El término cordón sanitario se ha convertido en un elemento esencial en el panorama político francés actual. Aunque este cordón sanitario está actualmente en un estado delicado y no todos los miembros que podrían estar implicados están presentes, su función sigue siendo vital. La incertidumbre radica en si los ciudadanos seguirán las directrices de los líderes de sus partidos políticos, en particular, aquellas que buscan evitar el ascenso de la extrema derecha al poder.
Esta semana, las fuerzas políticas de la izquierda y el centro en Francia han hecho un movimiento estratégico al retirar a más de 200 candidatos de la segunda vuelta de las elecciones legislativas, que se celebrarán este domingo. El objetivo de esta acción era concentrar el voto en candidatos de otros partidos que tienen mayores posibilidades de derrotar al favorito, el Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen (RN).
A medida que se acerca el cierre de la campaña, parece que este llamado frente republicano puede ser efectivo para evitar que la extrema derecha obtenga la mayoría absoluta y, por lo tanto, pueda formar gobierno. Los institutos de sondeos coinciden en que el RN obtendrá entre 175 y 240 escaños, lo cual está lejos de los 289 escaños necesarios para obtener la mayoría.
Sin embargo, estas cifras son meramente estimaciones y, dado que se celebran centenares de elecciones simultáneas en cada distrito, es difícil predecir el comportamiento de los votantes. Algunas encuestas, como la del instituto Ipsos, sugieren un empate técnico entre los tres bloques políticos: la izquierda, el centro de Macron y la extrema derecha.
A medida que avanza la campaña, dos conclusiones claras han surgido. En primer lugar, el RN, que fue la fuerza más votada en la primera vuelta con más de 10 millones de electores, aumentará significativamente su número de diputados en la segunda vuelta y será, por primera vez en la historia de Francia, la mayor fuerza parlamentaria. En segundo lugar, para que el partido de Le Pen obtenga la mayoría absoluta, se necesitaría una movilización inesperada de votantes del RN, una desobediencia masiva de los votantes de partidos del frente republicano y una abstención significativamente mayor que en la primera vuelta.
En palabras de Jean-Daniel Lévy, director delegado de Harris Interactive France, «Hay un avance muy fuerte del Reagrupamiento Nacional respecto a las anteriores legislativas sin que, hoy por hoy, pueda obtener una mayoría absoluta». A su juicio, la explicación radica en la existencia de lo que él llama «una nueva oferta política», es decir, el frente republicano.
En la primera vuelta, más de 300 distritos clasificaron para la segunda vuelta tres candidatos al haber superado el umbral de votos del 12,5% del censo. Las elecciones triangulares favorecían la victoria del candidato de la extrema derecha, pues dispersaban el voto en contra. Sin embargo, los duelos directos concentran el voto. Tras los abandonos de los candidatos macronistas y de la coalición de izquierdas, el número de triangulares se ha reducido drásticamente, lo que ha disminuido las posibilidades del candidato del RN de ganar, siempre que los electores sigan las indicaciones de voto del frente republicano.
Bernard Sananès, presidente del instituto Elabe, ve dos bandos claros en la fase final de estas elecciones: un frente antisistema encarnado por los lepenistas, y un frente republicano. Según Sananès, «el frente republicano parece tener más capacidad de movilización que el frente antisistema».
Estos resultados serían extraordinarios para el RN, que en las legislativas de 2022 obtuvo 89 diputados y en las de 2017, 8. En cambio, serían catastróficos para los seguidores de Macron, que han pasado de tener la mayoría absoluta hace siete años a una mayoría de 250 escaños hace dos y ahora se convertirían en la tercera fuerza.
A medida que avanza la campaña, también han surgido errores no forzados por parte del RN. Uno de ellos es la propuesta de excluir a los franceses con doble nacionalidad de cargos estratégicos de la Administración. Para muchos franceses, esta propuesta reaviva la imagen de xenofobia de la que Le Pen ha intentado alejarse desde que asumió el liderazgo del partido en 2011.
Además de esto, a medida que avanzaba la campaña, se conocían detalles de los perfiles de los candidatos, y muchos de ellos desmentían los esfuerzos de Le Pen por «desdemonizar» al partido. La prensa y los rivales políticos han minado los mensajes y trayectorias de decenas de estos desconocidos que quizá a partir de la próxima semana se sienten en la Asamblea Nacional.
A pesar de todas estas incertidumbres, una cosa es segura: independientemente del resultado final de las votaciones, este será un hito histórico para el RN. Como dice Jean-Daniel Lévy, «aunque el Reagrupamiento Nacional solo tuviese 180 diputados, que es una hipótesis muy baja, políticamente sería un terremoto».