Las calles que transitamos cada día están llenas de trampas mortales para nuestros queridos vehículos. Se llaman baches, badenes o socavones, y son un auténtico dolor de cabeza para los conductores. Y aunque se ha hablado mucho sobre los badenes, este artículo se centrará en el riesgo de los socavones, causados por un inadecuado mantenimiento de nuestras calles y carreteras.
La mayoría de los conductores tratarán de evitarlos si los ven a tiempo, pero a veces, el esquive es imposible. A través de un vídeo publicado por los youtubers siberianos de Garage54, se demuestra que no debes frenar mientras pasas por encima del socavón, si valoras mínimamente tu coche.
Seguramente muchos de nosotros estamos familiarizados con la situación. Avistamos un socavón en la calle o la carretera, y nuestro primer instinto suele ser evitarlo. En la mayor parte de ocasiones, logramos evitarlo, o al menos, no pasar directamente por encima. Pero en ocasiones, el tráfico que nos rodea o unas condiciones de luz o climatología adversas hacen que no veamos el socavón hasta que no lo tenemos encima. Entonces, nuestro primer instinto suele ser frenar a fondo para tratar de mitigar el impacto. Desafortunadamente, estaremos amplificando su efecto sobre nuestro coche.
El experimento llevado a cabo por Garage54 consistió en cortar un hueco en el asfalto de unos 10 cm de profundidad máxima, simulando un socavón habitual. Comenzaron a analizar los daños en el vehículo pasando por encima del socavón a velocidades constantes. El vehículo de prueba era un Lada equipado con llantas de chapa, y posteriormente, equipado también con llantas de aleación.
A menos de 30 km/h, con la presión adecuada en los neumáticos y sin tocar el freno, no se producen daños en las llantas o el sistema de suspensión del vehículo, que absorbe el impacto perfectamente. A velocidades superiores a los 50 km/h, la suspensión no tiene tiempo de «copiar» el bache, y la rueda flota parcialmente sobre el socavón. A velocidades de autovía, ni siquiera lo notaríamos. Esto demuestra que la zona más peligrosa se encuentra entre los 30 y los 50 km/h, provocando grandes movimientos de las ruedas y deformaciones en las llantas de chapa.
Al reducir la presión de los neumáticos por debajo de las recomendadas por el fabricante, el neumático pierde la capacidad de absorber parte del impacto, y el nivel de daños se incrementaría. El experimento se repite con llantas de aleación, más rígidas y duraderas que las llantas de chapa, aunque terminan ligeramente dobladas a velocidades de entre 30 y 50 km/h con los neumáticos inflados por debajo de su nivel recomendable.
Al frenar, la suspensión delantera se comprime, el frontal del coche se carga de peso, y perdemos casi toda la capacidad de absorción de impactos. Si lo combinamos con neumáticos inflados por debajo de la presión recomendada, no solo se pueden doblar las llantas, si no que podemos rajar nuestros neumáticos e incluso – como ocurre en el vídeo de nuestros amigos rusos – perder la alineación e incluso romper los brazos de la suspensión delantera.
Por lo tanto, en pocas palabras:
– Las llantas de aleación son mucho más resistentes que las de chapa
– La velocidad más peligrosa para pisar un socavón común es de entre 30 y 50 km/h
– Si los neumáticos no están bien inflados, dañarás más tu vehículo
– Si frenas sobre el socavón, podrás incluso dañar gravemente la suspensión del coche
Por tanto, la próxima vez que veas un socavón y no lo puedas esquivar, recuerda este artículo y este vídeo. En el mejor de los casos solo destrozaremos nuestros neumáticos.