El monarca de Marruecos, Mohamed VI, concedió la noche del lunes el perdón a 4.831 personas que estaban encarceladas, procesadas o bajo órdenes de búsqueda policial por su implicación en la producción y distribución de cannabis. Estos individuos son en su mayoría agricultores de la región del Rif, ubicada en el norte del país. Este acto de clemencia, desarrollado en el marco de la fiesta nacional de la Revolución del Rey y el Pueblo, que celebraba su 71ª edición, es una tradición que normalmente conlleva la otorgación de indultos reales.
Esta decisión era muy esperada desde que en 2021, el Parlamento marroquí aprobó una ley que permite el cultivo de cannabis para fines terapéuticos y comerciales. Sin embargo, debe aclararse que el uso recreativo del cannabis sigue siendo ilegal en Marruecos.
De los perdonados, 548 estaban en prisión, mientras que otros 137 habían sido condenados pero estaban libres, según un informe de la agencia oficial marroquí MAP. Los demás habían sido procesados por una actividad que en el momento de la apertura de las investigaciones era ilegal, pero que ya no lo es. A pesar de la especulación en las redes sociales de que algún preso político podría beneficiarse del indulto real, este no resultó ser el caso.
La posible liberación del disidente Mohamed Ziane, un exministro de Derechos Humanos que ha sido muy crítico con el régimen en los últimos años, generó mucha expectación. Sin embargo, no fue liberado. Ziane, que nació en España hace 81 años, tiene dos condenas de cárcel, de tres y seis años respectivamente.
Con la legalización del cannabis en 2021, el Parlamento marroquí intentó apaciguar la tensión en la región norteña del Rif, que ha sido marginada por Rabat en sus inversiones durante décadas y es uno de los principales focos de oposición al régimen. La nueva legislación no permite el cultivo de la planta de cannabis en todo el país, sino sólo en las tres provincias del norte que forman parte del Rif: Alhucemas, Chauen y Taounat.
La región del Rif tiene una larga tradición en la producción de cannabis. Según un estudio de la ONG Global Initiative, entre 96.000 y 140.000 familias viven directa o indirectamente de su comercialización, la mayoría de ellas pequeños agricultores. Ilyas al Omari, presidente de la región en 2016, afirmó que el 80% de los ingresos de la zona están relacionados con el cannabis.
Marruecos aspira a convertirse en el principal productor mundial en el circuito legal del cannabis, un sector que está experimentando un crecimiento sustancial debido a su valor medicinal y a sus usos industriales, como la producción de cosméticos. En 2020, las Naciones Unidas eliminaron el cannabis de su lista de las drogas más peligrosas, y varios países, incluyendo Alemania y Canadá, han despenalizado incluso su consumo recreativo.
El crecimiento del mercado del cannabis ha sido tal que el volumen de negocio ya supera los 60.000 millones de euros, casi el doble que en 2020. Esta realidad ha llevado a la Agencia Nacional de Reglamentación de las Actividades Relativas al Cannabis (ANRAC) a aumentar considerablemente la concesión de licencias de actividad. Mientras que el año pasado otorgó 430 licencias a agricultores para el cultivo de la planta, este año ya ha concedido 2.837.
Marruecos ha sido considerado durante años el segundo productor mundial de cannabis, sólo superado por Afganistán. Sin embargo, a pesar de la legalización, todavía no existen datos fiables sobre el aumento en los ingresos de los agricultores. Según el estudio de Global Initiative, antes de la legalización, los trabajadores en el sector del cannabis ganaban entre 10 y 13 euros al día, y los pequeños agricultores sólo se quedaban con el 4% del valor total de la venta de la marihuana en el mercado. Se espera que esta última cifra aumente al 12% tras la legalización.