En la industria automotriz, las marcas constantemente están buscando formas de innovar mientras mantienen sus raíces firmemente plantadas en su rica historia. Ford, una de las compañías automotrices más grandes del mundo, ha estado adoptando este enfoque con la revitalización de algunos de sus vehículos clásicos. Primero fue el Mustang, luego el Puma, y ahora, el Capri. Sin embargo, esta estrategia de marketing puede ser tan volátil como una carga de nitroglicerina. Un paso en falso puede dañar significativamente la imagen de la marca.
El Renault 5 eléctrico ha demostrado cómo se puede rendir homenaje a un icono del pasado sin perder de vista el futuro, evitando la tentación de explotar excesivamente la nostalgia. La saga del Porsche 911 también ha mostrado un profundo respeto por las denominaciones míticas de su larga historia. Sin embargo, hay preocupaciones sobre el enfoque de Ford con el Capri.
El Ford Capri original era un coupé que se dejó de comercializar en 1989. Era un vehículo deportivo asequible, muy distante en filosofía y en su enfoque moderno al Ford Puma de los noventa. El último era un coupé pequeño, desenfadado y asequible, mientras que el Puma actual es un crossover urbano, también desenfadado y relativamente asequible. En contraste, el nuevo Ford Capri es un SUV coupé, completamente eléctrico, basado en una arquitectura de Volkswagen, y con un precio cercano a los 50.000 euros.
Otro problema potencial para Ford se encuentra en la leal base de fans del Capri original, especialmente en países como el Reino Unido y Alemania. Un fanático de los Ford clásicos es posiblemente el tipo de entusiasta del motor más leal y fiel a su marca, y a los motores de combustión interna. Convertir su preciado vehículo en un SUV eléctrico puede ser percibido como un insulto.
Ponerle el nombre de Capri a este coche eléctrico no solo puede alejar a esta comunidad de aficionados de la marca, sino que también puede no resuena con el potencial comprador del eléctrico moderno, que al escuchar ese nombre, pensará más bien en la isla italiana.
Amko Leenarts, diseñador del coche, hace unas semanas dijo que «los diseños retro no nos llevan hacia delante«. Y en la nota de prensa publicada por Ford hace unas horas, se lee que «celebramos nuestro pasado mientras reinventamos nuestro futuro«.
En las fotos oficiales, se ve a modelos muy jóvenes, que no habían nacido cuando el Capri original dejó de producirse, posando como si fueran el público objetivo del SUV.
En el debate sobre si la elección del nombre fue la adecuada o no, surge una pregunta: ¿No podrían haberlo llamado de otra forma?