El candidato republicano a las elecciones presidenciales de EE UU, Donald Trump, quien, durante su mandato anterior, fue crítico con la OTAN, ha vuelto a poner la alianza en el centro de su campaña. A pesar de estar geográficamente lejos de Washington, su sombra ha estado presente en la reciente cumbre de la OTAN. Los líderes de la alianza tomaron medidas para proteger la ayuda a Ucrania y blindar a la propia organización ante posibles cambios políticos si Trump regresa al poder.
En la cumbre de tres días en Washington, los 32 países de la OTAN declararon que el camino de Ucrania hacia la membresía en la organización es «irreversible». Además, anunciaron el envío de material de defensa antiaéreo y aviones F-16. También acordaron medidas que traspasan el control y la coordinación de la ayuda, tradicionalmente supervisada por Estados Unidos, a la OTAN. Un comando basado en Alemania administrará la formación, la planificación y la coordinación de la asistencia, que se entregará a Kiev a través de Eslovaquia, Rumania y Polonia.
Además, los aliados acordaron fortalecer y coordinar sus industrias de defensa para dotar a Europa de mayor autosuficiencia en armamento, en caso de que Estados Unidos reduzca sus contribuciones. Alemania, Francia, Italia y Polonia firmaron un memorándum de entendimiento para desarrollar un nuevo misil de crucero de largo alcance lanzado desde tierra.
Los líderes de la OTAN también reiteraron que la mayoría de los miembros, 23 en total, cumplen el objetivo mínimo de gastar el 2% de su PIB en defensa. Lograr y superar esta meta ha sido una constante exigencia de Trump durante su mandato.
La salud física y mental de Joe Biden también fue un tema recurrente en las discusiones de la cumbre. Muchos legisladores de su propio partido han pedido que no se presente a la reelección. Sin embargo, la respuesta generalizada sobre su estado de salud fue que «está en buena forma».
En cuanto a un posible retorno de Trump, las respuestas variaron entre el «veremos» y la afirmación de que la Alianza es sólida y un cambio de gobierno no afectaría su estabilidad.
En su rueda de prensa de cierre de la cumbre, Biden defendió que «una OTAN fuerte es fundamental para los intereses de seguridad estadounidenses» y se presentó como el «candidato más cualificado» para defender esa fortaleza y asegurar que Ucrania prevalezca ante la invasión rusa.
Trump, por otro lado, ha prometido en varias ocasiones que, si regresa a la presidencia, pondrá fin a la guerra en Ucrania «en 24 horas». Durante su encuentro con el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ambos discutieron un supuesto plan de paz para Ucrania.
El ex presidente también ha sido crítico con la OTAN y sus miembros en un mitin en Doral, un barrio acaudalado de Miami. Sin embargo, en una entrevista posterior a Fox News Radio, negó que planee retirar a Estados Unidos de la OTAN.
El secretario general saliente de la OTAN, Jens Stoltenberg, aseguró que no está preocupado por el compromiso de Estados Unidos con la Alianza si Trump gana en noviembre. Aseguró que la Alianza cuenta con el respaldo de la mayoría de los legisladores en el Congreso estadounidense y que la mayoría de los miembros de la OTAN cumplen con los objetivos de gasto.
Los aliados de Trump también han intentado disipar las dudas sobre lo que ocurriría si regresa a la Casa Blanca. El senador republicano Thom Tillis insistió en que Trump no está considerando una salida de la Alianza. Sin embargo, otros se muestran más escépticos. El ex embajador de los EE. UU. ante la OTAN, Kurt Volker, dijo que Putin no tiene ninguna intención de acabar la guerra en 24 horas, independientemente de lo que suceda.
