Oleksandr Ivanko, un militar ucraniano de 33 años, tiene un solo deseo: volver a bailar con su esposa. También sueña con conducir de nuevo y jugar con sus dos hijas de 8 y 15 años. Sin embargo, esos sueños se ven truncados por la pérdida de su pierna derecha el 15 de abril pasado. Ese día, Ivanko estaba reparando el motor de un helicóptero en una posición militar en el este de Ucrania, cuando un misil Kh-59, conocido como uno de los «demonios rusos», cayó a unos 20 metros de él y arrancó su extremidad.
A pesar de su drama, Ivanko mantiene su espíritu en alto. «He tenido muchas pesadillas, pero he aceptado la situación, tengo buena moral», cuenta desde una silla de ruedas en el Centro Superhumanos del pequeño municipio de Vinniki, en las afueras de Lviv, al oeste de Ucrania. El Centro Superhumanos es una instalación de vanguardia dedicada a la fabricación y terapia con prótesis y a la cirugía reconstructiva de militares y civiles. Ivanko es uno de los 70 pacientes que se encuentran allí, pero la lista de espera supera los dos millares.
La invasión rusa ha dejado una cantidad significativa de amputados en Ucrania. Según organizaciones locales como Pryncyp, dedicada a la defensa de los derechos de los militares, el número más modesto de amputados como consecuencia de la invasión rusa ronda los 20.000. La cifra más elevada estaría en torno a los 50.000. Enfrentar esta realidad es un reto mayúsculo: primero por la gravedad de sus heridas, después por el acceso a las prótesis, que es limitado y muy costoso, y finalmente por la dureza de la terapia y su rehabilitación psicosocial.
En el caso de los soldados, la situación se complica aún más, ya que su posible regreso al frente es un desafío, aunque no imposible. Oleksandr Ivanko, por ejemplo, quiere volver al frente. «El comandante de mi brigada me dice a diario que me está esperando», afirma.
El Centro Superhumanos nació en abril de 2023 de la mano del empresario ucranio Andrey Stavnitser, cofundador del operador portuario TIS, y con el apoyo de la fundación estadounidense Howard G. Buffett. La iniciativa buscaba atender a una cantidad tan elevada de ciudadanos mutilados en tan poco tiempo. El estado ucranio ofrece asistencia protésica a sus militares, pero no es suficiente.
La realidad de los militares amputados en Ucrania es dura. Pavlo Romanovskii, de 34 años, perdió su pierna izquierda el 22 de julio de 2023. A pesar del sufrimiento y la discapacidad, Romanovskii también tiene la intención de regresar al frente. «Lo haré por mi hija y por todos los niños de Ucrania», dice.
Oleksandr Kutsan, otro militar de 36 años que perdió ambas piernas en marzo de 2023, opta por no regresar a la batalla y colabora con el Centro Superhumanos mostrando a las visitas los retos de su nueva movilidad. A pesar de todo, Kutsan se mantiene optimista gracias a su hija, que es su principal motivación.
En resumen, la guerra ha cambiado radicalmente la vida de muchos militares ucranianos. Sin embargo, su espíritu y valentía siguen intactos. A pesar de las circunstancias difíciles, muchos de ellos aspiran a regresar al frente y continuar luchando por su país.