En un evento que recuerda los intercambios de espías durante la Guerra Fría, 24 personas han sido intercambiadas entre varios países, principalmente Rusia, Estados Unidos y Alemania. Las personas en cuestión se encontraban vinculadas a actividades de inteligencia, políticas y financieras, y su importancia se refleja en el hecho de que fueron recibidos personalmente por los presidentos Vladimir Putin y Joe Biden al aterrizar en sus respectivos territorios.
La lista de personas intercambiadas es variada e incluye agentes secretos, activistas políticos, hackers, expertos informáticos y financieros, y periodistas. Algunos de ellos fueron arrancados del anonimato para ser puestos en la vista pública, mientras que otros ya eran reconocidos actores políticos. Esta operación de intercambio de prisioneros es sin precedentes en la era moderna y demuestra el juego de ajedrez geopolítico y secreto que se está jugando en el escenario mundial.
Entre las personas intercambiadas por Estados Unidos se encuentran Evan Gershkovich, periodista del The Wall Street Journal acusado de espiar al complejo militar ruso; Paul Whelan, exmarine y director de Seguridad e Investigaciones Globales de BorgWarner, acusado de espionaje; y Vladimir Kara-Murza, periodista y vicepresidente de «Rusia Abierta», activista contra el Estado ruso.
Por otro lado, Alemania recibió a un grupo de personas que trabajaron o se activaron en contra del Gobierno de Vladimir Putin y de Rusia. Entre ellos se encuentran: Lilia Chanyshena, del grupo “Rusia del Futuro”, acusada de incitación al extremismo; Ksenia Fadeyeva, acusa de participar en grupo extremista y actividades ilegales relacionadas con el dirigente opositor ruso Alexei Navalni; y Oleg Orlov, copresidente de la organización “Memorial”, la que obtuvo el Premio Nobel de la Paz, condenado por desacreditar a las Fuerzas Armadas de Rusia.
Finalmente, Rusia recibió a colaboradores valiosos para el Estado ruso. Algunos ejemplos son Vadim Krasikov, agente del Servicio Federal de Seguridad (FSB) de Rusia, acusado de ejecutar en Alemania a un oficial checheno; Vladislav Klyushin, director ejecutivo de M-13 y empresario en ciberseguridad, acusado de robar información financiera y usar ilegalmente datos financieros de empresas estadounidenses para ayudar a Rusia; y Roman Seleznev, hacker, acusado de ser estafador internacional y piratear servidores de Estados Unidos.
La operación de intercambio involucró a varias entidades de inteligencia y contrainteligencia, incluyendo la Central Americana de Inteligencia (CIA), el Servicio Federal de Seguridad (FSB) de Rusia, el Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia (SVR), y el Servicio Federal de Inteligencia Exterior de Alemania (Bundesnachrichtendienst). Esta operación pone de manifiesto los complejos hilos que se mueven detrás de los acontecimientos mundiales, donde agencias gubernamentales poderosas buscan influir y provocar daños en múltiples áreas, desde financieras e industriales, hasta militares y logísticas.