En una colonia penitenciaria rural en el sureste de Ucrania, un grupo de presos se reúnen bajo el alambre de púas. Están allí para escuchar a un reclutador del ejército ucraniano que está ofreciéndoles una oportunidad de libertad condicional a cambio de unirse a la batalla contra Rusia.
«Puedes poner fin a esto y empezar una nueva vida«, es el mensaje ofertado por el reclutador, quien es un miembro de un batallón de asalto voluntario. Según él, lo principal no es la habilidad militar, sino la voluntad para defender la patria. En sus palabras, «No lo conseguirás con el 50%, tienes que dar el 100% de ti mismo, incluso el 150%».
Esta es una novedad en Ucrania, que se encuentra ampliando su reclutamiento ante la grave escasez de personal en el campo de batalla. La lucha contra la invasión rusa ha durado más de dos años y por primera vez, el país dirige sus esfuerzos de reclutamiento hacia la población penitenciaria.
Aunque Ucrania no ha proporcionado detalles sobre el número de tropas desplegadas ni sobre las bajas, los comandantes en el frente de batalla admiten abierta y honestamente que se enfrentan a problemas de falta de personal. Mientras tanto, Rusia sigue acumulando fuerzas en el este de Ucrania y avanzando hacia el oeste.
El viceministra de Justicia ucraniana, Olena Vysotska, afirmó a The Associated Press que más de 3.000 prisioneros ya han sido puestos en libertad condicional y asignados a unidades militares después de que el parlamento aprobó dicho reclutamiento en un polémico proyecto de ley de movilización.
La población carcelaria del país es de unas 42.000 personas, según las cifras proporcionadas por el gobierno a la Unión Europea. Aproximadamente 27.000 reclusos podrían ser elegibles para el nuevo programa, según estimaciones del Ministerio de Justicia. Vysotska dice que gran parte de la motivación proviene del deseo de los reclusos de regresar a casa como héroes y no de regresar de la prisión.
Ernest Volvach, de 27 años, es uno de los reclusos que quiere aceptar la oferta. Está cumpliendo una condena de dos años por robo en la colonia penitenciaria de la región ucraniana de Dnipropetrovsk. Volvach trabaja en la cocina, sirviendo comida en tazones de hojalata. Según él, es una estupidez estar allí sin hacer nada, y desde el inicio de la guerra quería «hacer algo por Ucrania» y tener la oportunidad de alistarse.
Esta decisión de reclutar prisioneros para la lucha en el campo de batalla es una medida desesperada por parte del gobierno ucraniano para enfrentar la constante presión de las fuerzas rusas. Sin embargo, también plantea preguntas sobre la ética de utilizar a los prisioneros en situaciones de combate, así como sobre la eficacia de los mismos en el campo de batalla.
Todo esto sucede en un momento en el que las tensiones entre Ucrania y Rusia están en su punto más alto, con Rusia acumulando fuerzas en la frontera y Ucrania luchando para defender su territorio. La decisión de Ucrania de reclutar a prisioneros para luchar es una medida desesperada que muestra la gravedad de la situación en el sureste de Europa.