El primer día de la Liga de Fútbol de Madrid culminó con un pinchazo. Sin embargo, no fue en la taquilla, fue en el césped. Los blancos no pudieron pasar de un empate en un Son Moix abarrotado que se convirtió en un embudo para el equipo de Carlo Ancelotti, incapaz de superar la defensa de Jagoba Arrasate. Rodrygo anotó el primer gol de la noche, que prometía ser brillante para la galaxia madridista, pero Vedat Muriqi, con un potente cabezazo, selló el empate.
Ancelotti es consciente de que el ingrediente más importante para un equipo campeón es la química, tanto dentro como fuera del vestuario. Sus dos Champions League en cuatro años se explican a partir de la atmósfera de grupo que se vive en Valdebebas. Por eso, y porque el verano está para disfrutar, el entrenador italiano volvió a apostar en Son Moix por el once de la Supercopa de Europa. Este equipo que reúne en el mismo ataque a Jude Bellingham, Rodrygo, Vinicius y Kylian Mbappé.
Cada partido caluroso de este Madrid recuerda a las giras exóticas de los Galácticos. Es así. Por el número ‘9’ que llevaba Mbappé, porque Bellingham es inglés como David Beckham, por la ‘samba’ de Vinicius y Rodrygo… Es un equipo que apetece ver. Por eso en la grada de Son Moix no cabía un alma y allí estaban Rudy Fernández, Rafael Nadal o Álex Abrines.
Esta alineación del Madrid ha tenido dos partidos de prueba y ya ha dejado claro que necesita más físico que adaptación. En la primera mitad en Mallorca volvieron a fluir como desea Ancelotti, intercambiando posiciones, creando espacios para los compañeros, atrayendo rivales… Pero le faltó gas, necesario para las ideas.
A pesar del arreón inicial de Mallorca, en el que tuvo que intervenir Thibaut Courtois para despejar un disparo de Samu Costa, el Madrid controló el partido. Bellingham volvió a ser más constructor que ejecutor y Ancelotti siguió probando varias salidas de balón que acababan, según la jugada, con el inglés, Antonio Rüdiger, Rodrygo o Vinicius en la que era la posición de Toni Kroos. Unos movimientos que desajustaron a su rival.
En el minuto 12 se produjo la primera combinación de éxito. Bellingham, Mbappé, Vinicius y Rodrygo se juntaron en la zona izquierda del área balear. Pared entre el inglés y el francés, el balón llegó a Vinicius, que pasó a Rodrygo y este, después de varios amagos, encontró la red del Mallorca con una rosca al palo izquierdo de Dominik Greif.
El gol confirmó la superioridad del Madrid ante un Mallorca que intentó hacerse con el balón, pero no pudo. La idea de Arrasate es más proactiva que la de Javier Aguirre, pero la diferencia de talento entre ambos equipos era demasiada como para buscar ese camino. El plan se volvió simple: defender y aprovechar las oportunidades que se presentaran.
El Madrid pausó el juego cuando tuvo que hacerlo y aceleró cuando vio los espacios, especialmente en los pies de Vinicius y Mbappé y siempre sostenido por Federico Valverde y Aurélien Tchouaméni. En el minuto 24, Mbappé remató al lateral un centro de Vinicius, y unos minutos después no llegó por milímetros a terminar una combinación extraordinaria de sus compañeros. Dentro del área, de derecha a izquierda, con pisadas y algún caño, Vinicius terminó poniendo un centro que el galo no alcanzó a rematar.
Muriqi, gigante
Los blancos disfrutaban y el Mallorca sufría, dependiente de las jugadas a balón parado. Afortunadamente, la noche de Palma le había reservado un premio. Tras el descanso, los baleares vieron la luz como casi siempre en Son Moix, con un centro y un remate de cabeza de Muriqi. Gigante, el kosovar se elevó entre Rüdiger y Bellingham y superó a Courtois para empatar el partido.
Era el minuto 51 y Arrasate tenía al Madrid donde quería. Empate en el tramo final y el partido convertido en un embudo hacia la portería balear. Al Madrid le costó romper líneas, el ex de Osasuna metió más madera en su centro del campo y Ancelotti apostó por Luka Modric en el timón. Necesitaba ideas y goles.
En la última media hora, el conjunto blanco empezó a atravesar el embudo como pudo. En el minuto 61, Mbappé ganó a la espalda de los centrales, encaró a los últimos defensas y probó a Greif al primer palo, pero el guardameta rechazó el disparo del francés. No sería su último intento.
El físico comenzó a hacer efecto en ambos equipos y el duelo se llenó de imprecisiones, sin romperse porque nadie estaba para carreras extras. En el minuto 69, Bellingham encontró a Mbappé al espacio y el galo, con la zurda, probó en diagonal a Greif, que volvió a acertar para rechazar el tiro.
El embudo mallorquín se convirtió en un imposible para el Madrid, obligando a Ancelotti a realizar tres cambios de emergencia en el minuto 88. No encontraba soluciones a sus problemas y retiró a Bellingham y Vinicius, impotentes ante la defensa rival. Fue el turno de Ferdi Kadioglu y Brahim Díaz, con Mbappé y Rodrygo al lado. Demasiadas urgencias para la primera semana de competición liguera.
El Madrid perdió dos puntos en su estreno y confirmó que no todos los días son fiesta en la galaxia. Le quedan 37 jornadas de sudor.