La semana pasada, informamos que la nave Starliner, a pesar de haber realizado su vuelo a la Estación Espacial Internacional (ISS), aún no había logrado completar su misión de prueba. La tarea consistía en transportar a Barry Wilmore y Sunita Williams, dos tripulantes, a la ISS, permanecer anclada a la estación durante unos días y luego devolver a los astronautas a la Tierra.
El viaje comenzó el 5 de junio y, después de poco más de 24 horas, la nave finalmente se acopló a la estación y sus dos tripulantes pudieron ingresar. Sin embargo, durante el vuelo se detectaron dos problemas en la Starliner. El primero se relacionó con fugas de helio, cuya causa aún no ha sido identificada. Posteriormente, cerca de la fase de acoplamiento, se detectó un fallo en los impulsores, que son vitales para la aproximación de precisión. Afortunadamente, este último problema se solucionó reiniciando los sistemas, pero aún así deberá ser investigado.
Debido a esto, aunque el retorno a la Tierra estaba programado inicialmente para el 14 de junio, se decidió extender la estancia, inicialmente por un período máximo de 45 días. Esto para permitir que los técnicos e ingenieros pudieran determinar las causas de los fallos, solucionarlos en la medida de lo posible y, sobre todo, garantizar que el retorno a la Tierra es seguro para los tripulantes. Esta es una prioridad tanto para la NASA como para Boeing, el fabricante de la nave.
Después de las primeras investigaciones, la NASA realizó una conferencia de prensa en la que compartió buenas y malas noticias sobre la Starliner. Lo primero y más destacable es que las investigaciones continúan y, por lo tanto, no hay fecha prevista de regreso para Wilmore y Williams. Además, el período máximo de permanencia de la nave en la ISS se ha extendido hasta 90 días, el doble de lo inicialmente propuesto, gracias al buen rendimiento de las baterías de la nave, que se mantienen cargadas mientras está anclada en la ISS.
La mejor noticia es que los técnicos consideran que la nave es segura para emprender el regreso a la Tierra. Esto es crucial en situaciones como la que ocurrió hace unos días, cuando toda la tripulación actual de la ISS tuvo que embarcarse de emergencia en sus respectivas naves (una Crew Dragon, una Soyuz y la Starliner) para una posible evacuación de emergencia, después de que los restos de un satélite ruso recién destruido amenazaran con colisionar con la estación.
Por lo tanto, la situación actual es de espera, tanto tiempo como sea posible, con el objetivo de tratar de identificar todos los problemas y sus causas antes de que el vuelo de regreso, especialmente la fase de reentrada, pueda causar daños que dificulten dichos análisis. Sin embargo, ahora se tiene la tranquilidad de saber que, en caso de emergencia, los dos tripulantes podrán regresar de manera segura a nuestro planeta.
La misión de la Starliner, aunque llena de desafíos, representa un hito en los esfuerzos de la humanidad por explorar y aprender más sobre el espacio. Con cada problema superado, los ingenieros y científicos de la NASA y Boeing aportan conocimientos valiosos que podrían ser fundamentales para las futuras misiones espaciales.
Fuente: NASA