El líder del partido Reform UK, Nigel Farage, ha logrado finalmente entrar en el Parlamento de Westminster, marcando un hito en la política británica. Tras su octavo intento, Farage, junto a su pequeña armada de cuatro diputados, ha dejado su huella en la política británica. Entre los diputados se encuentran el presidente del partido, Richard Tice, y el ex vicepresidente del Partido Conservador, Lee Anderson, que ha ayudado a abrir brecha en el «muro rojo».
Farage, conocido por su populismo y su enfoque en la inmigración, ha declarado que su objetivo es ir tras los laboristas. En un discurso en su distrito costero de Clacton, al este de Inglaterra, Farage venció al conservador Giles Watling por un considerable margen de votos. A pesar de esta victoria, su ambición de consolidarse como líder de la oposición parece aún lejos de realizarse.
El líder del Reform UK ha proclamado que su entrada en el Parlamento marca «el principio del fin del Partido Conservador». A sus 60 años, Farage decidió unirse a la carrera electoral en el último momento. Apuntó a un gran vacío en el centro-derecha de la política británica, que pretende llenar con su partido. Aseguró que su próximo objetivo es atraer a los votantes laboristas.
Farage, que ha sido eurodiputado durante 20 años del nacionalista Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), es un conocido aliado del ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Farage, a quien Trump llamó cariñosamente «Mr. Brexit», se ha hecho un nombre en la política británica por su ferviente apoyo al Brexit.
Lideró su propia campaña, Leave.EU, en paralelo con el Vote Leave de Boris Johnson. Posteriormente, fundó el Partido del Brexit y jugó un papel crucial en la victoria electoral de Johnson en 2019. Sin embargo, durante la reciente campaña, Farage tuvo un enfrentamiento personal con Johnson, a quien llamó «traidor» y «el peor primer ministro de la historia».
Farage ha tenido una campaña accidentada, durante la cual fue agredido con un batido de plátano en Clacton. También tuvo que expulsar a varios candidatos por sus comentarios racistas y extremistas. Con su enfoque en la inmigración, Farage logró subir en las encuestas hasta un 17%, pisándole los talones al Partido Conservador.
Su intención en el Parlamento es ser «la chinita en el zapato» del líder laborista, Keir Starmer. Farage sostiene que el voto en estas elecciones no ha sido tanto a favor de los laboristas o de Starmer, sino más bien un voto anti-conservador.
Farage, con su discurso populista y directo, ha demostrado ser una figura divisiva en la política británica. Sin embargo, su entrada en el Parlamento es un evento significativo que podría tener repercusiones en el futuro del país. En un momento en que la derecha dura está ganando terreno en Europa, la victoria de Farage en Westminster es un indicativo de una tendencia más amplia.
El futuro del Partido Conservador, y de la política británica en general, parece incierto. Farage, con su retórica incendiaria y su enfoque en la inmigración, puede haber cambiado el curso de la política británica. Sin embargo, sólo el tiempo dirá cuál será su verdadero impacto en el Parlamento de Westminster y en la política británica en su conjunto.