El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha decidido que los presidentes gozan de una amplia inmunidad penal por los actos realizados en el ejercicio de su cargo. Esta decisión es especialmente relevante para el futuro procesal del expresidente Donald Trump. En una sentencia de gran importancia, el tribunal de mayoría conservadora otorga a Trump una amplia exención de responsabilidad, aunque no absoluta. Esta decisión ha sido celebrada por el exmandatario como un gran triunfo.
La sentencia llega en un momento crucial, a poco más de cuatro meses de las elecciones en las que Trump aspira a volver a la Casa Blanca. La decisión ha generado críticas por parte de las juezas progresistas, que afirman en su voto particular que «el presidente es ahora un rey por encima de la ley”.
El Tribunal Supremo anula los fallos de los tribunales inferiores que negaron inmunidad a Trump en relación con los intentos de alterar el resultado electoral de 2020. Según el fallo, “El presidente no goza de inmunidad por sus actos no oficiales, y no todo lo que hace el presidente es oficial. El presidente no está por encima de la ley. Pero el Congreso no puede criminalizar la conducta del presidente en el desempeño de las responsabilidades del Poder Ejecutivo según la Constitución”.
La sentencia fue aprobada con el voto a favor de los seis magistrados conservadores, incluidos los tres que nombró el propio Trump. En total, la sentencia consta de 119 páginas.
Los criterios establecidos en este fallo serán aplicados a las decisiones de los tribunales inferiores. Mientras tanto, la campaña de Trump ha enviado comunicaciones a sus seguidores en las que concluye que lo que ha logrado es la “inmunidad total”.
La decisión del Tribunal Supremo también tiene implicaciones para las comunicaciones entre Trump y su fiscal general, que se usaban como prueba de los intentos de Trump de alterar el resultado electoral de 2020. Estas comunicaciones ahora se consideran actos oficiales y se presume que son inmunes, lo que debilita la acusación.
El caso ahora se remite a la jueza federal que lo instruye. Esta deberá decidir qué fueron actos oficiales y qué no. El Tribunal Supremo también ha dejado claro que, siempre que el presidente actúe de una manera que “no exceda de forma manifiesta o palpable [su] autoridad”, está llevando a cabo una acción oficial, lo que dificulta su persecución.
Las juezas progresistas han criticado duramente la decisión de la mayoría conservadora. En su voto particular, afirman que “la decisión de hoy de conceder inmunidad penal a los expresidentes remodela la institución de la Presidencia. Se burla del principio, fundamental para nuestra Constitución y sistema de Gobierno, de que nadie está por encima de la ley”.
El caso que ha llegado al Supremo es el de Washington, en el que el fiscal acusó a Trump de cuatro presuntos delitos por tratar de alterar los resultados de las elecciones presidenciales de 2020.
Si Trump gana las elecciones del próximo 5 de noviembre, podría ordenar que se abandone la acusación en los delitos federales e incluso concederse un perdón a sí mismo.
Mientras este caso se tramitaba en el Tribunal Supremo, Trump se ha convertido en el primer expresidente de Estados Unidos declarado culpable en un juicio penal. Está a la espera de la condena que se dictará el 11 de julio, después de que un jurado popular le encontrase culpable de 34 delitos de falsificación de cheques, facturas y registros contables.
Este caso histórico puede definir los contornos del poder presidencial para el futuro. Ningún presidente ni expresidente ha sido imputado antes de Trump, por lo que el Tribunal Supremo nunca se había pronunciado sobre esta cuestión.
El año judicial del Tribunal Supremo ha estado marcado por los casos relacionados con el expresidente. Además de la sentencia sobre la inmunidad y la del pasado viernes sobre el delito de obstrucción de un procedimiento oficial, ha habido otros casos que le han tocado tangencialmente. La decisión sobre si podía ser excluido de las papeletas por haber incitado el asalto al Capitolio concluyó por unanimidad que sí podía presentarse a las primarias y, por extensión, a las presidenciales.
Tanto la juez federal que instruye el caso como el Tribunal de Apelaciones ante el que recurrió inicialmente Trump, rechazaron su inmunidad. El Tribunal de Apelaciones también rechazó la inmunidad con el voto unánime de las tres juezas.