El fútbol, ese juego de estrategia y habilidad que apasiona a millones, volvió a demostrar en el debut de la Liga que cada partido es una historia única y apasionante. El Atlético de Madrid y el Villarreal se enfrentaron en un duelo que dejó al descubierto tanto las virtudes como los errores de ambos equipos. El debutante Julián Álvarez no pasó desapercibido y el goleador Sorloth anotó antes de ser reemplazado al descanso. Pero fue la defensa y el portero Oblak quienes tuvieron una noche difícil, siendo superados por los veloces jugadores del Villarreal.
El partido se jugó a golpes, con ambos equipos mostrando su fuerza y debilidades. El Atlético, sólido y bien apuntalado, se enfrentó a un Villarreal en plena reconversión. Ambos equipos demostraron tener talento, pero también cometieron errores groseros que arrastran de su pasado reciente. A pesar de ser el primer partido de la temporada, el Atlético mostró una buena traza que solo fue eclipsada por una extrema fragilidad.
El Atlético necesitaba tomar el control del partido y demostrar que sus nuevas incorporaciones son más que simples fichajes para engordar la ilusión de los aficionados. Simeone, el entrenador del equipo, ha pedido refuerzos y se le han concedido. Era hora de que el equipo diera un paso al frente. Lo hizo pero solo a medias. Primero fue Lino, quien cabeceó un centro de Marcos Llorente que fue salvado por el portero del Villarreal, Diego Conde. Luego fue el turno de Reinildo, pero su jugada terminó en fuera de juego. A pesar de no tener premio, esta jugada se repetiría a lo largo del partido con mejor suerte.
La defensa del Atlético sufrió constantemente con la velocidad de los delanteros del Villarreal, Witsel, Azpilicueta y Le Normand. Los «balas amarillas» de Marcelino, Danjuma y Yeremy Pino, fueron una pesadilla constante. El primer gol del Villarreal llegó gracias a una jugada de Danjuma, quien tras un saque de puerta largo de Diego Conde, se lanzó a la carrera, recortó a Witsel en el área y cruzó la pelota para que se colara en la meta de Oblak pegadita a su poste izquierdo.
Pero el Atlético no se quedó atrás y respondió de inmediato. Griezmann encontró un hueco en la defensa del Villarreal y lanzó a Marcos Llorente, quien se coló en el área rival y con un derechazo cruzado mandó el balón a la escuadra. Acción, reacción. A pesar de no mostrar sus mejores habilidades, ambos equipos fueron capaces de encontrar las grietas en la defensa rival.
El segundo gol del Villarreal llegó tras un error de Oblak, quien en una salida grosera no pudo atajar un balón que rebotó en Koke y entró en la portería. A pesar de este golpe, el Atlético volvió a reaccionar. Simeone, consciente de las debilidades de su equipo, esperó hasta el descanso para hacer cambios. Sin embargo, Sorloth le dio un respiro al equipo marcando su primer gol como colchonero.
El delantero noruego, aislado en su pelea con Albiol y Bailly, aprovechó la primera pelota que le llegó para anotar. Pero a pesar de su gol, su nuevo entrenador decidió reemplazarlo al descanso. En su lugar, entraron Giménez y Correa para apuntalar la defensa y el ataque respectivamente.
El partido se volvió más controlado y el Atlético tomó más el control del partido cuando De Paul cogió el mando. Sin embargo, las ocasiones de gol se redujeron y el partido se volvió más lento. Cuando Simeone decidió dar entrada a Julián Álvarez a 15 minutos del final, Correa estuvo cerca de marcar pero su disparo fue atajado por Bailly. El debutante Álvarez fue la última bala de Simeone para buscar la victoria, pero el partido había perdido su electricidad. No quedaban ideas ni fuerzas, dejando el partido en un empate que dejó a ambos equipos con la sensación de que se pudo haber hecho más.