Estudio del INE revela brecha salarial de -23,3% en desmedro de las mujeres
Santiago. 23/8/2024. El ingreso mediano de trabajadoras y trabajadores en Chile se situó en 582 mil pesos mensuales, pese a que el ingreso promedio en el país se ubicó en 826 mil pesos. Todo de acuerdo a datos entregados este día por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), a través de la Encuesta Suplementaria de Ingresos (ESI) 2023.
Según esas cifras, el 50% de las asalariadas y los asalariados de Chile percibieron ingresos menores o iguales a los 826 mil pesos.
El INE también desglosó los ingresos por categorías ocupacionales, revelando diferencias significativas. La población ocupada en la categoría de empleador percibió un ingreso medio mensual de 1.397.101 de pesos. Por otro lado, las personas asalariadas del sector público percibieron 1.144.591 de pesos, mientras que en el sector privado los ingresos fueron de 881.029 pesos. Por su parte, los trabajadores por cuenta propia obtuvieron 459.927 pesos mensuales.
El año pasado, los ingresos medio y mediano de los hombres se ubicaron en 919 mil 574 pesos y 602 mil 647 pesos, respectivamente. En contraste, los ingresos de las mujeres llegaron a 704.953 pesos y 502.205 pesos, respectivamente. Lo anterior implicó una brecha salarial de -23,3% en el ingreso medio en desmedro de las mujeres.
Esta desigualdad en los ingresos se ha convertido en un tema de preocupación para los expertos en economía y género. La Encuesta Suplementaria de Ingresos no solo pone de manifiesto las disparidades entre hombres y mujeres, sino que también destaca cómo estas desigualdades están arraigadas en diferentes sectores de la economía chilena.
La brecha salarial de género es un fenómeno global, pero en Chile, las cifras del INE muestran que el problema es particularmente agudo. Las mujeres no solo ganan menos en promedio que los hombres, sino que también están subrepresentadas en categorías ocupacionales que ofrecen mayores salarios.
Una de las categorías donde se observa una mayor disparidad es la de empleadores. Aquí, la diferencia de ingreso medio mensual entre hombres y mujeres es significativa. Mientras que la población masculina percibe cifras sustancialmente más altas, las mujeres en esta categoría siguen rezagadas, lo cual sugiere barreras adicionales en el acceso a roles de liderazgo y gestión.
El sector público y el sector privado también presentan diferencias notables. Aunque los salarios en el sector público son, en promedio, más altos que en el sector privado, la brecha de género persiste en ambos. Las mujeres en el sector público ganan menos que los hombres, a pesar de que este sector es conocido por ofrecer salarios más equitativos y beneficios adicionales.
Por otro lado, los trabajadores por cuenta propia enfrentan sus propios desafíos. Con un ingreso medio mensual significativamente más bajo que en otras categorías, este grupo es particularmente vulnerable. Las mujeres en esta categoría enfrentan una doble carga, ya que no solo ganan menos en promedio que los hombres sino que también carecen de los beneficios y la estabilidad que ofrecen los empleos asalariados.
Los datos del INE también sugieren que la educación y la experiencia laboral son factores determinantes en la disparidad salarial. A pesar de que las mujeres en Chile han logrado avances significativos en términos de educación, aún enfrentan barreras estructurales que limitan su acceso a salarios más altos y roles de mayor responsabilidad.
La discriminación de género en el lugar de trabajo es una realidad que no puede ser ignorada. Las mujeres a menudo enfrentan sesgos implícitos y explícitos que afectan sus oportunidades de empleo y promoción. Estos sesgos no solo afectan los ingresos actuales de las mujeres, sino que también tienen implicaciones a largo plazo, impactando su seguridad económica y sus oportunidades de jubilación.
En respuesta a estos hallazgos, diversos grupos de la sociedad civil, así como organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, están abogando por políticas más inclusivas y equitativas. La implementación de políticas de igualdad de género y la promoción de la transparencia salarial son pasos cruciales para abordar estas disparidades.
Además, es fundamental promover una mayor representación de mujeres en roles de liderazgo y toma de decisiones. La inclusión de mujeres en puestos directivos no solo es una cuestión de justicia e igualdad, sino que también tiene beneficios económicos comprobados. Las empresas y organizaciones con una mayor diversidad de género tienden a ser más innovadoras y a tener un mejor desempeño financiero.
La educación y la capacitación también juegan un papel crucial en la reducción de la brecha salarial. Programas que fomenten el desarrollo de habilidades y la capacitación continua pueden ayudar a las mujeres a acceder a roles mejor remunerados y a avanzar en sus carreras.
La conciliación entre la vida laboral y personal es otro aspecto que debe ser abordado. Las políticas de flexibilidad laboral, como el trabajo remoto y los horarios flexibles, pueden ayudar a las mujeres a equilibrar sus responsabilidades laborales y familiares, permitiéndoles participar más plenamente en la fuerza laboral.
Los resultados de la Encuesta Suplementaria de Ingresos 2023 del INE son un llamado a la acción para todos los actores sociales, desde el gobierno hasta el sector privado y la sociedad civil. La reducción de la brecha salarial de género requiere un enfoque multifacético y el compromiso de todos los sectores de la sociedad.
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