El presidente del Partido Comunista, Lautaro Carmona, se pronunció el lunes sobre las crecientes tensiones entre su partido y el gobierno. Esta tensión, que se ha incrementado en los últimos tiempos, ha sido alimentada principalmente por la salida del otrora asesor de la Subsecretaría del Interior, Juan Andrés Lagos. La partida de Lagos se produjo tras una serie de presiones ejercidas por la oposición, en respuesta a su postura respecto a Venezuela y su apoyo al alcalde de Recoleta, Daniel Jadue.
El pasado fin de semana se vivió un nuevo episodio de esta tensión con el operativo policial en Villa Francia. Los altos cargos del Partido Comunista, incluyendo a Carmona, cuestionaron la actuación de la cartera del Interior. En este contexto, Carmona hizo un llamado a la “absoluta y plena transparencia” por parte del Ministerio del Interior.
La respuesta a este cuestionamiento no tardó en llegar. La propia ministra del Interior, Carolina Tohá, expresó su sorpresa y preocupación por la desconfianza manifestada por un partido oficialista. “Esto no fue un montaje”, fue la respuesta directa de la ministra al cuestionamiento de Carmona.
En cuanto a la relación entre el gobierno y el Partido Comunista, Tohá aseguró que nunca ha existido “una mala relación”. De hecho, la ministra compartió que la semana pasada sostuvo una reunión con el partido, la cual fue “muy abierta, muy cordial”. Sin embargo, Tohá admitió que “hemos tenido diferencias”. A pesar de estas discrepancias, la ministra espera que ambas partes puedan superar sus diferencias con madurez. “Ha habido diferencias, varias diferencias el último tiempo y yo espero que las superemos con madurez”, declaró.
A pesar de las preocupaciones expresadas por la ministra ante las crecientes discrepancias, Carmona descartó la idea de que existan diferencias entre su partido y Tohá. “No tengo ninguna diferencia”, fue su respuesta concisa. Insistió en su postura a pesar de las preguntas de la prensa, reiterando: “Yo no tengo diferencia con ella”, en referencia a la ministra del Interior.
Estas tensiones y desacuerdos subrayan las crecientes diferencias entre el Partido Comunista y el gobierno. A pesar de las tensiones, tanto el Partido Comunista como el gobierno parecen estar buscando formas de superar sus diferencias y trabajar juntos por el bien común. Sin embargo, sólo el tiempo dirá si estas discrepancias pueden ser superadas y si la relación entre ambas partes puede ser reparada.
En medio de esta turbulenta relación política, el pueblo chileno aguarda a ver cómo estas tensiones se resolverán y cuál será el impacto en la política y la gobernabilidad del país. Mientras tanto, los ojos de la nación y del mundo están puestos en el Partido Comunista y en el gobierno, esperando ver cómo manejarán sus diferencias y cómo estas diferencias afectarán la dirección política del país.