Elecciones parlamentarias en Siria: ¿Un evento democrático o una farsa política?
El lunes 15 de julio de 2024, millones de sirios están convocados a las urnas para elegir un nuevo parlamento en una elección que ha sido criticada por su falta de transparencia y cuestionada por su legitimidad. Las autoridades han proporcionado poca información sobre el número de personas que tienen derecho a votar, lo que ha generado más dudas sobre la fiabilidad de este proceso electoral.
El partido Baaz, gobernante y liderado por el presidente Bashar al-Asad, se espera que renueve su mayoría en el parlamento. Sin embargo, las elecciones han sido etiquetadas como «absurdas» por grupos opositores debido a que solo se llevan a cabo en un 70% del territorio del país, específicamente en las zonas controladas por el régimen. Además, más de 5 millones de sirios en el exilio, que han abandonado el país debido a 13 años de guerra, se han visto privados de su derecho al voto.
La falta de oposición política en estas elecciones es un factor preocupante. El partido Baaz de Asad, apoyado por aliados seculares y nacionalistas árabes, se presenta a las urnas prácticamente sin oposición. Esto hace que sea fácil para el partido aprobar mociones en el futuro parlamento, incluyendo una enmienda constitucional que podría permitir a Asad extender su mandato. Asad completará su legislatura en 2028 y está buscando maneras de perpetuarse en el poder.
A pesar de que los combates han disminuido considerablemente después de que las fuerzas del régimen recuperaran el control de gran parte del país y alcanzaran un alto el fuego en Idlib hace cuatro años, el país sigue sacudido por la inestabilidad y la crisis económica. Importantes áreas del noroeste de Siria siguen bajo el control de fuerzas opositoras, como las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF), fuerzas kurdosirias, y las fuerzas islamistas Hayat Tahrir al-Sham (HTS), que controla gran parte de Idlib.
Los analistas predicen una disminución en la participación en estas elecciones legislativas, que no son consideradas libres ni justas. A pesar de la falta de transparencia de las autoridades, los datos electorales muestran una disminución gradual de la participación electoral, que los expertos atribuyen a una falta de apoyo al gobierno y la ausencia de mejoras económicas.
En las elecciones parlamentarias de 2020, la participación cayó al 33%, en comparación con las elecciones anteriores, donde un 57% de la población votó. El gobierno atribuyó la abstención a la pandemia del coronavirus. Sin embargo, grupos opositores en el exilio han pedido un boicot electoral como forma de protesta contra el gobierno.
En la región drusa de Sweida, una minoría religiosa que ha obtenido ciertas concesiones durante la guerra a cambio de apoyar tácitamente al gobierno, también ha habido llamados a la abstención. Esta región ha sufrido disturbios y protestas contra el gobierno en el último año debido a la crisis económica y la falta de perspectivas de futuro para miles de jóvenes tras más de una década de guerra.
La economía de Siria está en una situación desesperada, con la moneda nacional alcanzando mínimos frente al dólar, lo que ha provocado un aumento en los precios de los alimentos y los combustibles. El gobierno también ha levantado los subsidios a varios productos de primera necesidad, lo que ha afectado la capacidad económica de muchas familias.
A medida que se acerca la fecha de las elecciones, el futuro de Siria parece incierto. Con un gobierno dispuesto a aferrarse al poder a cualquier costo, una oposición silenciada y una población agotada por la guerra y la crisis económica, las elecciones parlamentarias de 2024 podrían ser un punto de inflexión en la historia de Siria, para bien o para mal.