El conflicto entre Ucrania y Rusia alcanzó nuevos niveles el pasado 16 de agosto, cuando fuentes de los servicios de inteligencia ucranianos informaron que tres aviones de combate enemigos fueron destruidos en un ataque contra un aeródromo en la región rusa de Nizni Novgorod. Este incidente ha añadido una nueva dimensión a las tensiones en curso entre los dos países.
Según las fuentes, la base aérea de Savasleika fue atacada con drones kamikaze ucranianos. El armamento utilizado en el ataque es especialmente notable, ya que indica un cambio en las tácticas militares y estratégicas de Ucrania, con un enfoque en la tecnología de drones para llevar a cabo operaciones de combate.
En el ataque, un MiG-31 K/I y dos Il-76 fueron destruidos. Además, otras cinco aeronaves, probablemente también del tipo MiG-31 K/I, fueron dañadas. Los detalles de este ataque fueron proporcionados por la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa (GUR), subrayando la seriedad del incidente.
Este no es el primer ataque de este tipo en la región. El mismo aeródromo ya había sido blanco de un ataque con drones en la noche del 13 al 14 de agosto. Esto sugiere que los drones kamikaze se están volviendo una herramienta cada vez más esencial en el arsenal militar de Ucrania.
Josep Borrell, el jefe de la diplomacia de la UE, ha afirmado que la ofensiva ucraniana en suelo ruso asestó un «duro golpe» a la propaganda del presidente Vladimir Putin. Borrell abogó por levantar las restricciones al uso del armamento occidental entregado a Ucrania, lo que podría tener implicaciones significativas para el equilibrio de poder en la región.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, reiteró su pedido de que sus aliados le permitan usar armas de largo alcance contra el interior de Rusia, a fin de detener el avance de las tropas rusas en el este de Ucrania. Esto destaca la creciente presión que Ucrania está poniendo sobre sus aliados para aumentar su apoyo militar.
La ofensiva ucraniana en Kursk, una región rusa, ha sido destacada por Borrell como un duro golpe a la narrativa del presidente ruso Putin. Borrell habló de esta cuestión con el canciller ucraniano, Dmytro Kuleba, lo que subraya la importancia que la UE está dando a esta cuestión.
Borrell considera que levantar las restricciones al uso de capacidades contra el ejército ruso involucrado en la agresión a Ucrania, de acuerdo con el derecho internacional, tendría varios efectos importantes. Entre ellos, fortalecer la autodefensa de Ucrania al poner fin al santuario de Rusia para sus ataques, salvar vidas y promover los esfuerzos de paz.
La incursión desde el 6 de agosto de tropas ucranianas en la región rusa de Kursk permitió a Kiev retomar la iniciativa, dos años y medio después del inicio de la invasión rusa. A pesar de este avance, el epicentro del conflicto se mantiene en el este de Ucrania, donde el ejército ruso, mejor equipado, prosigue un avance que le permitió tomar varias localidades en los últimos días.
Estos acontecimientos recientes han llevado a la situación a un punto crítico, y la respuesta de la comunidad internacional será crucial para determinar el futuro de las relaciones entre Ucrania y Rusia. En este contexto, será interesante ver cómo se desarrollan las reuniones de ministros de relaciones exteriores y de defensa de la UE que se celebrarán los días 29 y 30 de agosto en Bruselas, en presencia de Kuleba.