Las elecciones legislativas de noviembre 2022 en Estados Unidos han tenido un giro sorprendente. El Partido Demócrata ha obtenido mejores resultados de los esperados, según los informes. Tras el resultado electoral, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, realizó una conferencia de prensa en la Casa Blanca. Al ser cuestionado sobre su posible reelección, el mandatario se refirió a su esposa, quien estaba sentada a pocos pasos de él, y afirmó: “Nuestra intención es presentarnos de nuevo”.
Jill Biden, la primera dama, no solo ha sido el principal apoyo personal del presidente, sino que también se ha convertido en su asesora política más cercana. A sus 73 años, ha desempeñado un papel cada vez más importante en la campaña, destacándose en los mítines. Tras una desastrosa intervención de Biden, de 81 años, en un debate contra Donald Trump en Atlanta la semana pasada, muchos ven a Jill como la única persona capaz de persuadir al presidente para que se retire. Sin embargo, ella parece no estar dispuesta a hacerlo.
Melania Trump, la esposa de Donald Trump, no asistió al debate de la CNN. En cambio, Jill Biden sí estuvo presente. Al finalizar, ella proporcionó un apoyo moral y físico a su esposo, cuyo desempeño fue percibido como inseguro y derrotado. Las imágenes de Jill ayudando a Joe a descender el único escalón de la plataforma donde se celebraba el debate se hicieron virales.
La pareja luego asistió a una fiesta demócrata, originalmente planeada para celebrar el supuesto éxito de Biden en demostrar al mundo, y especialmente a los votantes, que está en perfectas condiciones para renovar su mandato por otros cuatro años al frente de la primera potencia del mundo. Sin embargo, las cosas no salieron como se esperaba.
En el Hotel Hyatt Regency en el centro de Atlanta, los asistentes trataban de ignorar lo que acababan de presenciar. Jill Biden tomó el micrófono junto a su esposo y preguntó: “¿No ha hecho un gran trabajo el presidente?”. Los seguidores comenzaron a corear: “¡Cuatro años más!”. Luego, Jill dirigió una pregunta a la multitud sobre Trump, a lo que la multitud respondió unánimemente con un contundente “¡Mentir!”.
Al día siguiente, Jill Biden actuó como presentadora en un mitin que el presidente dio en Raleigh, Carolina del Norte. Se presentó con un vestido oscuro que tenía la palabra “vota” escrita en blanco decenas de veces, una clara declaración de intenciones. Durante su discurso, elogió el carácter inquebrantable y la constante esperanza de su marido, a pesar de las adversidades que ha enfrentado.
Posteriormente, en un evento de recaudación de fondos en Nueva York, Jill Biden recordó el debate y afirmó que, a pesar de que Joe admitió no sentirse bien durante el debate, no permitirían que esos 90 minutos definieran su presidencia de cuatro años. Esta ha sido la postura constante de Jill Biden. Durante otro acto de recaudación de fondos en la lujosa mansión del empresario Barry Rosenstein, en East Hampton, Nueva York, Jill Biden reafirmó su mensaje: “Joe no solo es la persona adecuada para el puesto. Es la única persona para el puesto”.
Joe y Jill Biden tienen un matrimonio de 47 años. Se conocieron en marzo de 1975 gracias al hermano menor del presidente, Frank, quien había coincidido con Jill en la Universidad de Delaware. Jill estaba tramitando el divorcio de su primer esposo en ese momento. Joe ya era senador y estaba tratando de recuperarse de una tragedia familiar.
Jill Biden ha mantenido un perfil bastante bajo durante la mayor parte de la larga carrera política de su esposo. Sin embargo, durante la campaña de las elecciones presidenciales de 2020, participó activamente y ahora se ha volcado de lleno en la campaña de reelección. Más allá de la educación y los derechos de las mujeres, su papel clave es acompañar al presidente, transmitir energía en sus actos de campaña y aconsejarle en la intimidad.