Enfermedades como la poliomielitis, hepatitis y meningitis reflejan la crisis humanitaria en Gaza | Internacional

EL PAÍS

Las condiciones sanitarias en Gaza han sido una preocupación creciente para las agencias de la ONU y ONG durante muchos meses, y el temor de que estas condiciones conducirían a brotes de enfermedades se ha hecho realidad. La semana pasada, las autoridades sanitarias de la región anunciaron el primer caso de polio en Gaza en 25 años. El paciente es un bebé de diez meses que no estaba vacunado, y su edad coincide con la duración de la invasión de Gaza, que ha reducido la tasa de vacunación del 99% al 89%.

La polio se transmite principalmente a través del consumo de agua contaminada con restos fecales. El virus de la polio se detectó en julio en muestras de aguas residuales en seis puntos de Jan Yunis y Deir El Balah. Para confirmar los casos sospechosos, las muestras se enviaron a Jordania para su análisis.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la agencia de la ONU para la infancia, UNICEF, anunciaron en un comunicado conjunto que tienen garantizado el suministro de 1,6 millones de dosis de la vacuna oral tipo 2, que se administrará a más de 640.000 niños menores de 10 años en Gaza. Sin embargo, para que la campaña de vacunación sea efectiva, debe llegar al menos al 96% de la población objetivo, lo que será imposible sin una “pausa humanitaria”.

Las vacunas se introducirán a finales de agosto a través del aeropuerto Ben Gurión, cerca de Tel Aviv, y deben enviarse a Gaza sin romper la cadena de frío. Las necesidades adicionales para la campaña exitosa incluyen suficiente dinero en efectivo para que la gente pueda pagar los desplazamientos, combustible y redes de telecomunicaciones operativas para informar a la población de la campaña.

La suerte de estos 640.000 niños de Gaza, por lo tanto, depende en gran medida de los negociadores que están trabajando en un alto el fuego. A pesar de las grandes distancias geográficas y culturales que separan a estos negociadores, su trabajo tiene un impacto directo y vital en las vidas de los niños de Gaza.

La situación política ha alcanzado un punto muerto debido a la estrategia fallida del jefe de la diplomacia de uno de los países mediadores, EE UU, Antony Blinken. Permitió al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, modificar el acuerdo original, presentar el nuevo borrador como una «propuesta de compromiso» y presionar a Hamás para que lo acepte.

La «urgencia» de llegar a un acuerdo de alto el fuego se debe tanto a las próximas elecciones presidenciales en los Estados Unidos como al riesgo de guerra regional si las negociaciones fallan. Sin embargo, para las organizaciones humanitarias, la urgencia tiene más que ver con la prevención de un brote de polio, que puede causar parálisis o deformidades y afecta principalmente a los niños menores de cinco años.

Las necesidades inmediatas de los niños de Gaza no se alinean con los tiempos de las negociaciones políticas. Por lo tanto, el enfoque ahora es conseguir una pausa humanitaria de una semana para la vacunación. Esta pausa fue solicitada por el propio secretario general de la ONU, António Guterres, y es apoyada por el Ministerio de Salud del gobierno de Hamás en Gaza. Israel aún no ha respondido formalmente.

En Gaza, la situación sanitaria es desesperada. El 70% de las bombas de aguas residuales están destruidas y ninguna planta de tratamiento de aguas residuales funciona de forma permanente. Las diarreas agudas han afectado a 415.766 personas en los primeros siete meses de guerra, un cuarto de ellas en niños menores de cinco años.

Sofía Piñeiro, coordinadora de enfermería de Médicos sin Fronteras España, ha estado en Gaza en dos ocasiones y ha presenciado la gravedad de la situación. Según Piñeiro, los cuerpos de los niños están pagando el precio de tantos meses de guerra y condiciones precarias. La dieta básica y deficiente de los niños ha debilitado sus defensas, lo que los hace aún más vulnerables a las enfermedades.

La situación en Gaza es un ejemplo de cómo la política y las necesidades humanitarias a menudo están en desacuerdo. Mientras los políticos negocian y discuten, las vidas de los niños de Gaza están en peligro. Es imperativo que se encuentre una solución a la crisis lo antes posible para evitar más sufrimiento y pérdida de vidas.

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