke apenas se deja ver en Berlín. Sus dominios están en Turingia, donde sus simpatizantes le reciben en las plazas de las pequeñas ciudades como a una estrella de rock. Pese a que nunca ha ocupado los principales puestos en el partido, es su figura más conocida. Se presenta a los mítines sonriente, con vaqueros y camisa blanca, y carga las tintas contra “los partidos del establishment”, una “élite” que está “destrozando a Alemania”. El “pueblo alemán”, la “patria” están “en peligro de muerte”, repite frente a audiencias de varios centenares de personas que aplauden y asienten ante las promesas de deportar a todos los inmigrantes ilegales o que la igualdad y la diversidad sexual dejen de enseñarse en las escuelas.

Más popular que los copresidentes del partido, Alice Weidel y Tino Chrupalla, y a la vez más enigmático, Höcke apenas da entrevistas y evita los debates. Este miércoles iba a celebrarse uno, pero horas antes anunció a través de un portavoz que se retiraba de los actos de campaña “por razones de salud”, un argumento que los medios alemanes enseguida pusieron en duda. Horas después anunció en redes sociales que sí participará en un evento público el viernes.

En Sömmerda (19.000 habitantes), este fin de semana, volvió a usar el atentado yihadista de Solingen para pedir el voto. “La ciudad celebraba sus 650 años de historia con el llamado [haciendo el gesto de las comillas con los dedos] festival de la diversidad. El hombre del cuchillo que mató a tres personas aparentemente tenía poco interés en este tipo de diversidad”, dijo con sorna.







Carteles anónimos aparecidos en el centro de Erfurt, capital de Turingia, que muestran al líder de AfD, Björn Höcke, al lado de Adolf Hitler y la frase: «Ha vuelto». Elena Sevillano

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.

SIGUE LEYENDO

Mientras los seguidores de Höcke le esperaban en la plaza, a pocos metros se concentraban los manifestantes que suelen contraprogramar sus apariciones. “Björn Höcke es un nazi”, se leía en una de las pancartas. En el centro de Erfurt, capital de Turingia, aparecieron la semana pasada carteles con su imagen y la de Adolf Hitler sobre fondo negro y un mensaje: “Ha vuelto”. Politólogos, expertos en extrema derecha y periodistas tratan estos días de desentrañar el misterio de Höcke. ¿Qué haría si llegara al poder? ¿Es un peón de un movimiento más amplio, el de las llamadas nuevas derechas?

Dos grandes revistas alemanas le han dedicado sus portadas recientemente. Der Spiegel le muestra junto a la líder ultra francesa Marine Le Pen y el candidato a la presidencia de Estados Unidos Donald Trump y sentencia: “Así empieza el fascismo”. Stern lleva una foto suya en blanco y negro, mirando a cámara e inquiere: “¿Quién vota a este hombre?”. “¿Cómo de peligroso es este hombre?”, se preguntaba un reportaje de la televisión pública esta semana.

“Höcke no es un pragmático, sino exactamente lo contrario. Es un ideólogo”, explica el periodista Ulrich Sondermann-Becker, que sigue a AfD para la televisión pública MDR. “Lo vimos desde sus primeras intervenciones en el parlamento estatal. No buscaba puntos de encuentro con otras fuerzas, sino que se comportaba agresivamente con todas y especialmente con la CDU”. Höcke despegó como líder cuando Alemania acogió a más de un millón de refugiados sirios, en el invierno de 2015-2016, atacando ferozmente a la canciller democristiana Angela Merkel. “Veías cómo disfrutaba en el escenario como una especie de mesías, dándose baños de multitudes”, recuerda el periodista.


Carteles electorales en el centro de Erfurt, capital de Turingia, la semana pasada.




Carteles electorales en el centro de Erfurt, capital de Turingia, la semana pasada. Elena Sevillano

Se sabe que Höcke capitanea el ala más extrema, xenófoba y ultranacionalista del partido. Al principio era una voz bastante marginal y hubo intentos de expulsarlo. Como cuando provocó un intenso debate en todo el país al calificar el monumento que rinde homenaje las víctimas del Holocausto del centro de Berlín como “memorial de la vergüenza”.

Con los años ha conseguido imponer su ideario y ha sido él quien, por la vía de los hechos, ha expulsado a los miembros más moderados de un partido cada vez más radicalizado. Höcke lleva años protagonizando polémicas con declaraciones xenófobas o que instan a revisar las políticas de memoria histórica de Alemania. Aunque suele calcular al milímetro lo que dice y cómo lo dice, de forma que bordea el límite de la legalidad sin llegar a cruzarlo, en los últimos meses se ha enfrentado a varios juicios por emplear eslóganes nazis en sus arengas públicas.

Si en la anterior campaña electoral de Turingia, cuando AfD obtuvo el 23,4% de los votos, usó el lema “Multiculturalidad significa multicriminalidad”, esta vez ha moderado su discurso. No ha repetido la frase que le ha costado dos condenas: “Alles für Deutschland” (todo por Alemania), un conocido lema de las SA, la formación paramilitar del régimen nazi, que sus miembros llevaban inscrita en los cuchillos reglamentarios.

Ser la fuerza más votada el domingo en Turingia supondría un salto cualitativo para AfD, al que el resto de formaciones aplican un —hasta ahora— inquebrantable cordón sanitario. El partido está empezando a tocar poder, pero solo había conseguido colocar a sus representantes en Ayuntamientos y distritos rurales. Es improbable que Höcke pueda gobernar; necesitaría un socio, y no hay nadie dispuesto a ir de la mano, o incluso a tolerar, a Alternativa para Alemania.

Ni siquiera Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), la formación de izquierda populista que comparte con los ultras consignas antiinmigración y cercanía con Rusia y que, con un 17% de intención de voto, podría matemáticamente aupar a Höcke. Nadie quiere que se repita la situación de 2020, cuando la elección del candidato liberal con los votos de AfD provocó un terremoto que acabó con la carrera de la sucesora de Merkel, Annegret Kramp-Karrenbauer, entonces presidenta de la CDU.

Si las encuestas aciertan, el lunes empezará un periodo de incertidumbre con negociaciones para formar un gobierno viable. Sin Höcke. La candidata de BSW en Turingia, Katja Wolf, fue muy clara la semana pasada ante un grupo de corresponsales extranjeros en Erfurt: “No va a haber ninguna colaboración con AfD”.

Sigue toda la información internacional en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.

Deja una respuesta