Las marcas prefieren cada vez más Goodwoods o The Quails en lugar de los salones convencionales: una cuestión de renovación o extinción.

Renovarse o morir, las marcas cada vez optan más por Goodwoods o The Quails que por los salones convencionales

El mundo cambia constantemente y a un ritmo acelerado, una realidad que no escapa al sector automotor. Las cumbres de la industria, los salones del automóvil, que antes eran eventos de obligado cumplimiento, están siendo desplazadas por otros eventos más atractivos para el público y las marcas, como los concursos de elegancia.

En tiempos pasados, los salones del automóvil eran el espacio donde las marcas automotrices presentaban todas sus novedades. Desde un utilitario sencillo hasta un superdeportivo, los salones eran el escenario de presentación de toda innovación vehicular. Los coches que ahora consideramos icónicos se desvelaron en estos salones, en ciudades como Tokio, Ginebra, París, Frankfurt y otros gigantes del sector. Sin embargo, este lugar de privilegio ha ido cediendo terreno a otros eventos que capturan la atención del público y las marcas.

Por ejemplo, Detroit, la ciudad que una vez fue el corazón de la industria automotriz, ha dejado de ser un referente en los salones del automóvil. Pese a que aún existe el Salón de Detroit, la ciudad ha perdido su lugar preponderante en la industria. En su lugar, eventos como Goodwood, que apareció en 1993, y The Quail, al otro lado del Atlántico, han cobrado relevancia. Estos eventos ofrecen un escaparate donde se unen el pasado, presente y futuro del automóvil y el motorsport.

El golpe más duro para los tradicionales salones del automóvil llegó con la pandemia. La cancelación de eventos y la transformación del mundo tras la llegada del COVID-19 cambiaron la dinámica de la industria. Para cuando algunos salones reanudaron su organización, las marcas habían aprendido a desenvolverse sin ellos. Además, habían descubierto que podían prescindir de los costosos stands que solían montar en estos salones. Incluso, algunas marcas comenzaron a crear sus propios eventos para presentar sus novedades, como Volkswagen hizo en 2016, el año en que estalló el escándalo del ‘Dieselgate’.

Hoy en día, es común que las grandes marcas decidan omitir los salones tradicionales. En su lugar, reservan sus lanzamientos para otros momentos del año o para eventos más atractivos, como Goodwood, The Quail, o entornos idílicos como Villa d’Este en el Lago Como o el concurso de Pebble Beach dentro del Monterey Car Week. Incluso, el Salón de Ginebra, uno de los más reconocidos del sector, ha anunciado que no continuará, al menos no en su formato tradicional. Sin embargo, su versión en Dubai continuará de momento.

Los cambios en la industria también están afectados por la política comercial global. La presencia de marcas chinas en salones europeos se ha vuelto común, incluso antes del aumento de la presencia de firmas del gigante asiático. Aunque tienen su propio evento, el Salón de Pekín, también suelen tener stands propios en los salones europeos. Sin embargo, el establecimiento de aranceles de Bruselas a Pekín puede complicar la expansión de estas marcas en Europa y llevarlas a desistir de participar en los salones europeos. En el próximo Salón de París, no estarán presentes marcas como MG, Great Wall, Volvo, Polestar o Zeekr.

En este cambiante panorama, el futuro de los salones del automóvil es incierto. Con la disminución de la participación de las marcas y el auge de otros eventos más atractivos, estos tradicionales eventos del sector automotriz están enfrentando un reto que podría definir su existencia en los próximos años.

Deja una respuesta