El actual presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, está cada vez más bajo presión para que dé un paso al costado y deje al Partido Demócrata seleccionar y lanzar a un nuevo candidato para enfrentarse a Donald Trump. Esta presión se ha intensificado después de lo que se percibió como una debacle durante el debate electoral con el republicano.
El círculo más cercano del presidente, incluyendo a su esposa, hijo, nietos y un grupo de leales que han trabajado con él durante 50 años en algunos casos, han adoptado una actitud defensiva. Argumentan que Biden no es un candidato cualquiera, sino el actual presidente de los Estados Unidos, el ganador de las primarias, el hombre que derrotó a Trump en 2020 y el que tiene más posibilidades de hacerlo nuevamente. Aunque admiten que la imagen de Biden durante el debate no fue la mejor, atribuyen su rendimiento a un mal día, un resfriado o el cansancio debido al jetlag después de largos viajes.
Sin embargo, la creciente presión de los donantes, la prensa progresista, que ha sido crítica en su mayoría, amigos e incluso algunas voces del partido, están haciendo que Biden se replantee si debe continuar y si sigue siendo la mejor opción para detener a quien consideran una amenaza para la democracia y un potencial dictador.
Las voces críticas no se limitan a los círculos políticos internos. Un artículo publicado en el The New York Times, un periódico conocido por su tendencia liberal, y que rara vez muestra simpatía por el aspirante republicano, ha hecho sonar la alarma. No solo su Consejo Editorial ha pedido a Biden que se retire, sino que sus columnistas, algunos de los cuales son amigos personales del presidente, le piden un último servicio patriótico.
El escenario es complicado para Biden. La sabiduría convencional de la campaña sugiere que después de un desastre como el debate, el rostro del candidato debería estar en todas partes, todo el tiempo. Sin embargo, este no ha sido el caso. Biden continúa participando en eventos de campaña, pero sus apariciones en los medios han sido limitadas.
La Casa Blanca ha negado la información publicada por el periódico progresista, argumentando que si hubieran tenido más tiempo para responder, habrían dicho algo. Sin embargo, nadie en la ciudad duda del contenido del informe. Si el periódico y una cadena de noticias tan influyente como CNN se aferran a una única fuente, es probable que la persona sea muy relevante y estén seguros de que la conversación ocurrió.
Las encuestas muestran a Biden entre tres y seis puntos por debajo de Trump, y sugieren que ha perdido la confianza de muchos simpatizantes demócratas. Incluso la vicepresidenta Kamala Harris parece salir mejor parada en simulaciones de enfrentamientos directos con Trump. Con solo unas pocas semanas antes de la Convención que debe certificar al candidato, los demócratas están preocupados y el tiempo se está agotando.
Mientras tanto, Trump ha mantenido un perfil bajo, permitiendo que Biden lidie con su propio desafío. Mientras los demócratas no detengan la hemorragia interna, Trump solo necesita sentarse y esperar. En estos momentos críticos, dos minutos encendiendo la televisión pueden aclarar cómo el país percibe la situación.