El actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, de 81 años, está preparado para demostrar su capacidad mental y física en una conferencia de prensa programada para este jueves. A pesar de que Biden ha probado su capacidad de responder a preguntas de periodistas sin leer respuestas en una pantalla, el público estadounidense aún tiene dudas sobre su aptitud para asumir un hipotético segundo mandato de cuatro años como presidente.
La campaña de Biden ha presentado esta conferencia de prensa como un momento crucial para su mandato. Sin embargo, existe el riesgo de que cualquier fallo en esta especie de examen de capacidad cognitiva televisado en vivo pueda aumentar las presiones para que se retire.
Biden ha evitado hacer una rueda de prensa larga en Washington desde noviembre de 2022, cuando compareció en la Casa Blanca tras las elecciones legislativas de mitad de su mandato. Sin embargo, Biden no ha decidido si se presentará a la reelección. En noviembre de 2023, dio una conferencia de prensa de unos 20 minutos en Woodside (California) después de una reunión con el presidente chino, Xi Jinping.
En este contexto, Biden se enfrentará a preguntas que no solo estarán relacionadas con la política exterior, sino también con las crecientes presiones políticas, mediáticas y financieras para que renuncie a presentarse a la reelección.
A pesar de los informes médicos, gestos, bromas, complicidades y una limitada exposición a la improvisación que han servido para contener las dudas sobre su edad, estado físico y agudeza mental, las grietas en la imagen de Biden se hicieron evidentes tras el desastroso debate de la CNN en Atlanta contra Donald Trump el pasado 27 de junio.
El diario progresista de referencia, The New York Times, ha adoptado una posición agresiva contra Biden, con dos editoriales pidiendo su renuncia y decenas de artículos de opinión e información que destacan la crisis.
En medio de estas dos semanas de crisis, el presidente recibió uno de los golpes más demoledores en forma de artículo del actor George Clooney. Clooney, que había mostrado su admiración por Biden, decidió darle la espalda, argumentando que Biden no puede ganar la batalla contra el tiempo.
A estos desafíos se sumó el primer senador de su partido que pide abiertamente su retiro, Peter Welch, quien en un artículo en The Washington Post, escribió que el presidente Biden necesita replantearse si es el mejor candidato para la reelección.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, de 84 años, ofreció un apoyo ambiguo a Biden, alentándolo a tomar una decisión sobre su candidatura ya que «el tiempo apremia».
La portavoz presidencial, Karine Jean-Pierre, ha tenido que responder a preguntas sobre si Biden tiene Alzhéimer, Parkinson o deterioro cognitivo de cualquier tipo. La Casa Blanca ha negado que el Gabinete esté considerando destituir a Biden por incapacidad.
Biden ha señalado la cumbre de la OTAN como un momento para demostrar su capacidad. «Supongo que una buena forma de juzgarme va a ser ahora que se va a celebrar la cumbre de la OTAN aquí en Estados Unidos la semana que viene. Vengan a escuchar. Vean lo que dicen», afirmó la semana pasada en una entrevista concedida a ABC News.
Biden tiene previsto hacer campaña en Austin, Texas, y en Las Vegas, Nevada, donde realizará actos para captar el voto negro y latino. También concederá el lunes una nueva entrevista a NBC News.
En esa entrevista le preguntaron si estaría dispuesto a someterse a pruebas neurológicas independientes para certificar su agudeza mental. Biden respondió que enfrenta una «prueba cognitiva» cada día en su trabajo como presidente.
Este jueves, Biden afronta una conferencia de prensa en la que no puede permitirse ningún error, ni físico ni dialéctico. Este evento se realizará después de dos sesiones de trabajo de la cumbre de la OTAN, una bilateral con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, y un evento de apoyo a Ucrania.
La capacidad de Biden de mantener su energía y agudeza mental será evaluada en esta conferencia de prensa, que llegará tras un día de agenda cargada y un compromiso social en la Casa Blanca con los jefes de Estado y de Gobierno de los países que participan en la cumbre de la OTAN.