La reciente decisión de Estados Unidos y Alemania de desplegar misiles de largo alcance en suelo alemán a partir de 2026 ha provocado una fuerte reacción de Rusia, que ha amenazado con una “respuesta militar” y ha calificado de “escalada” la decisión adoptada por ambos países. La noticia ha surgido en un momento en que las tensiones entre el bloque occidental y Rusia están en su punto más álgido, tras la invasión rusa de Ucrania en 2022.
El canciller alemán, Olaf Scholz, ha elogiado la decisión del presidente Joe Biden como un paso importante para aumentar la seguridad y la disuasión, argumentando que existe “una increíble acumulación en Rusia de armas que amenazan el territorio europeo”. Según Scholz, esta medida se llevaba “preparándose mucho tiempo y que no es una sorpresa para los interesados en la política de seguridad y paz”.
La noticia llega después de que se revelara que Rusia planeó asesinar al director ejecutivo del fabricante de armas alemán Rheinmetall, uno de los principales productores de proyectiles de artillería y vehículos militares para Ucrania. Esta información fue revelada por la cadena estadounidense CNN, que citó a cinco fuentes occidentales.
El secretario general saliente de la OTAN, Jens Stoltenberg, no confirmó directamente la denuncia, pero subrayó que “hemos visto una pauta, una campaña de los servicios secretos rusos de intentos hostiles contra objetivos de la OTAN”.
Estados Unidos anunció que comenzará a desplegar misiles de largo alcance en Alemania a partir de 2026. Estos proyectiles, que incluirán SM-6, Tomahawks y misiles hipersónicos, representarán el armamento de mayor potencia instalado en suelo europeo desde el final de la Guerra Fría.
La decisión de Washington y Berlín ha enfurecido a Moscú. La presidenta del Consejo de la Federación, Valentina Matviyenko, ha manifestado que Alemania no tiene ningún derecho a poseer armas de este tipo, según los documentos de la posguerra.
Por su parte, el embajador ruso en Alemania, Serguéi Necháyev, ha advertido de que “estas medidas requerirán una respuesta adecuada por parte de Rusia”. Sin embargo, las propias autoridades rusas han insinuado que Moscú ya había entrado en la carrera armamentística hace tiempo.
El anuncio de Washington y la respuesta de Moscú rememoran a tiempos de la Guerra Fría, cuando ambas potencias iniciaron una escalada armamentística en el corazón de Europa. Los despliegues de armas se prolongaron hasta que en 1987 se firmó el Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF), que prohibía los misiles nucleares y convencionales con un alcance de entre 500 y 5.500 kilómetros.
En una respuesta anticipada a la decisión de Estados Unidos y Alemania, el presidente ruso, Vladímir Putin, advirtió a su Consejo de Seguridad el 28 de junio que “Rusia tiene que comenzar a producir misiles de corto y medio alcance en respuesta a las acciones de Estados Unidos”.
En respuesta a la amenaza percibida, Alemania, Francia, Italia y Polonia se han comprometido a desarrollar sus propios misiles de largo alcance, lanzados desde tierra. El ministro de Defensa francés, Sébastien Lecornu, ha indicado que el primer boceto del misil se espera para finales de este año.
El anuncio del despliegue de misiles en Alemania y la respuesta de Moscú han marcado un nuevo capítulo en las crecientes tensiones entre Rusia y el bloque occidental, y han planteado serias preguntas sobre la seguridad y la estabilidad en Europa en los próximos años.