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La elección más importante del año de las elecciones globales ha entrado en la recta final. Acabada la Convención Nacional Demócrata (DNC) en Chicago, celebrada la semana pasada, queda ya solo una fecha inamovible marcada en rojo: el 5 de noviembre, cuando los estadounidenses votarán entre Kamala Harris y Donald Trump para que uno de los dos ocupe la Casa Blanca durante los próximos cuatro años.
De aquí a ese momento se vivirá una cuenta atrás de 70 días frenéticos e impredecibles, pero las cuatro jornadas de eventos y discursos de políticos, celebridades e influencers durante la DNC nos dejan claro el tono que se busca, por lo menos del lado azul de la contienda. La de Kamala Harris es la campaña de la alegría y la esperanza. “Se siente en el aire. Es eléctrico”, decían los asistentes a través de sonrisas imborrables a las cámaras de televisión día tras día.
Ante esos mismos lentes se despidió Joe Biden el primer día con un discurso de una hora. Una más que simbólica entrega del testigo en medio de un mar de ovaciones y cánticos de We love Joe (Amamos a Joe). El ambiente casi hace olvidar que un mes antes el partido hizo en efecto un motín para que el presidente se apartara de la carrera después de un desastroso debate al que siguieron unas encuestas que no se podían remontar. Desterrado el lunes Biden, el resto de los días sirvieron para pintar una imagen del futuro.
La expareja presidencial de Barack y Michelle Obama marcó el tono con sendos discursos el martes. Primero Michelle fue inequívoca: “Se esparce por todo este país que amamos. Un sentimiento familiar que ha estado enterrado demasiado profundo por demasiado tiempo. Saben de lo que hablo… ¡Es el contagioso poder de la esperanza!”. El eslogan utilizado por Barack Obama en el 2008 hacía su retorno triunfal. Cerró el día el propio expresidente Obama, que sacó a relucir su oratoria con un discurso emotivo y hasta jocoso, sazonado de pequeños e ingeniosos ataques a Trump que solo Obama podía producir.
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Al día siguiente, Tim Walz, el candidato vicepresidencial demócrata, cerró la noche con una charla motivacional propia de un vestuario de fútbol americano (el gobernador de Minnesota fue entrenador del equipo del high-school donde era profesor durante años).
Y el jueves fue el turno de Kamala Harris. Con un discurso de media hora se presentó a los votantes como una mujer criada en la clase media, luchadora en favor del ciudadano común como fiscal y la viva imagen de una nación multicultural con miras al futuro. Pero ese futuro, más allá de ser alegre, no quedó pintado de manera especialmente clara. Harris, y el partido entero durante toda la semana, dio algunas pistas de su plataforma electoral, pero se quedaron en eso. Durante el festival demócrata hubo muy poca precisión sobre políticas concretas, de cualquier tipo.
Estamos entonces todavía a la espera de saber cuál es exactamente el camino que traza Harris, pero por ahora la alegría y la esperanza, sentimientos que los demócratas esperan sean tan potentes electoralmente como el miedo que venden los republicanos, destellan en medio de una nebulosa serie de propuestas. Cualquiera estaría excusado de pensar que esta inercia es imparable, tal como se pensaba a finales de julio sobre el impulso de Trump y los republicanos después de una semana en la que el candidato sobrevivió un atentado y luego fue ungido como líder absoluto durante su propia convención. Pero precisamente ese contraste tan absoluto sirve de advertencia de que en estas elecciones toda tendencia, por abrumadora que parezca, se puede revertir.
Los intentos de Donald Trump por recuperar el protagonismo
Mientras las primeras planas y los telediarios estaban copados por la DNC y las caras de sus contrincantes más odiados —Biden, Obama, Harris—, Donald Trump buscaba rehacerse con el protagonismo mediático como fuera. No lo logró realmente, y más bien, se le notó una desesperación, que además ha sido confirmada a los medios por personas cercanas a su campaña.
Publicó en su red social, Truth, casi compulsivamente mientras hablaban sobre el escenario demócrata uno tras otro; se conectó en directo a una transmisión de FOX News y su intervención fue tan divagante como nunca, y eso no es hazaña fácil; visitó la frontera acompañado de víctimas de crímenes cometidos por inmigrantes; y en los mitines que celebró a lo largo de la semana bajó al fango —en contra de los consejos de sus asesores— con ataques personales a los demócratas. Pero ningún tiro fue certero y Trump sigue sin una línea efectiva para enfrentar a la marea desatada por Harris.
No es una exageración, la energía y el impulso actual de los demócratas no tiene muchos precedentes. Las encuestas, que hace poco más de un mes, ponían a Trump casi cómodamente por delante, se han revertido; y Harris ha pulverizado el récord mensual de recaudación, con 540 millones de dólares en un mes, dándole una ventaja económica muy importante.
Pero, precisamente, dos meses son una eternidad en esta carrera. Las campañas meterán la quinta marcha apenas empiece el mes de septiembre, con más actos y entrevistas que nunca. El 10 de septiembre será el primer cara a cara entre Harris y Trump, a pesar de dudas por desencuentros en cuanto al formato, y es posible que haya uno o dos más después de ese.
Así que de ahora en adelante este boletín quincenal pasará a ser semanal, para poder contarles todos los avances de una elección histórica cuyas reverberaciones se sentirán en todo el mundo.
Más noticias sobre las elecciones de EE UU
Después de este resumen de la semana de la comunión del Partido Demócrata y cómo deja el panorama electoral, aquí les dejo varias piezas para que completen su conocimiento de las últimas novedades en las elecciones presidenciales de Estados Unidos:
Las encuestas en Estados Unidos: Harris cumple tres semanas por delante de Trump. La candidata demócrata es la favorita para la mayoría de encuestadoras, pero sus posibilidades de llegar a la casa Blanca no distan tanto de las del expresidente, explican en este análisis estadístico Montse Hidalgo Pérez, José A. Álvarez y Kiko Llaneras.
El entusiasmo demócrata por la candidatura de Kamala Harris impulsa su batalla por el control del Congreso. El partido ve posible retomar la mayoría en la Cámara de Representantes, aunque Nancy Pelosi advierte contra la euforia: “Aún no hemos ganado nada”.
Trump da la bienvenida a Kennedy Jr. a la familia MAGA. El candidato sin partido aparece en un mitin republicano en Arizona horas después de haber suspendido su campaña en una decena de Estados.
Opinión | Kamala Harris: una sólida agenda de centroizquierda, por Paul Krugman. La candidata demócrata propone luchar contra la pobreza infantil y un plan contra los precios abusivos de los alimentos.