Opinión: Sir Keir en contra de la corriente de la época

EL PAÍS

En medio de un panorama político global que parece estar dominado por la polarización, el populismo y los hiperliderazgos, el Partido Laborista de Keir Starmer ha logrado una victoria en las elecciones del Reino Unido, ofreciendo una alternativa de moderación y pragmatismo que se erige como un cortocircuito esperanzador frente al espíritu de los tiempos actuales.

El Partido Laborista, bajo el liderazgo de Starmer, ha demostrado ser una organización centrada que prioriza la disciplina fiscal, busca aumentar la productividad, mantiene una postura amigable con las empresas y adopta una línea dura en materia de inmigración. Este enfoque político, que contrasta con las tendencias hiperbólicas y histrionistas de la política contemporánea, ha llevado a Starmer a ser tachado de gris. Sin embargo, su perfil serio, solvente y reflexivo, junto a su habilidad para construir equipos, ha demostrado ser una combinación ganadora.

La victoria del Partido Laborista, a pesar de ser grande en términos de escaños, es más frágil de lo que parece. Con un 33% de los votos y una tasa de participación del 60%, la fuerza parlamentaria del partido es mucho mayor que su representación real en la población. Aún así, esta victoria representa un cambio significativo en la política británica y un golpe para el Partido Conservador, que ha perdido no solo las elecciones sino también su alma al entregarse a la polarización y el populismo.

Es importante considerar, sin embargo, que parte de esta victoria puede atribuirse más a un rechazo visceral del Partido Conservador y su desempeño que a una adhesión profunda a los valores positivos promovidos por el Partido Laborista. El desempeño del Partido Conservador, marcado por el populismo bufonesco de Boris Johnson, el libertarismo inepto de Liz Truss, y la tecnocracia torpe de Rishi Sunak, sin duda ha jugado un papel en el cambio de poder.

La victoria de Starmer proporciona una valiosa oportunidad para demostrar que una política basada en la capacidad y el pragmatismo, que evita el extremismo y el dogmatismo ideológico, puede lograr resultados mucho mejores para la clase trabajadora. El ascensor social, que ha estado históricamente bloqueado en favor de las élites, tiene la oportunidad de reactivarse bajo este nuevo liderazgo.

La victoria de Starmer se suma a otras exitosas campañas de izquierda moderada o centro liberal que han logrado derrotar a las fuerzas de derecha en todo el mundo. Las victorias de Joe Biden, Olaf Scholz, Emmanuel Macron y António Costa en los últimos años evidencian un patrón de éxito para este enfoque político. Sin embargo, estos líderes también han enfrentado un desgaste electoral significativo, lo que demuestra la necesidad de lograr éxitos notables para mantener a raya a las fuerzas populistas.

Starmer, hijo de un obrero y una enfermera, tiene ahora una oportunidad única para liderar con los estandartes de la cohesión social, la inclusión y la moderación. En este sentido, su victoria representa una oportunidad para demostrar que es posible alcanzar el éxito político sin recurrir a la polarización, el populismo o el dogmatismo ideológico. En lugar de ello, Starmer tiene la oportunidad de probar que una política basada en la capacidad, el pragmatismo y la moderación puede lograr resultados significativos y duraderos. En pocas palabras, Starmer tiene ahora la oportunidad de cambiar el espíritu de los tiempos y demostrar que la moderación puede ser una fuerza poderosa en la política contemporánea.

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