Keir Starmer, un fiscal prudente y sin carisma

Keir Starmer, un fiscal cauteloso y sin carisma

Keir Starmer, conocido por su apodo de ‘Capitán Cautela’, ha llevado a cabo una campaña caracterizada por la precaución extrema. Esta estrategia ha llevado a especulaciones sobre lo que se puede esperar del líder laborista si asume la dirección de Downing Street. Mientras que algunos creen que podría orientarse hacia el centro-izquierda al estilo de Tony Blair, otros postulan que podría verse obligado a adoptar una actitud más radical dada la difícil herencia de 14 años de gobierno de los tories.

En lugar de prometer una batería de acciones inmediatas durante los primeros 100 días de su mandato, Starmer ha optado por una estrategia más cautelosa, centrada en la estabilidad política y económica. Esta táctica ha sido interpretada por algunos como un indicativo de su posible estilo de gobierno.

Nacido en Londres en 1962, Starmer es hijo de un fabricante de herramientas y una enfermera. En su juventud, durante sus estudios de Derecho en Oxford, tuvo una etapa trotskista y escribió para la revista Socialist Alternatives. Posteriormente, se unió a la Sociedad de Abogados Socialistas y se convirtió en un defensor de los derechos humanos y civiles durante la era Thatcher.

Durante su carrera, Starmer trabajó como voluntario en el Death Penalty Project, defendiendo a varios condenados a muerte en países del Caribe. También fue asesor de derechos humanos de la Policía de Irlanda del Norte, un cargo que le planteó el dilema entre la judicatura y la política.

A pesar de su postura radical, Starmer era conocido entre sus colegas como ‘Starmer, the charmer’ debido a sus modales encantadores. En 2008, fue nombrado fiscal general, un nombramiento que sorprendió a muchos de sus contemporáneos. Cinco años después, fue nombrado Sir.

Con 51 años, Starmer dio el salto a la política gracias a su amigo y vecino Ed Miliband. Su ascenso en el Partido Laborista se produjo de la mano de Jeremy Corbyn, con quien llegó a ser ministro a la sombra del Brexit. Durante este tiempo, defendió firmemente la permanencia en la Unión Europea y llegó a pedir un segundo referéndum.

La derrota del Partido Laborista ante el Partido Conservador de Boris Johnson en 2019 provocó un cambio de rumbo en la carrera de Starmer. Tras la destitución de Corbyn, decidió desvincularse de él y presentarse como candidato con una orientación más centrada. Una vez asumió el liderazgo del partido en 2020, llevó a cabo una purga contra el antisemitismo y la izquierda radical, hasta forzar la expulsión del propio Corbyn.

En apenas cuatro años, Starmer ha logrado enderezar el Partido Laborista y ha conseguido una ventaja de 20 puntos sobre Rishi Sunak en las encuestas. A pesar de su falta de carisma, su promesa de poner fin al «caos y el declive» de los tories ha resonado entre los votantes. Si las predicciones son correctas, este viernes Starmer aparecerá frente a la puerta negra del número 10 de Downing Street junto a su esposa, Lady Vic, madre de sus dos hijos e invisible durante la campaña.

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