El final de una era en Berlín se acerca a medida que las icónicas Galeras Lafayette, situadas en la Friedrichstrae de Berlín-Mitte, cierran sus puertas definitivamente a finales de julio. Este cierre marca el final de 28 años de presencia de los almacenes franceses en el barrio, un símbolo de la incompetencia política que ha atormentado a la zona durante décadas.
La Friedrichstrae, una vez la arteria comercial más famosa de Berlín hasta la Segunda Guerra Mundial, no ha logrado recuperarse de las secuelas del comunismo y la promesa de un resurgimiento de la economía de consumo no se ha cumplido. A pesar de un breve repunte a principios de los años 2000, la calle ha vuelto a desmoronarse, y las Galeras Lafayette, un templo para las compras de 8.000 metros cuadrados distribuidos en cinco plantas, son las últimas en abandonar el barco.
La caída del Muro de Berlín trajo consigo la ardua tarea de unir las dos mitades de la ciudad. El bulevar Unter den Linden fue uno de los primeros en regenerarse, destacando la restauración de la Puerta de Brandeburgo. Sin embargo, la Friedrichstrae presentó un caso más complicado, requiriendo la intervención de un proyecto de regeneración urbana.
En 1991, se convocó un concurso internacional para la renovación de tres manzanas de la calle. El resultado fue la creación de tres galerías comerciales comunicadas por un subterráneo. Uno de los ganadores fue el arquitecto francés Jean Nouvel, quien propuso la versión berlinesa de una de las tiendas más famosas de París: las Galeras Lafayette.
Nadie en Berlín quería oír hablar del posible cierre de las Galeras Lafayette. La ola de cierres en la calle comenzó antes de la llegada del covid, con el traslado de las marcas de lujo a la más estable y rica Berlín Occidental. La situación se agravó con la apertura de centros comerciales proletas y llegó a un punto de no retorno con la decisión del Gobierno municipal de socialdemócratas y verdes de peatonalizar un tramo de la calle.
Los coches han vuelto a la Friedrichstrae, pero la amenaza para los negocios no ha desaparecido. Ahora, las obras para la recogida y canalización de aguas de lluvia en la monumental Gendarmenmarkt amenazan la supervivencia de los pocos restaurantes que quedan en la zona. Con muchas tiendas cerradas, magníficos edificios vacíos y la imposibilidad de circular o aparcar en la zona, la Friedrichstrae y sus alrededores ya no atraen ni siquiera a los turistas.
Para los titulares de la tarjeta de cliente Lafayette, el cierre es un golpe duro. La carta de agradecimiento enviada por la empresa dice: «Como probablemente ya sabéis, Galeries Lafayette Berlín cerrará sus puertas a finales de julio, después de 28 años. En nombre de todo el Grupo y de nuestros empleados, queremos darle las gracias a usted por su fidelidad».
Para compensar la pérdida de la tarjeta de cliente de las Galeras Lafayette y todas las ventajas que se asocian a ella, la empresa ha ofrecido un último regalo: una copa de champán para el titular de la tarjeta de cliente y un acompañante. Sin embargo, hay un pequeño problema: la copa se sirve en «la cuarta planta de nuestra magnífica tienda insignia Art Nouveau de las Galeras Lafayette, en el bulevar Haussmann del distrito 9, en París». Oh là là.
En conclusión, el cierre de las Galeras Lafayette es un duro golpe para Berlín y un recordatorio de las dificultades que aún enfrenta la ciudad para recuperarse de su pasado dividido. A medida que la Friedrichstrae lucha por reinventarse, el adiós de las Galeras Lafayette sirve como un sombrío recordatorio de los desafíos que la ciudad aún tiene por delante.