El pasado miércoles, se reanudaron las conversaciones públicas entre los gobiernos de los Estados Unidos y Venezuela, un hito significativo en las relaciones bilaterales entre estas dos naciones. Este diálogo, bastante esperado, se llevó a cabo a través de una reunión virtual entre las dos delegaciones, en la que se discutieron temas de gran relevancia, especialmente en el contexto de las próximas elecciones presidenciales en Venezuela, que se celebrarán en menos de un mes.
El anuncio de estas conversaciones, hecho por el presidente venezolano, Nicolás Maduro, el lunes anterior, ha añadido una capa adicional de complejidad a un proceso electoral ya marcado por la persecución de la oposición democrática y las amenazas de inhabilitación de su candidatura. A pesar de estos desafíos, ambas delegaciones acordaron «trabajar de forma conjunta para ganar confianza y mejorar las relaciones», manteniendo abiertas las comunicaciones de manera respetuosa y constructiva.
Sin embargo, no todas las reacciones a esta reunión virtual han sido positivas. Jorge Rodríguez, jefe de la delegación chavista y hombre de confianza de Maduro, expresó su rechazo a las tergiversaciones que, según él, han publicado voceros del gobierno norteamericano sobre este diálogo. Además, en un contexto geopolítico más amplio, cabe mencionar que a tan solo 28 kilómetros de Caracas, la capital venezolana, se encuentran anclados dos buques de guerra rusos, lo que podría considerarse como una demostración de fuerza del principal aliado internacional de Maduro.
En su comunicado, Rodríguez enfatizó que «siempre responderemos con la verdad» y que el diálogo debe limitarse a lo acordado en Qatar. También subrayó la importancia de respetar los principios de autodeterminación, soberanía y reciprocidad para seguir recuperando la confianza mutua y las relaciones entre los gobiernos, a pesar de los reiterados incumplimientos del Acuerdo de Barbados, firmado entre el gobierno y la oposición con el auspicio de Noruega y de la comunidad internacional.
Recordemos que este acuerdo fue precedido por un diálogo directo entre Caracas y Washington en Doha, con la intervención de Qatar. Estas conversaciones secretas en Doha se llevaron a cabo a finales del 2023, y aunque nunca se reveló el resultado exacto de aquellos encuentros, lo acordado allí se reflejó en gran medida en los Acuerdos de Barbados.
Como resultado de este diálogo, ambos países lograron un canje de rehenes: Washington liberó a Alex Saab, el magnate colombiano presunto testaferro de Maduro, y Caracas hizo lo mismo con una docena de rehenes estadounidenses. Además, los Acuerdos de Barbados propiciaron la celebración de unas elecciones con garantías y el alivio de las sanciones energéticas contra el chavismo, medidas que, sin embargo, se paralizaron en mayo debido a los constantes incumplimientos del chavismo en materia electoral.
En resumen, la reanudación de las conversaciones entre los gobiernos de los Estados Unidos y Venezuela es un paso importante en la mejora de las relaciones bilaterales, y se espera que contribuya a crear un ambiente más propicio para la celebración de unas elecciones libres y justas en Venezuela. Sin embargo, los persistentes desafíos políticos y la presencia de buques de guerra rusos en las cercanías de Caracas subrayan la complejidad de la situación y la necesidad de mantener un diálogo respetuoso y constructivo.