La izquierda francesa se apresura a encontrar un primer ministro de consenso | Internacional

EL PAÍS

La izquierda francesa, que salió victoriosa en las elecciones legislativas del domingo, se encuentra en medio de intensas discusiones para establecer el nombre de un candidato a primer ministro. A pesar de la victoria, la izquierda carece de la fuerza suficiente para garantizar un gobierno estable por sí sola. Esta situación ha abierto el camino para el Nuevo Frente Popular (NFP), una unión de izquierdas, para explorar posibles alianzas con otras fuerzas políticas. La elección del candidato a primer ministro será una indicación de la voluntad del NFP de abrirse a alianzas potenciales, ya sea en un gobierno de coalición o para apoyos tácitos.

A pesar de los esfuerzos del NFP, llegar a un consenso no será fácil. El bloque macronista, especialmente su ala más derechista, está evaluando si tiene suficientes escaños para hacer una contrapropuesta de gobierno. Los partidos asociados al bloque del presidente Emmanuel Macron tienen actualmente menos escaños que los 182 del NFP en una Asamblea Nacional con el poder más repartido que nunca. Ninguno de los bloques se acerca a la mayoría absoluta de 289 escaños.

En un intento de formar un gobierno estable, los líderes de la izquierda se están reuniendo en lugares secretos en todo París para continuar sus discusiones. Mientras tanto, en el macronismo, las voces que piden una alianza con los conservadores de Los Republicanos (LR) y el resto de la llamada “derecha diversa” están creciendo. Esta alianza podría equilibrar la balanza e incluso inclinarla a favor del bloque macronista, evitando a Macron una cohabitación con la izquierda.

El macronismo coincide en gran medida en presionar para que cualquier gobierno surgido del NFP excluya a su fuerza más radical, La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon. Los partidos de izquierdas “no pueden pretender gobernar ellos solos”, ha dicho la presidenta saliente de la Asamblea Nacional, Yaël Braun-Pivet, una de las que abogan por una “hoja de ruta común” desde el LR a la izquierda socialdemócrata.

El NFP, por su parte, está acelerando su búsqueda de un candidato a primer ministro, dándose alrededor de una semana para hacerlo. El principal desafío es LFI y el Partido Socialista, que, aunque sigue teniendo menos diputados que los insumisos, ha duplicado escaños y se acerca mucho a los de la izquierda radical.

Ante una potencial competencia a la izquierda por parte del centroderecha, y tras la decisión de Macron de mantener en sus funciones temporalmente al primer ministro Gabriel Attal, el NFP ha emitido un comunicado recordando que son la principal fuerza y que, por tanto, el presidente debe invitarles los primeros a formar gobierno.

A pesar de todo, los insumisos insisten en que el nombre del candidato a primer ministro surja de sus filas. Los nombres que más suenan son los del coordinador nacional de LFI, Manuel Bompard, y de Clémence Guetté, una diputada de 33 años menos conocida pero popular entre los insumisos.

El nombre del eurodiputado Raphaël Glucksmann, cuyo fuerte avance en las europeas impulsó la alianza de izquierdas, es otro de los barajados.

La carrera contra reloj para nombrar al candidato a primer ministro continúa. La formación de una coalición de gobierno, un instrumento esencial para la gobernabilidad en países vecinos como Alemania, Italia o Bélgica, es un gran desconocido en Francia. En este contexto, se hace evidente que el intrincado proceso de formación de gobierno en Francia está solo en sus primeras etapas.

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