“El Siglo”. Santiago. 8/2024. En Chile hay obstruccionismos, revanchismos, vetos, discusiones que se prolongan indefinidamente y reducción de eficacia institucional, que impiden avanzar hacia cambios importantes, como en el sistema de pensiones o de salud. Una conclusión que se desprendió del informe 2024 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) dado a conocer recientemente y que puso sobre la mesa puntos sensibles respecto al país frente a cambios considerados necesarios.
Antecedentes nada despreciables cuando en Chile se está intentando la reforma de pensiones y de salud, un pacto fiscal para captar recursos con objetivos sociales, modificaciones en el sistema político-institucional, la condonación de la deuda universitaria, entre otros objetivos que aparecen como parte de un programa de cambios necesarios. Pero o no se avanza o se avanza poco.
Álvaro Ramis, Rector de la Universidad Academia Humanismo Cristiano (UAHC), sostuvo que “en Chile existen profundas dificultades para implementar cambios debido a una serie de factores que identifica el informe PNUD. Tal vez la principal son fallas institucionales del sistema político incapaz de procesar las demandas ciudadanas”.
Añadió: “La segunda dimensión son fallas en la propia ciudadanía que tiene un problema con competencias básicas en su capacidad de participación, en el fortalecimiento de sus redes asociativas, el debilitamiento de su capital social, de fragmentación y de falta de conducción y liderazgo”.
Y “en tercer lugar, factores de boicot a la transformación que tiene que ver con el bloqueo que realiza sistemáticamente el sector más conservador de la sociedad que impide deliberadamente que se pueda avanzar con todas estas dificultades hacia una meta de cambio”.
Frente al tema, el exministro de Desarrollo Social, Marcos Barraza, expresó que “de las lógicas obstruccionistas, el informe PNUD precisa que éstas prevalecen en un amplio sector de la elite económica y la elite política, donde es sabido están alojadas principal y mayoritariamente la oposición de derecha que, de manera deliberada, las utilizan para dificultar el diálogo político. Un ejemplo de ello es la reforma al sistema de pensiones, donde se expresan las ‘lógicas inhibidoras’, concepto acuñado por el informe del PNUD y que da cuenta del contenido y la orientación institucional, en este caso institucionalidad económica como es la Asociación de AFP, para inhibir y distorsionar el contenido de la reforma previsional, manteniendo el estatus quo en pensiones”.
“Esto es preocupante -dijo- ya que devela una mentalidad y accionar de permanente bloqueo y expresa resistencia al cambio por parte de sus personeros. En los hechos, las lógicas y prácticas obstruccionistas impiden que el sistema político pueda proveer soluciones efectivas, adecuadas, a las necesidades y urgencias sociales”.
Barraza se refirió al revanchismo, elemento tocado en el informe del organismo de Naciones Unidas como factor presente a la hora de frenar cambios en el país. “Respecto del revanchismo, opera como una política de la venganza y la oposición la justifica a modo de represalia, suerte de ajuste de cuentas, con el pasado opositor de las actuales autoridades” indicó.
Enfatizó que “la oposición dificulta y boicotea la cooperación y el diálogo político castigando al conjunto de la población utilizando argumentos falaces y con ello buscan revitalizar y restituir a plenitud el modelo neoliberal, modelo que no satisface las expectativas de cambio”.
El exministro declaró que “esta política revanchista y obstruccionista de la derecha y sus aliados políticos, tiene un severo y grave impacto en la calidad de vida de las personas, repercutiendo en un creciente deterioro en la percepción de la ciudadanía respecto de las capacidades del sistema político y en la efectividad de la institucionalidad”.
Georgiana Braga-Orillard, representante en Chile del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, indicó en la introducción al informe 2024, que “la sociedad chilena está cambiando intensamente y el país exhibe destacables logros en Desarrollo Humano”, sin embargo, “al mismo tiempo está experimentando profundas dificultades para implementar cambios que desea o que necesita”.
Pese a eso, indicó que “la conducción de los cambios deseados es posible. Esto no implica que sea una tarea fácil. Para fortalecer las capacidades de la sociedad chilena para conducir cambios sociales es necesario aprovechar las oportunidades existentes en el país, pero también construir un conjunto de condiciones actualmente ausentes o insuficientes”.
“No crear procesos que finalmente no conduzcan a alguna transformación”
A pesar de que en el estudio del PNUD el 88% de las y los consultados indicó que quiere cambios en el país y un 75% apuntó a que “sean profundos”, un 68% declaró al mismo tiempo “estar poco o nada dispuesto a involucrarse en actividades que impliquen organizarse para lograr un objetivo común”. De hecho, aquello coincide con análisis en cuanto a que la gente está reticente a organizarse en territorios o sectores sociales, a participar en actividades organizadas, en ser parte de un partido político o un sindicato, a comprometerse en espacios de coordinación y participación.
Álvaro Ramis manifestó que “seguramente las cifras habrían sido muy distintas después del 18 de octubre de 2019 cuando hubo un amplio campo de participación en cabildos territoriales que expresaron la participación social de las chilenas y los chilenos” y que “puede que esta cifra sea real y tiene que ver con el proceso frustrado de cambio constitucional y un cierto agotamiento participativo”.
El académico explicó que “existe la noción estudiada por distintos especialistas de frustración participativa. Ese fenómeno ocurre cuando se convoca la participación social pero esa no es conducente a ningún producto tangible. Y, por lo tanto, la sociedad siente que se le hizo participar en un proceso que no condujo a nada”.
“Por lo tanto, es relevante a futuro trabajar las expectativas, no crear procesos que finalmente no conduzcan a alguna transformación por moderada que sea, porque es necesario validar la participación como incidente en cambios reales y que la gente pueda sentir que el tiempo y la energía dedicada valieron la pena”, apuntó Ramis.
En relación a los frenos a los cambios desde la institucionalidad o sectores como el empresarial, y la constatación de que no avanzan iniciativas como las reformas de pensiones, de salud, tributaria, entre varias otras, Marcos Barraza sostuvo que “primero, es necesario establecer que las expectativas de transformación y cambio en Chile son una realidad vigente y mayoritaria, y que esta visión de transformación no puede ser asociada directamente con un reflujo ni restauración neoliberal y, por el contrario, se aleja de un orden social y económico centrado en el paradigma neoliberal”.
“Segundo, de acuerdo al informe del respecto a las expresiones de las subjetividades que identifica el PNUD -indicó-, no estamos frente a una contradicción o empate social entre transformación y conservadurismo/restaurador”.
Añadió que “la conducta obstruccionista y revanchista colisiona con los anhelos de cambio mayoritarios que abrumadoramente refiere el informe. Esta precisión es relevante ya que en los ámbitos referidos como urgentes de cambio (pensiones, educación, salud, vivienda y otros), modificarían estructuralmente las condiciones de inequidad y desigualdad social” existentes en el país.
El exministro de Desarrollo Social indicó que “impedir este avance es, en los hechos, embestir los deseos de cambio de la gente y perpetúa las condiciones de vulnerabilidad y desequilibrio social”.
Barraza sostuvo que “el desafío que enfrenta el sistema político es efectivamente procesar de manera correcta y adecuada las necesidades de cambio y ofrecer medidas transformadoras y satisfactorias para la ciudadanía, para ello, debe superar esta lógica y práctica obstruccionista y revanchista”.
Y expuso que “este desafío exige que los actores del sistema político asuman un rol creador en este período, y enfatizo lo de este periodo, porque no se puede seguir dilatando la respuesta para elaborar un modelo de desarrollo equitativo que materialice mayor bienestar social agregado a vastos sectores de la población”.