La OTAN planea aumentar su capacidad militar en respuesta a la continuación del conflicto en Ucrania | Internacional

EL PAÍS

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, enfatizó en un foro de la industria de armamento que una defensa sólida requiere de una industria de defensa sólida. En este contexto, anunció un contrato valorado en 700 millones de dólares para que los países miembros fabriquen más misiles Stinger. Esta medida forma parte de los esfuerzos de la organización para impulsar a sus socios a invertir y producir más equipamiento militar, en su misión de “defender y disuadir”.

Mejorar la fabricación de equipamiento militar y la interoperabilidad entre las distintas fuerzas y sistemas es una de las principales preocupaciones de la Alianza. Los países planean comprometerse a reforzar sus respectivos sectores nacionales, ya sea a través de colaboraciones con empresas locales o pactos multinacionales.

El contrato anunciado por Stoltenberg prevé la compra de 940 misiles Stinger a través de la agencia de la Alianza responsable de la adquisición de equipos de Defensa (NSPA). Estos misiles fueron uno de los primeros tipos de armamento occidental enviados a Ucrania tras el inicio de la invasión rusa en 2022. Sin embargo, la venta aún debe ser aprobada por el Departamento de Estado de EE.UU.

La secretaria de Defensa adjunta de Estados Unidos, Kathleen Hicks, sostuvo que la producción es esencial para la disuasión. Enfatizó la necesidad de ampliar las cadenas de producción, construir más fábricas e instalaciones y atraer a más productores.

La prolongación de la guerra en Ucrania ha acelerado esta preocupación. A medida que el conflicto se prolonga, los aliados han tenido que recurrir a sus arsenales y equipos de reserva para enviarlos a Ucrania, sin que la industria pueda reponer estos equipos al mismo ritmo.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció el envío de nuevas baterías antiaéreas Patriot donadas por EE.UU., Alemania y Rumania, y componentes donados por Holanda y otras naciones a Kiev. Además, EE.UU. y sus socios planean proporcionar a Ucrania docenas de sistemas tácticos de defensa aérea en los próximos meses.

Stoltenberg indicó que la guerra ha demostrado que los arsenales y la capacidad de producción han sido insuficientes. También señaló que la guerra ha revelado serias deficiencias en la coordinación y compatibilidad entre las fuerzas de los distintos países.

Rachel Ellehuus, de la misión estadounidense ante la OTAN, afirmó que la compra multinacional y a largo plazo de misiles Stinger permitirá a los aliados cumplir sus objetivos de capacidad, responder a sus necesidades nacionales y seguir apoyando a Ucrania.

La amenaza rusa ha aumentado con la continuación de la guerra en Ucrania. A pesar de las sanciones internacionales, la industria de defensa de Rusia ha logrado recuperar su producción, gracias en parte a la asistencia de China, Corea del Norte e Irán. Según el ministro de Defensa estonio, Hanno Pevkur, Rusia está invirtiendo entre un 7% y un 9% de su PIB en defensa.

Este contexto ha impulsado el gasto militar de la Alianza, que había estado estancado durante años. Actualmente, 23 de los 32 países superan o alcanzan la meta de inversión en Defensa del 2% de su PIB, establecida hace una década.

En la cumbre de Vilnius de 2021, los socios de la OTAN acordaron un plan de acción para acelerar la producción y cubrir las deficiencias más urgentes, especialmente en términos de munición. Desde entonces, la agencia de la OTAN ha firmado contratos por cerca de 10.000 millones de dólares.

El consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, aseguró que estos compromisos permitirán a la Alianza priorizar la producción de los equipos de defensa más fundamentales en caso de conflicto.

Para reforzar su capacidad de defensa y disuasión, la Alianza también busca la cooperación con gobiernos afines en Asia-Pacífico, como Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda. Estos países fueron invitados por tercer año consecutivo a la cumbre de la OTAN.

Un alto funcionario europeo declaró que el plan de expansión de la capacidad industrial de la Alianza incluirá la colaboración con el ecosistema industrial de defensa en Ucrania y en el Indo-Pacífico. Esta idea fue confirmada por Michael Carpenter, responsable para Europa del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.

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