En las recientes elecciones celebradas en Ruanda, el actual presidente, Paul Kagame, obtuvo una victoria aplastante, asegurando un nuevo mandato de cinco años. Al frente del país desde 1994, Kagame ha ganado con un 99,15% de los votos, reflejando una confianza abrumadora en su liderazgo. A pesar de la abrumadora mayoría, Kagame destacó que la victoria no es simplemente una cuestión de cifras, sino un reflejo de la confianza depositada en él por el pueblo.
La competencia en estas elecciones fue limitada, ya que sólo dos candidatos se presentaron contra Kagame. Frank Habineza, del Partido Verde, y el independiente Philippe Mpayimana, obtuvieron un 0,53% y un 0,32% de los votos respectivamente. La comisión electoral proporcionó estos datos, y el conteo de votos continuará hasta el 20 de julio.
Estas elecciones marcan la cuarta victoria consecutiva de Kagame, quien ha sido reelegido en todas las elecciones celebradas desde 2003, cada vez con porcentajes superiores al 90%. Kagame, de 66 años, ha estado al frente del Frente Patriótico Ruandés (FPR), el partido en el poder, desde 1990. Durante este tiempo, el país ha visto una serie de cambios significativos bajo su liderazgo.
Kagame asumió el poder en Kigali en 1994, tras el genocidio que resultó en la muerte de unos 800.000 tutsis y hutus moderados. Fue nombrado vicepresidente y ministro de Defensa del nuevo gobierno de transición, y se le consideraba como el líder de facto y principal arquitecto de la reconstrucción de Ruanda.
Durante sus primeros años en el poder, Kagame se lanzó a una ofensiva para perseguir a los responsables del genocidio y a los grupos armados hutus, muchos de los cuales se habían refugiado en la vecina República Democrática del Congo. Esta guerra tuvo un costo humano de unos seis millones de muertos y resultó en la caída del dictador Mobutu Sese Seko.
En 2000, Kagame ascendió al cargo de presidente y, tres años más tarde, fue elegido en las urnas en las primeras elecciones tras el genocidio. Desde entonces, ha implementado un ambicioso programa de reformas económicas, lucha contra la corrupción y protección social, lo que ha situado a Ruanda como uno de los países africanos más estables y con mayor desarrollo.
Sin embargo, el régimen de Kagame también ha sido conocido por su falta de libertad, con opositores encarcelados, en el exilio o reprimidos hasta el punto de ver limitados sus derechos políticos.
Una reforma constitucional aprobada en referéndum en 2015 ha permitido a Kagame mantenerse en el poder y le habilita a presentarse por última vez a los comicios de dentro de cinco años. En 2018, Kagame ocupó el cargo de presidente de la Unión Africana, durante el cual impulsó la creación de la Zona de Libre Comercio Continental.