Médico israelí se siente cómplice tras atender a presos de Gaza en un centro de detención y tortura: una perspectiva desde Teiman | Internacional

EL PAÍS

El centro de detención, interrogatorio y tortura de Sde Teiman, dirigido por el ejército de Israel, ha sido denunciado por un cirujano israelí por sus graves violaciones a los derechos humanos. Los prisioneros, todos procedentes de Gaza, son mantenidos en condiciones deplorables, muchas veces gravemente heridos, con los ojos vendados en todo momento, atados a la cama y cubiertos solo por un pañal y una colcha.

El médico, quien pidió permanecer anónimo, describió la situación en el centro tras una visita de una hora y media. Según él, los presos eran mantenidos en una posición supina, completamente inmóviles, obligados a hacer sus necesidades en los pañales y cubiertos solo por una colcha. Estas condiciones, junto con las graves heridas de algunos de los prisioneros, llevaron al médico a concluir que el centro de detención y su hospital de campaña deben ser clausurados.

La descripción del médico pone de relieve las violaciones sistemáticas de los derechos humanos por parte de las autoridades israelíes en el centro de detención de Sde Teiman. El médico se declaró «cómplice» y «culpable» de las atrocidades que allí se cometen, reconociendo que alguien debía atender a los detenidos que estaban en peligro de muerte.

El centro de detención de Sde Teiman ha sido objeto de polémica en Israel. El primer ministro, Benjamín Netanyahu, ha pedido al Tribunal Supremo que el centro se mantenga para detenciones temporales antes de trasladar a los presos a otras cárceles. Sin embargo, el ministro de Seguridad Nacional y máximo responsable de las cárceles, el ultranacionalista Itamar Ben Gvir, se opone a este proceso.

A pesar de las constantes denuncias de abusos y muertes en la prisión militar, la presión del Tribunal Supremo y de organizaciones humanitarias para que las autoridades cierren el centro crece. Según el diario israelí Haaretz, el ejército está investigando 48 muertes de gazatíes, de las cuales 36 han tenido lugar en Sde Teiman.

El médico que fue entrevistado por EL PAÍS describió el hospital de campaña como una gran carpa blanca que alberga entre 15 y 20 camas. A pesar de que era pleno invierno cuando visitó el hospital, estaba abierto al exterior. El material médico se almacenaba en contenedores metálicos utilizados para el transporte marítimo, y todas las instalaciones eran «provisionales».

El facultativo planteó varias veces dudas éticas y deontológicas sobre su visita, destacando que lo que ocurre en Sde Teiman «va contra cualquier código médico y contra (lo que estipula) la Organización Mundial de la Salud».

Una de las últimas polémicas en torno a esas instalaciones fue la orden de liberación del director del hospital más grande de Gaza, Mohamed Abú Salmiya, cuya liberación ha provocado un choque dentro del Gobierno israelí.

El centro de detención de Sde Teiman, dedicado exclusivamente a investigar a los detenidos en Gaza, comenzó a funcionar con el inicio de la guerra en octubre. Frente a las «violaciones de los derechos humanos», el cirujano sostiene que «la única solución posible es cerrar el hospital de campaña por completo y tratar a estos pacientes en hospitales de verdad».

La ONG israelí Physicians for Human Rights coincide con este punto de vista y denuncia que el hospital de Sde Teiman tuvo que abrirse después de que diferentes centros de Israel se negaran a atender a los presos gazatíes por considerarlos «terroristas».

La organización también denuncia la interferencia política en el proceso de toma de decisiones en el ámbito sanitario y señala que las autoridades de Israel han detenido a miles de hombres, mujeres, niños y ancianos en Gaza y los han mantenido aislados.

Ante esta situación, el médico se sintió culpable tras atender a pacientes en estas condiciones, declarando: «Como médico israelí que trata a habitantes de Gaza en este tipo de condiciones, soy cómplice. En el fondo, no importa por qué lo hice, pero desde el momento en el que lo hice formo parte de esto. Por supuesto que me siento culpable».

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