El Partido Republicano de Estados Unidos ha delineado su programa electoral, a la espera de su refrendación en la convención nacional próxima a celebrarse en Milwaukee. El programa, que incluye la promesa de llevar a cabo la mayor deportación de migrantes en la historia del país, es una prueba de que el partido sigue respaldando al candidato Donald Trump, a pesar de su comportamiento controvertido y sus políticas divisivas.
El programa, que parece ser más una serie de eslóganes que un conjunto coherente de políticas, está dedicado a los “hombres y mujeres olvidados de América”. Los dos primeros puntos de su lista son «sellar la frontera y detener la invasión de migrantes» y «llevar a cabo la mayor operación de deportación de la historia de Estados Unidos». Esta última promesa es un eco de las declaraciones del candidato en sus mítines y comparecencias ante la prensa durante el juicio penal por el caso Stormy Daniels.
El programa retoma la obsesión migratoria de Trump y vincula sin fundamento la llegada de extranjeros con la delincuencia y el crimen organizado. Se promete «detener la epidemia de delincuencia migrante, acabar con los cárteles extranjeros de la droga, aplastar la violencia de las bandas y encerrar a los delincuentes violentos».
En un intento de atraer a votantes indecisos y moderados, el programa menciona el aborto una sola vez, con una declaración sobre la determinación del partido a proteger “la cuestión de la vida” y oponerse al «aborto tardío», es decir, en plazos cercanos a las 16 semanas de gestación.
Las guerras culturales están presentes en el documento, con la promesa de limitar la financiación federal de las escuelas que enseñan la denominada teoría crítica de la raza, “la ideología radical de género y otros contenidos raciales, sexuales o políticos inapropiados para nuestros niños”, y el mantenimiento de “los hombres [trans] fuera de los deportes femeninos”.
El programa se centra fuertemente en la reivindicación nacionalista, “Estados Unidos primero”, que es un grito de guerra común en los mítines de Trump. El proteccionismo económico es otro tema principal, con promesas como “hacer de Estados Unidos el productor de energía dominante en el mundo” y “detener la externalización [outsourcing] y convertir a Estados Unidos en una superpotencia manufacturera”.
La obsesión de Trump con los coches eléctricos y la competencia china encuentra espacio en el punto 15 del documento que propone “anular el mandato de la actual Administración demócrata para impulsar la producción de vehículos eléctricos y recortar la costosa y onerosa normativa”.
El programa se distancia del Proyecto 2025, un ideario ultraconservador ideado por centros de pensamiento republicanos como Heritage Foundation, que para muchos constituye la espina dorsal de la nueva revolución conservadora.
En contraste con las campañas de 2016 y 2020, el programa ya no hace referencia al “matrimonio tradicional”, entre un hombre y una mujer.
El Partido Republicano, a través de este programa electoral, muestra que sigue siendo un partido de Trump, a pesar de sus controversias y políticas divisivas. Su enfoque en la inmigración, las guerras culturales y el proteccionismo económico señala que está dispuesto a mantener su base conservadora, incluso si eso significa alienar a los votantes moderados y a aquellos que están preocupados por la dirección en que el país se está moviendo.