El escenario político en Venezuela siempre ha sido objeto de debate y controversia. En medio de las tensiones políticas, los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil y Gustavo Petro de Colombia han tomado la iniciativa para mediar en la crisis política de Venezuela. Los líderes han cambiado su enfoque de la insistencia en la presentación de las «actas, actas, actas» a la presentación de opciones viables al presidente Nicolás Maduro para resolver la crisis política de manera pacífica.
Lula sugirió la posibilidad de nuevos comicios y un gobierno de coalición en una entrevista, mientras que Petro presentó un plan detallado basado en «la experiencia del Frente Nacional colombiano». El plan de Petro incluye el levantamiento de todas las sanciones contra Venezuela, una amnistía general a nivel nacional e internacional, garantías totales a la acción política, un gobierno de cohabitación transitorio y nuevas elecciones libres.
El presidente estadounidense, Joe Biden, inicialmente pareció apoyar la sugerencia de una repetición electoral en Venezuela, aunque la Casa Blanca aclaró posteriormente que había habido una malinterpretación. La posición oficial de los Estados Unidos, expresada por el portavoz del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca, John Kirby, es que Washington no está dispuesto a ofrecer incentivos a Maduro para que abandone el poder. Kirby reiteró que Edmundo González es el ganador de las elecciones, instando al régimen venezolano a hacer públicas las actas electorales.
Por su parte, Lula ha afirmado que no reconocerá una victoria de Maduro sin ver las actas oficiales. En un movimiento audaz, sugirió la posibilidad de que Maduro convoque nuevas elecciones y formule un gobierno de coalición. Sin embargo, la líder de la oposición venezolana, María Corina Machado, ha dejado claro que rechaza la idea de nuevas elecciones.
La solución propuesta por Petro se basa en el precedente del Frente Nacional en Colombia, donde los dos partidos tradicionales, el Liberal y el Conservador, alternaron en el gobierno durante un periodo de 16 años para sacar del poder al general Gustavo Rojas Pinilla. Según Petro, esta experiencia podría ayudar en la resolución definitiva de la crisis en Venezuela.
Las diplomacias de Brasil y Colombia han tomado la iniciativa en la mediación después de que el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, se desvinculó del grupo de mediadores principales. Para Petro, es crucial que la crisis se resuelva pacíficamente, ya que Colombia comparte una amplia frontera con Venezuela y ha acogido a casi tres millones de venezolanos en los últimos años.
Sin embargo, el respeto absoluto al veredicto de las urnas del 28 de julio es una de las líneas rojas que Machado plantea en cualquier negociación con el régimen. La oposición mantiene la presión sobre el régimen, pero Machado y su candidato, González Urrutia, permanecen escondidos por miedo a represalias.
En medio de este complicado escenario, la diplomacia brasileña manifestó que no tiene prisa en encontrar una solución. Celso Amorim, principal asesor en política internacional de Lula y antiguo canciller y embajador, recalcó que la impaciencia no es una buena consejera en la diplomacia.
Mientras tanto, la crisis venezolana no está entre las prioridades de Washington ni de la UE, quienes están lidiando con sus propias crisis políticas. Por su parte, Petro ha mostrado contención en sus mensajes para dar espacio a las negociaciones diplomáticas. Ambos líderes, Lula y Petro, buscan nuevas fórmulas para salir de la parálisis política en Venezuela.