En la era de la digitalización y la innovación tecnológica, la Inteligencia Artificial (IA) se ha convertido en una fuerza dominante, experimentando un crecimiento exponencial en los últimos años. La IA no es solo una tecnología efímera, sino una tecnología altamente escalable, capaz de adaptarse y operar en una amplia gama de dispositivos, modificando sus funciones y capacidades en función de las limitaciones de hardware de cada dispositivo.
Por ejemplo, un modelo de IA generativo avanzado con miles de millones de parámetros puede ser operado en un PC de escritorio de alto rendimiento basado en una GeForce RTX 4090. Por otro lado, un modelo más modesto, con menos parámetros, puede ser ejecutado en un dispositivo equipado solo con una Unidad de Procesamiento de Redes Neuronales (NPU), para manejar la carga de trabajo que este modelo representa.
Sin embargo, a pesar de estos avances, surge una pregunta intrigante: ¿cómo se compara el coeficiente intelectual (IQ) de la IA con el de los seres vivos? Según el CEO de Google DeepMind, la IA general actual está por debajo de un gato en términos de IQ. Sí, la IA generativa puede escribir, dibujar y crear contenido, pero estamos hablando de la inteligencia artificial general aquí.
La inteligencia artificial generativa y la inteligencia artificial general son dos conceptos diferentes. Es más fácil entrenar un modelo específico para realizar tareas particulares, como las mencionadas anteriormente. Sin embargo, cuando se trata de inteligencia general, la tarea se vuelve mucho más desafiante ya que implica una enorme cantidad de conceptos, posibilidades y escenarios.
La inteligencia artificial general incluye habilidades como la planificación, la toma de decisiones, la memoria, el uso de herramientas y las preguntas inteligentes que uno puede hacerse a sí mismo para solucionar problemas o resolver determinadas situaciones, es decir, lo que conocemos como pensamiento lógico.
Por lo tanto, un gato doméstico, poseedor de estas habilidades, tiene un coeficiente intelectual superior a cualquier inteligencia artificial general existente hoy en día. Aunque estamos muy lejos del nivel de inteligencia de un humano, se están logrando avances significativos en ciertas áreas que sugieren que podríamos superar al intelecto humano con una IA en el futuro, aunque esto llevará años.
El CEO de Google DeepMind cree firmemente en el potencial de la IA para convertirse en uno de los mayores avances de la humanidad, comparable con descubrimientos tan importantes como el fuego y la electricidad. Prevé que la IA nos permitirá experimentar un desarrollo enorme como raza y como sociedad, acelerando descubrimientos y logros en sectores como la investigación científica, la medicina, el desarrollo de materiales, el cambio climático y las matemáticas, entre muchos otros.
En este mundo digital cada vez más interconectado, la IA no solo está cambiando la forma en que interactuamos con la tecnología, sino también cómo percibimos y comprendemos el mundo que nos rodea. Pero, mientras seguimos explorando y desentrañando las posibilidades infinitas de la IA, es esencial recordar que aún estamos en las primeras etapas de este viaje fascinante y desafiante.