Carlos III, el monarca del Reino Unido, ha presentado recientemente un discurso lleno de reformas radicales en una ceremonia que conserva una antigua tradición. Sus palabras, pronunciadas en la Cámara de los Lores ante los miembros del Parlamento, reflejaron la agenda legislativa del nuevo Gobierno laborista.
El monarca enfatizó que la misión fundamental de su Gobierno sería asegurar el crecimiento económico del país. Para ello, buscará una alianza con empresarios y trabajadores para ayudar a los ciudadanos a sobrellevar la actual crisis del costo de la vida, priorizando la creación de riqueza en todas las comunidades.
El discurso de Carlos III no presentó sorpresas, ya que el Partido Laborista había detallado sus propósitos políticos en los meses previos a su victoria electoral del 4 de julio. Sin embargo, la enumeración de las medidas por parte del rey sirvió para que los británicos tomaran conciencia de la dimensión que puede suponer la “renovación nacional” prometida por Keir Starmer.
Starmer, el flamante primer ministro, aprovechó la ocasión para enfatizar la necesidad de “levantar el pie del freno” en el Reino Unido. Expresó que los ciudadanos han sido forzados a quedarse atrás durante demasiado tiempo, y que sus trayectorias vitales han sido más determinadas por su origen que por su talento o esfuerzo. De acuerdo con Starmer, las nuevas leyes presentadas ayudarán a recuperar el control y sentarán las bases para el cambio real que el país está exigiendo.
Entre las reformas propuestas se incluyen cambios en la planificación urbanística para dar más poder al Gobierno, reformas laborales para garantizar salarios más justos, y planes para nacionalizar las redes y servicios ferroviarios del país. También se anunció la creación de una nueva corporación pública, Great British Energy, para acelerar la inversión en nuevas tecnologías verdes y abaratar la factura de electricidad y gas.
El primer ministro Starmer ha transmitido su voluntad de mantener la estabilidad y el rigor presupuestario que se desbordaron con anteriores gobiernos. En este sentido, aseguró que cada decisión será congruente con la normativa fiscal y que cada cambio en los impuestos o en el gasto será sometido a una evaluación independiente de la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria.
Además de los planes de crecimiento económico, el Gobierno ha introducido otras medidas de contenido más social. Entre ellas, se incluyen la creación de un Mando Conjunto de Fronteras para combatir a las mafias de la inmigración irregular, el compromiso de reforzar a la policía para que las calles sean más seguras, y la voluntad de reducir a la mitad los casos de violencia de género contra mujeres y niñas.
En este contexto de cambios y reformas, la ceremonia en la que se presentó el nuevo plan de Gobierno fue un recordatorio de la antigua tradición y pompa monárquica. Carlos III, luciendo la pesada corona imperial, pronunció su discurso desde el trono de la Cámara de los Lores, una imagen poderosa que simboliza la continuidad y la estabilidad en medio de un período de cambio y renovación.