Inician obras de construcción de cárcel de alta seguridad en Santiago en 2025
El ministro de Justicia, Luis Cordero, afirmó ayer en una entrevista que las obras para la construcción de una cárcel de alta seguridad en Santiago deberán comenzar durante el primer trimestre del próximo año. Esta nueva infraestructura busca atender la creciente demanda del sistema penitenciario chileno y responder a la ola de violencia que ha azotado a la capital en los últimos meses.
La decisión de edificar esta nueva prisión se tomó en julio, a raíz de una ola de violencia que, durante un fin de semana, dejó como saldo 18 muertos, entre ellos cuatro adolescentes de entre 13 y 17 años de edad. Este trágico episodio evidenció la necesidad urgente de mejorar y ampliar las instalaciones carcelarias del país, especialmente para albergar a los delincuentes más peligrosos.
El nuevo penal tendrá un costo aproximado de 100 millones de dólares y permitirá albergar a unos 500 reos, en su mayoría cabecillas y miembros de las bandas del crimen organizado. Este tipo de criminales requieren medidas de seguridad más estrictas y condiciones especiales de reclusión para garantizar la seguridad tanto dentro como fuera de las instalaciones penitenciarias.
En una entrevista concedida a TVN, Cordero aseguró que una sola cárcel no va a marcar la diferencia, ya que el país enfrenta una sobrepoblación penal crítica. Actualmente, el sistema penitenciario chileno está sobrecargado, con un número de detenidos que excede ampliamente la capacidad instalada de las cárceles.
A fines de marzo, Chile tenía 57 mil 872 detenidos, muy por encima de la capacidad instalada que es de 41 mil condenados. Esta situación ha generado problemas significativos en la gestión de las cárceles, incluyendo condiciones de hacinamiento y dificultades para mantener el orden y la seguridad.
Para abordar esta crisis, Cordero señaló que de manera paralela se están ampliando cinco recintos penitenciarios existentes y diseñando dos nuevas penitenciarías, una en Calama y otra en Copiapó. Estas iniciativas forman parte de un plan integral del gobierno para mejorar la infraestructura carcelaria y garantizar condiciones más dignas para los reclusos.
El ministro destacó la importancia de estas medidas, señalando que no se trata solo de construir más cárceles, sino de mejorar la calidad de las instalaciones y los programas de rehabilitación para los reclusos. En este sentido, el gobierno está trabajando en la implementación de nuevas políticas y programas que aborden las causas subyacentes de la criminalidad y promuevan la reinserción social de los detenidos.
Además, Cordero hizo hincapié en la necesidad de una colaboración más estrecha entre las diferentes instituciones del Estado y la sociedad civil para abordar de manera efectiva los desafíos del sistema penitenciario. Esto incluye la cooperación con las fuerzas de seguridad, el poder judicial, las organizaciones de derechos humanos y las comunidades locales.
La construcción de la nueva cárcel de alta seguridad en Santiago es solo una parte de un esfuerzo más amplio para fortalecer el sistema de justicia y garantizar la seguridad pública. El gobierno también está invirtiendo en tecnología de punta y capacitación para el personal penitenciario, con el objetivo de mejorar la gestión y el control de las cárceles.
En paralelo, se están desarrollando programas específicos para la rehabilitación y la reinserción social de los reclusos, con énfasis en la educación, la formación profesional y el apoyo psicológico. Estos programas son esenciales para reducir la reincidencia y facilitar la integración de los exconvictos en la sociedad.
La construcción de la nueva cárcel y la ampliación de otros recintos penitenciarios también tienen como objetivo aliviar la presión sobre las cárceles existentes y mejorar las condiciones de vida de los reclusos. El hacinamiento ha sido un problema persistente en el sistema penitenciario chileno, con consecuencias graves para la salud y el bienestar de los detenidos.
El ministro Cordero subrayó que la construcción de la cárcel de alta seguridad en Santiago es una prioridad para el gobierno y que se están tomando todas las medidas necesarias para garantizar que las obras comiencen según lo previsto. La seguridad y la justicia son pilares fundamentales de la sociedad, y es responsabilidad del Estado garantizar que el sistema penitenciario funcione de manera eficiente y justa.
El anuncio del inicio de las obras de construcción de la cárcel de alta seguridad en Santiago ha generado diversas reacciones en la opinión pública y entre los expertos en justicia. Algunos han elogiado la iniciativa como un paso necesario para mejorar la seguridad y la gestión del sistema penitenciario, mientras que otros han expresado preocupaciones sobre el costo y la efectividad de estas medidas a largo plazo.
En cualquier caso, la construcción de la nueva cárcel representa una oportunidad para abordar algunos de los problemas más urgentes del sistema penitenciario chileno y avanzar hacia un modelo de justicia más equitativo y eficiente. La implementación de estas medidas requerirá un compromiso continuo y una colaboración efectiva entre todas las partes involucradas.