Después de meses de expectación y lucha en el terreno, los pilotos ucranianos finalmente tendrán la oportunidad de volar los cazas F16 en las próximas semanas para defenderse de la implacable agresión rusa. Según el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, «la primera entrega está en camino desde Dinamarca y los Países Bajos y estarán protegiendo los cielos ucranianos este mismo verano». Esta noticia fue anunciada en el marco de la Cumbre de la OTAN, celebrada recientemente.
La historia de los aviones de combate ilustra con precisión los más de dos años y medio de guerra. Cuando Rusia invadió Ucrania, Estados Unidos y sus aliados lucharon por calcular correctamente el nivel de su compromiso. Inicialmente, pensaron que Kiev caería en cuestión de días, y cuando logró resistir y solicitó ayuda, Occidente no supo cómo responder. Alemania ofreció 50.000 cascos, se proporcionó material sanitario, pero en Occidente había preocupación de que cualquier paso más allá podría resultar en una guerra abierta entre la OTAN y Rusia. Sin embargo, con el tiempo, todas las líneas rojas se han ido desdibujando, pasando de armas cortas y munición a piezas de artillería, baterías antiaéreas, carros de combate y, finalmente, aviones.
El pasado verano, después de mucha deliberación, Estados Unidos dio luz verde a que los países europeos suministraran sus F16, fabricados en América. Ya no serían solo aviones de origen soviético, los que los pilotos ucranianos dominan, sino cualquier cosa que vuele. Durante este tiempo, los pilotos han sido entrenados en Estados Unidos y en toda Europa, incluyendo España. Y, finalmente, la entrega a gran escala está a punto de producirse.
Existían diversas dificultades, la principal era aprender a volar este tipo de aviones. Normalmente, un piloto dedica cientos, incluso miles de horas, hasta que domina cada caza y eso se tenía que hacer en otro idioma y en el extranjero. Además, estaba el problema de la entrega y, el más importante, el de las bases aéreas y pistas secretas en Ucrania, desde las que pudieran despegar y aterrizar sin ser destruidos inmediatamente por drones rusos.
Países Bajos, Noruega, Dinamarca y Bélgica se comprometieron a transferir más de 70 unidades, pero estas no acababan de llegar y la desesperación en el frente era total. Sin embargo, justo después del cruel ataque a un hospital infantil en Kiev, parece que la espera termina.
Por su parte, la reacción de Moscú ha sido rápida y un tanto forzada, ya que la entrega no es ninguna sorpresa. El envío manda una señal a Putin, dijo Blinken. «No podrá con Ucrania, no nos va a doblegar, y, si persiste, el daño que se seguirá haciendo a Rusia y sus intereses solo se profundizará«, afirmó el secretario de Estado.
Todo esto ocurre desde Washington, donde los líderes de los 32 miembros se reúnen para celebrar el 75 aniversario de la Alianza. Está presente el presidente Volodimir Zelenski, y aunque el país no logrará más especificidad sobre sus aspiraciones para entrar en el futuro en la Alianza, es posible que logre arrancar una promesa de «irreversibilidad» al camino ya iniciado. Para empezar, la OTAN tiene intención de enviar un enlace civil que abrirá oficina en Kiev. Hasta ahora, toda la ayuda, económica, militar o de inteligencia, se ha proporcionado de forma bilateral por parte de los estados miembro, no de la Alianza en sí.
