El miércoles pasado, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, cumplió su promesa de bañarse en el río Sena, un sueño antiguo para muchos parisinos. Hidalgo, ataviada con un traje de neopreno y gafas de buceo, se sumergió en las aguas del emblemático río en compañía de Tony Estanguet, presidente del comité organizador de los Juegos Olímpicos, y el prefecto de París, Marc Guillaume.
El hecho de que la alcaldesa se bañara en el río no es sólo un acto simbólico, sino también una reivindicación del trabajo realizado para mejorar la calidad del agua del Sena. Durante un siglo, el río ha estado inaccesible para el baño debido a la contaminación del agua. Sin embargo, la ciudad ha estado trabajando durante meses para reducir los niveles de contaminación y poder celebrar algunas de las pruebas de los Juegos Olímpicos en el Sena, incluyendo las de nado libre y triatlón.
El verano pasado, algunas pruebas piloto tuvieron que ser canceladas debido a la alta presencia de bacterias en el agua. El triatlón y las pruebas de natación en maratón están programadas para celebrarse en el Sena a finales de julio y principios de agosto, respectivamente. Sin embargo, si la calidad del agua no es adecuada en ese momento, se han establecido planes de contingencia.
Con la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos a sólo nueve días de distancia, todavía había incertidumbre sobre si el río estaría en condiciones de acoger las pruebas. La alcaldesa Hidalgo tuvo que aplazar su baño planeado en dos ocasiones debido a altos niveles de contaminación. Finalmente, las condiciones eran favorables: un clima aceptable y agua limpia.
El baño de la alcaldesa es el resultado de un esfuerzo concertado para limpiar el Sena, que ha costado al estado 1.400 millones de euros desde 2016. El principal desafío ha sido que, cuando llueve mucho, los sistemas de depuración no pueden filtrar toda el agua, lo que resulta en el vertido de agua contaminada en el Sena. Los barcos que navegan por el río también contribuyen a la contaminación.
Para abordar este problema, se han modernizado las estaciones de depuración y se ha construido una gigantesca cisterna subterránea para almacenar el agua de lluvia y evitar que se vierta en el Sena.
Hidalgo no es la primera figura pública en bañarse en el río. La ministra de Deportes, Amlie Ouda-Castra, se dio un chapuzón el fin de semana pasado, y el presidente francés, Emmanuel Macron, también ha prometido hacerlo. Sin embargo, en medio de una crisis política en el país tras el adelanto de las elecciones legislativas, Macron aún tiene pendiente cumplir su promesa.
El baño de la alcaldesa Hidalgo en el Sena es un hito en el esfuerzo por recuperar el río para el disfrute público. Según Hidalgo, «esto será la mayor herencia de los Juegos». La idea es que, después de los Juegos Olímpicos, habrá varias zonas accesibles para nadar en el río, tanto para los residentes de París como para los turistas.