El auge de la era digital y las nuevas tecnologías ha llevado a un incremento en los tipos de estafas en línea que pueden ser bastante difíciles de detectar. Una de ellas es el Vishing (combinación de las palabras «voice» y «phishing»), una estafa sofisticada en la que los ciberdelincuentes utilizan la Inteligencia Artificial para emular la voz de un ser querido y solicitar dinero a la víctima.
Los delincuentes digitales han encontrado en la Inteligencia Artificial una herramienta potente para dar mayor credibilidad a sus estafas. Según el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE), es crucial mantenernos alerta y usar el sentido común antes de seguir acciones que puedan llevar a algún tipo de perjuicio.
En un intento por desenmascarar esta estratagema, es crucial entender cómo opera el Vishing. Este fraude comienza con bots que llaman al azar a personas, graban su voz y luego, con la ayuda de la Inteligencia Artificial, generan una voz parecida a la de un familiar. El primer indicio de esta estafa, según el INCIBE, es recibir llamadas en las que no se oye nada al otro lado de la línea.
Al igual que el Phishing, el Vishing engaña a las víctimas para que revelen información personal, bancaria o soliciten dinero bajo el pretexto de ser un ser querido en una situación de emergencia. Esta técnica es la versión mejorada de la estafa del «hijo en apuros», pero en lugar de un mensaje de texto, es la voz del propio hijo, padre o primo la que solicita el dinero.
La manera en que esta estafa opera es meticulosa y cuidadosamente planificada. Los estafadores recopilan información sobre la víctima a través de redes sociales, bases de datos públicas o incluso comprando los mismos en la red oscura. Luego, emplean la Inteligencia Artificial para crear grabaciones que imitan la voz de una persona conocida por la víctima usando tecnologías de síntesis de voz y deepfakes.
La víctima recibe una llamada de un número que puede parecer legítimo, pero es al responder y escuchar la voz de un ser querido en una aparente situación de urgencia cuando la verdadera amenaza se cierne sobre la víctima. Esta voz solicita con angustia el envío de dinero o el número de la tarjeta de crédito para solucionar el aparente embrollo en el que se encuentran.
Se utiliza manipulación psicológica para aumentar la presión sobre la víctima, al afirmar que están en peligro, que necesitan ayuda urgente o que hay una emergencia familiar que requiere una respuesta inmediata.
Para protegerse de esta amenaza emergente, el INCIBE sugiere aplicar el sentido común y la suspicacia necesaria. Ante cualquier llamada sospechosa, se debe corroborar la información directamente con la persona que supuestamente está llamando. Además, nunca se deben facilitar datos personales ni bancarios, ni hacer clic en enlaces que nos lleguen ni descargar aplicaciones.
Otra recomendación es desconfiar de llamadas inesperadas. Si no se reconoce el número y en la llamada se solicita información personal o financiera, lo mejor es colgar y volver a llamar a esa persona al número registrado en su agenda.
En definitiva, el Vishing se ha convertido en una amenaza seria en la era digital. A diferencia de otros ciberataques, este emplea una emulación muy fidedigna de la voz de un familiar. La velocidad de reacción de la víctima es determinante para atajar sus consecuencias. Las máximas deben ser, no responder a números ocultos y nunca interactuar si se tiene alguna duda.